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Tiempo de penurias

Publicado por: Claudio Nuñez | domingo 27 de febrero de 2022 | Publicado a las: 10:31

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“¿Qué hacer? ¿Cómo hacer? Incorporarnos, y ser parte de la solucionática. Ponernos en movimiento, aguzar el oído y la vista, estar atentos a las necesidades del prójimo, quien en circunstancias como esta se nota un tanto silencioso, cabizbajo, nervioso, alicaído”.

Escribe: Raúl Caamaño Matamala, Profesor Universidad Católica de Temuco.

¿Qué sabemos de la palabra “penuria”? Se emplea como un sustantivo, que proviene del latín penuria, y en su única acepción en el diccionario de la lengua española significa, “escasez, falta de las cosas más precisas o de alguna de ellas”.

De lo conceptual hace tiempo queríamos hacernos los cuchos, pero en lo vivencial ya está a la vista, no podremos hacerle el quite. Unos ya describen este estado de escasez, como economía de penurias o situación de penuria.

La pandemia de la covid-19 ha dejado al descubierto la falta de dinero, la falta de trabajo, la falta de oportunidades, y… la falta de sensibilidad. Y me detengo en este factor, aunque duela, pues en este caso, el déficit comienza en nosotros mismos, al vivir muchos de un modo reconcentrado, solo atendiendo nuestras necesidades y no visibilizando las necesidades del otro. El prójimo nos parece tan lejano, que es alguien que está muuuuy distante, en las poblaciones, en los campamentos. Y no es así, siempre está a nuestro lado, en nuestra casa, en nuestra oficina, cerca, muy cerca.

Pero no me quedaré en la problemática.

Haré un ejercicio lingüístico somero. Comenzaré con el verbo partir. Tiene varias acepciones, pero me centraré en dos. La primera posible, arrancar, iniciar, irse; la segunda posible, dividir, porcionar, prorratear, en suma, repartir o distribuir algo entre varios. Tomaré esta última acepción del verbo partir, y que de él derivan significados afines, hermanos, solidarios, como compartir, departir, repartir, impartir, que son buenas acciones, son invitaciones a abandonar el yo, el ego; son buenas invitaciones a extenderse en el prójimo, en el tú, y construir un nosotros dual si no plural.

Y a la escasez, a la falta de lo esencial, es muy probable que se sume el desánimo, el agobio, la desesperanza, el abatimiento.

¿Qué hacer? ¿Cómo hacer? Incorporarnos, y ser parte de la solucionática. Ponernos en movimiento, aguzar el oído y la vista, estar atentos a las necesidades del prójimo, quien en circunstancias como esta se nota un tanto silencioso, cabizbajo, nervioso, alicaído. Todas, expresiones de estado de ánimo que no desearíamos, no querríamos en nosotros. ¿Qué hacer? Hacerles compañía, escucharlos, ayudarlos, y atender solidariamente sus necesidades urgentes.

Es tiempo de penurias, señoras y señores.


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