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Opinión

Contaminación intradomiciliaria y sus riesgos

Publicado por: Claudio Nuñez | domingo 6 de agosto de 2023 | Publicado a las: 11:45

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Escribe: Sara Contreras, Directora de Enfermería, Universidad Andrés Bello, Concepción

Una cuarta parte de la carga mundial de morbilidad, y una tercera parte en los países en desarrollo, se podría reducir mediante intervenciones y estrategias de salud ambiental y ocupacional. Tendemos a pensar que esto no nos afecta directamente, no en la calidez de nuestro hogar, donde nos sentimos seguros y libres de contaminación. Sin embargo, cada invierno volvemos a escuchar que las infecciones respiratorias son la patología que más produce hospitalizaciones en el país y estas se asocian con la contaminación del aire, uso de combustibles sólidos (leña) en el hogar y el tabaco en el ambiente domiciliario; siendo responsables del 42% de las infecciones respiratorias bajas.

En la zona sur de nuestro país tenemos un problema de calidad de aire debido al uso masivo a nivel residencial de estufas y cocinas que utilizan leña como combustible, a pesar de las medidas restrictivas y del apoyo estatal al cambio de combustible en la calefacción domiciliaria. El uso de leña para calefacción obedece a factores económicos y a arraigo cultural, usando aparatos poco eficientes en la combustión (braseros, salamandras), lo que aumenta la presencia de material particulado dentro del hogar y con ello el riesgo de aparición de enfermedades respiratorias y otras, producto de la combustión.

Ya en un estudio realizado en 2006 por la SEREMI de Salud de la Araucanía, respecto de los efectos de la contaminación intradomiciliaria, una de cada tres personas presentó cuadro respiratorio durante el periodo de medición, y que todos los crónicos que habitaban casas donde se usaba brasero, presentaron cuadros agudos respiratorios.

Si consideramos las bajas temperaturas de la estación, las personas tienden a permanecer dentro del hogar sin ventilar adecuadamente, aumentando la exposición al material particulado y a otros como bacterias, hongos, virus y mohos, los que se depositan en los ductos de ventilación, sistemas de calefacción y en el aire acondicionado de nuestros espacios de trabajo también. Y nuestros edificios de oficinas albergan agentes contaminantes, alérgenos biológicos a los que estamos expuestos todos los días.

Otra de las sustancias nocivas para el organismo es el dióxido de azufre (SO2), gas que reduce la capacidad pulmonar especialmente a niños y adultos mayores y personas con enfermedades crónicas como EPOC; también propicia infecciones respiratorias, especialmente de tipo viral por la irritación de la vía aérea.

¿Qué debemos hacer para que esta contaminación de espacios cerrados disminuya? Si tiene una estufa a parafina o de gas catalítica, préndela sólo por unas horas. No la apague dentro de la casa y tenga siempre una ventana semi abierta para ventilar. Ventile diariamente las habitaciones, recordando que la calidad del aire en el domicilio siempre va a ser peor que en el exterior. Es importante también mantener en buen estado la cocina, calefón y estufas y airear la cocina mientras prepara alimentos que produzcan vapor.

Evite los ambientes con humo de cigarrillo. No fume al interior de habitaciones sin ventilación ni en presencia de niños, embarazadas o ancianos. Para el aseo, utilice un paño húmedo y no levante polvo al barrer. No dejar nunca encendidas las estufas de combustión interna en las noches

Por último, privilegie el consumo de alimentos que contengan zinc y vitamina C, que encontramos en alimentos proteicos como pescado, pollo y carnes rojas, frutas y verduras como kiwi, limón, naranja y berries; para fortalecer el sistema inmune.

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