Publicado por: Claudio Nuñez | domingo 9 de octubre de 2022 | Publicado a las: 08:59
Escribe: Jorge Aguirre, consultor en Inseguridad. Criminalista-Criminólogo
La capacidad de asombro desde hace tiempo fue sobrepasada, ya poco impresiona y el factor sorpresa es a todo evento, cuando ocurren hechos que siendo a lo menos reprochables hasta constitutivos de delitos, se traducen en tratamientos especiales, de los cuales la mayoría de los ciudadanos no pueden disfrutar.
Durante años, uno de los flagelos que afectan a la denominada macro zona sur de Chile, esto es las regiones Bio Bio sur, La Araucanía y Los Ríos, es el emblemático delito de robo de madera.
En este sentido, la industria maderera que factura anualmente unos cien millones de dólares y fracción, ha sido el blanco permanente de diversas tipologías y modalidades delictivas, independientes del tema de la tenencia de la tierra, que nunca han considerado aquellos amigos de lo ajeno, que talan de forma ilegal o sustraen trozos y troncos acopiados en diferentes predios, con la finalidad de obtener dinero fácilmente.
Por décadas, la forestación de predios independiente de su topografía experimentó un crecimiento exponencial, sin límites, constituyendo en esta parte del país, un símil a menor escala, como lo es la minería en el norte.
La salvedad, esta dada por el aprovechamiento del recurso, que es renovable, que además se aprovecha toda la mata arbórea y con diferentes fines.
Para muchos, escuchar las expresiones metro de ruma, plan de manejo, guía de libre tránsito, volteo, pinocho, euca o nativo, no significan nada, pero para el sureño lo ha sido casi todo, especialmente como fuente de ingresos.
Como también, el escenario que se vive, ha endosado la problemática forestal a discutibles maniobras de obtención de la tierra y surgido corrientes de reivindicación de predios, hijuelas y campos, pero en realidad subyace el tema de la madera de forma transversal, de tal forma que algunos no esperan el crecimiento adecuado de las matas y menos respetan el raleo, la idea es cortar o cosechar rápido para “hacer lucas” a decir de muchos, es mas les gustan los predios donde otros plantaron con antelación.
Es aquí donde surge, lo que se denominó como la mafia de la madera, dándole un tratamiento informal de organización criminal pero que las respectivas autoridades a través del tiempo, no quisieron reconocer.
Al pasar del tiempo, denuncias, querellas, detenciones, incautaciones, lesionados, incendios, ataques y muertos tiñeron los verdes bosques de un crisol de colores dependiendo de la visión del observador y sus niveles de interés o participación en el conflicto.
Tal fue el problema, que surgieron los cobradores de peajes, los informantes de acopio de madera, los aserraderos clandestinos, lo choferes de camiones fantasmas sin placas patentes, los guardabosques infieles que servían al mejor postor, los motosierristas de tiempo libre y hasta los compradores de su propia madera robada, es decir las empresas forestales, con tal de no seguir en el conflicto sin retorno.
La excusa en tránsito, fue siempre que no había una tipificación acorde al tipo especifico de delito en el código penal chileno, respecto de la sustracción de madera, por lo tanto, debia legislarse al respecto.
Tanto fue el cántaro al agua y habida consideración del inevitable aumento de delitos en este rubro con complejas consecuencias, que se formó una comisión investigadora en la cámara de diputados, para luego legislar y diseñar una ley que modificara el código penal y código procesal penal al respecto.
Así, nace la Ley Nro. 21.488 que tipifica el delito de sustracción de madera y otros relacionados, y habilita el uso de técnicas especiales de investigación para su persecución, siendo promulgada el 20 de septiembre de 2022, por la vice presidenta de la republica doña Carolina Toha Morales, a Manuel Monsalve Benavides como ministro del interior y seguridad publica subrogante y Marcela Ríos Tobar como ministra de justicia y derechos humanos.
La felicidad de dos diputados en ejercicio y seis ex diputados, que en su momento generaron la moción, era inexpresable, puesto que, por fin, se cumplía su sueño de dotar de herramientas que ayudaran a la eficacia del estado de derecho para reducir a lo menos este tipo de delitos y castigar con penas privativas de libertad a los autores de los mismos.
Al entrar en vigencia la referida ley, solo restaba esperar quienes serian los primeros detenidos y verificar el cumplimiento y actuación de del “sistema”, para que no existiera ninguna excusa y no se cumpliera con el antiguo axioma, “hecha la ley, hecha la trampa”. Que los propios abogados siempre recitan.
Quienes ejercen el poder comprador de madera, los que manejan los centros de acopio, los camioneros que se prestan para el movimiento y sus escoltas, al parecer no se enteraron de la nueva ley o lisa y llanamente esperaban que la ambición los ayudara.
Pasaron algunos días, y saltó la liebre, en la provincia de Arauco, donde la victima siendo la persona jurídica de forestal Arauco, sufrió el robo de madera y por lo tanto comenzó a funcionar el sistema como se esperaba, siendo Carabineros de Curanilahue quienes practicaron el control y detención en forma flagrante de tres personas, que conforme a la nueva ley, en el sitio del suceso ubicado en la ruta 160, eran infractores y correspondía el comiso de camiones y madera. Maxime, que portaban guías de transito del año 2014 e ideológicamente falsas, respecto del predio en cuestión.
En este procedimiento, todo apunta a que un sujeto apodado “el mentolato”, que cumplía el rol de seguridad ilegal de la caravana y jefe de los mismos, se dio el lujo de amenazar de muerte a fiscalizadores y Carabineros, haciendo jactancia de su poder e impunidad previa en casos anteriores, ya que, teniendo antecedentes policiales por otros delitos, no había sido condenado.
Algo olía mal en el ambiente, pero aparentemente no tanto, total la nueva ley, facultaba medidas especiales y era lapidaria para este delito. A decir de los legisladores.
Sin embargo, nadie contaba con la interpretación de la norma y las peticiones de la Fiscalía Local de Curanilahue, puesto que, en la audiencia de control de la detención, la magistrada decretó la libertad de los detenidos, dejándolos solo con firma quincenal, orden de arraigo y no acercarse al predio donde sustrajeron la madera, una medida asociada a las pautas culturales de país de primer orden.
De nada sirvió el pataleo del abogado de la delegación presidencial del Bio Bio ni de la querellante Forestal Arauco, total la judicatura señaló que entendía lo dicho por el fiscal en los términos de que era una acción de baja intensidad y que daba un plazo de 5 meses de investigación.
Ante esto, nada mas que alegar, nadie entiende nada, seguimos de la misma forma, sin que se pueda demostrar la legitima tenencia de madera o trozos o rollizos, total para estos efectos, son solo “palos mas o palos menos”, esa es la cuestión.