Publicado por: Claudio Nuñez | domingo 19 de diciembre de 2021 | Publicado a las: 09:58
“Por fin terminaron los debates entre presidenciables, donde las espadas y cuchillos mal afilados, causaban lesiones minuto a minuto en el coliseo comunicacional, y en la arena, no había sangre, sino que masa encefálica y neuronas comprimidas que, observadas por el venerable público, cada rato se desilusionaba más”.
Escribe: Jorge A. Aguirre Hrepic, Profesor de Estado, Consultor en Inseguridad, Criminalista-Criminólogo.
El tiempo pasa inexorablemente, qué duda cabe y como reza en el léxico popular, el paso del tiempo está asociada a múltiples aseveraciones, tales como: el tiempo lo cura todo, aunque pase el tiempo no hay deuda que no se pague, tiempo que pasa es la verdad que huye, dale tiempo al tiempo, etc.
Lo importante de una u otra forma, es que no tenemos control del tiempo, por el contrario, es algo que no podemos recuperar. Ahora bien, el tiempo nos impone una cláusula de vida, y consiste en que los plazos de toda índole se deben cumplir, aunque no se señale de qué forma.
Aquí es donde llegamos a la más compleja encrucijada de estos últimos años, la oferta de todo tipo de bienes, insumos y elementos concretos y abstractos, se termina el día domingo 19 de diciembre de 2021, alrededor de las 18 horas de Chile.
En breves días, se cumple un esperado plazo, pero que cuesta asumir, porque el resultado representa todo tipo de dudas, temores, especulaciones y que más allá de los resultados que pudiera haber, la única certeza visible es la polarización entre familias, sobre lo que le depara a Chile.
Bajo la teoría de que nada puede ser tan malo y que no hay mal que dure 100 años ni tonto que lo aguante, lo cierto es que hace tiempo, por periodos de 4 años, estamos a la expectativa de que la fe y esperanza sea dadivosa con los chilenos, en el sentido de que salga quien salga de presidente, sea lo menos malo para todos. Así de simple.
En este sentido, todos hemos sido testigos de los “ofertones” de cada candidato, quienes, sin reparar en adjetivos, tiran toda la carne a la parrilla, -para como es natural captar el máximo de votos- y así lograr el sillón presidencial.
Da lo mismo si es buena o mala práctica, ya que es parte del ejercicio democrático al cual nos sometemos cada cierto tiempo para elegir a nuestras autoridades, pero lo que debilita todo es que el pueblo soberano no está dispuesto a concurrir a votar, porque se perdió la confianza, la credibilidad y la vergüenza. Mal de muchos, consuelo de tontos.
Aquí revienta todo, cuando la expresión más escuchada es; “independiente de quien salga presidente, debo seguir trabajando igual”, ya que los mismos que ayer fueron enemigos ahora son aliados, y sigue la silla musical.
Esta verdad del porte de una catedral, templo o mezquita, no debiera amilanar a nadie, pero si ocurre, ya que la profesión de político, y sobre todo la especialidad de “operador”, es la que ha dañado el sistema en general.
No interesa la meritocracia para nada, y en el ámbito que sea, lo que importa es mantener el equilibrio de poder, justo para rellenar espacios.
Entonces, surgen cientos de preguntas para las que no hay respuestas razonables, hay cosas que no calzan, y en pleno siglo XXI, donde la información casi instantánea debería resolver los cuestionamientos, pero el blindaje político puede más.
El mejor ejemplo, fue leer, estudiar, analizar y tratar de comprender, los sendos programas de gobierno, luego sus modificaciones, maquillajes y cambios de conceptos, definiciones, ideas y ofertas, que son muy difícil de implementar. Porque todo tiene un costo asociado.
Los números y cifras fueron una vez más las vedettes de las campañas, el más nombrado fue el Sr. PIB (Producto Interno Bruto), seguidos por las Sras. AFP e Isapres, con salud, sueldo mínimo, pensiones dignas, es decir lo mismo de siempre, que, no habiendo sido resuelto antes, por aquellos que tuvieron todo el poder, ahora y en poco tiempo, señalan que lo solucionaran.
Hay que decirlo, en estos ofertones aparecieron, soluciones a tema migraciones, vivienda, drogas, seguridad, delincuencia, narcotráfico, dignidad, igualdad, respeto a todos, todas y todes.
El camaleón trabajo como nunca para lograr convencer, las sorpresas electorales se comieron a los mejores analistas, las encuestas tiritaron como nunca, los medios de comunicación muchas veces perdieron el norte, pelearon padres contra hijos, por el fantasma del pasado y aquellos que, desde su pieza desordenada y pasados en edad, creen que las redes sociales construyen edificios y casas. Notándose como nunca la deconstrucción de una sociedad que no se encuentra en casi nada, porque hasta el fútbol mutó.
Por fin terminaron los debates entre presidenciables, donde las espadas y cuchillos mal afilados, causaban lesiones minuto a minuto en el coliseo comunicacional, y en la arena, no había sangre, sino que masa encefálica y neuronas comprimidas que, observadas por el venerable público, cada rato se desilusionaba más.
En síntesis, el ataque personal, sobre familiares ascendientes, creencias, disposiciones sexuales, acercamiento o alejamiento con las minorías reinantes, nuevas formas de matrimonio, adopciones, leyes votadas o rechazadas, en fin, muy poco se habló del futuro real.
De los problemas estratégicos que se vienen para el país nada, siempre fue más de lo mismo y las descalificaciones a todo ritmo, fueron la música permanente.
Para qué vamos a decir de la emblemática región de La Araucanía y la macro zona sur, la ambigüedad marcó la pauta, ósea tendremos conflicto para rato, pero de seguro se enfrentaran de diferente manera. Por eso, esta región hablará fuerte y claro el domingo.
Es aquí donde debe existir la claridad de que no hay ofertón que valga, si no se puede cumplir con lo más mínimo y básico. Deben realizarse cambios sustanciales y serios.
Al respecto ¿que proponen ambos candidatos?
La verdad, para solucionar o aproximarse al tema, nada.
Seguiremos con los patrullajes militares y estado de excepción que la propia población reconoce como esto es mejor que nada.
En este medio, Tiempo21, hace 5 años, propusimos una forma de aproximarse técnicamente al tema, cuando existían las intendencias y ahora delegaciones, debiéndose crear una Seremi de Informaciones, Seguridad y Orden público (ISO), que bajo una dirección técnica y no política partidista, asumiera el control en la propia región de todo lo concerniente a estas materias e integradas por todas las fuerzas y servicios descritos en esa oportunidad, para enfrentar la problemática de forma clara y objetiva, sin generar concesiones dañinas.
Esta entidad deber estar enfocada en el núcleo del problema y abordar soluciones de todo tipo, sin pretender dividendos políticos pequeños ni egoístas. Se debe buscar la solución o parte de ella, ya.
Este domingo 19, no solo votamos el natural cambio presidencial, sino que, elegimos que queremos vivir en este corto plazo, pero que será el inicio de otros tiempos, y no se podrá llorar sobre la leche derramada, para ello, en esta campaña, no hubo OFERTON.