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El diálogo, como herramienta de solución o solo meras expectativas

Publicado por: Claudio Nuñez | domingo 13 de febrero de 2022 | Publicado a las: 10:49

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“El mejor ejemplo fueron los diálogos entre Ricardo Lagos y Pablo Longueira para alcanzar acuerdos políticos de difícil resolución, y con la bandera de que estaban en la misma línea, generaron un posicionamiento especial dentro de la clase política, con mucha difusión periodística y los resultados a corto plazo fueron buenos, pero en definitiva pavimentaron el camino a una debacle que se está viviendo ahora. Faltó la visión de largo plazo en esos acuerdos”.

Escribe: Jorge A. Aguirre Hrepic, Profesor de Estado, Consultor en Inseguridad, Criminalista- Criminólogo.

La comunicación entre los seres humanos, desde siempre ha sido un problema y una solución, qué duda cabe, hablando se entiende la gente.

El tema de fondo, es la capacidad de mantener un acuerdo basado en un diálogo y es aquí donde el factor humano juega permanentemente a interpretar las palabras, los dichos, los resultados de los acuerdos y surge la antigua sentencia; “las palabras se las lleva el viento”.

No queda otra que recurrir para comprender al concepto universal de “diálogo”, que no es más que la conversación entre dos o más personas, que alternadamente manifiestas sus ideas o intereses.

Esta vez dejaremos los diálogos de Platón o Cicerón, como parte de la obra literaria, que en estos tiempos están tan alejados de la realidad cultural de los pueblos, especialmente los nuestros.

En síntesis, el diálogo es una forma de comunicación verbal o escrita en la que se comunican o relacionan las personas en un intercambio de información, alternándose el papel de emisor y receptor, de un mensaje o contenido.

El diálogo es de preferencia oral y sirve para muchas acciones, lo que pasa es que en la actualidad está desprestigiado por el mal uso que se le ha dado, sobre todo a la hora de mantener los acuerdos previos sostenidos en una conversación.

La otra arista del diálogo, es que se mimetiza como una maniobra de distracción para demostrar que existen acuerdos y convergencias en las opiniones, con la finalidad de alcanzar objetivos y metas más ambiciosas y con otros fines, conforme a los verdaderos intereses de los dialogantes.

El mejor ejemplo fueron los diálogos entre Ricardo Lagos y Pablo Longueira para alcanzar acuerdos políticos de difícil resolución, y con la bandera de que estaban en la misma línea, generaron un posicionamiento especial dentro de la clase política, con mucha difusión periodística y los resultados a corto plazo fueron buenos, pero en definitiva pavimentaron el camino a una debacle que se está viviendo ahora. Faltó la visión de largo plazo en esos acuerdos.

Si bien el diálogo es la antítesis a la acción de fuerza, no hay que perder de vista que cuando se pierde el primero, probablemente ingresa a la arena el segundo, ya que a la fractura del diálogo social, viene el curandero del “desorden” y este es sin control.

De ahí, que el presidente electo y hoy en ejercicio informal desde la sombra que da un quiosco de una esquina, ha dicho que buscará el diálogo para solucionar todos los problemas, desde el teatro “Araucanía” hasta las migraciones, dos grandes fenómenos, mal dimensionados y donde el diálogo no es que esté ausente, sino que, los interlocutores no han sido son los adecuados, como se ve, en los resultados parciales, por ahora.

Por eso existe el “diálogo de sordos”, que en la práctica no es peyorativo, sino que es una conversación en la que los interlocutores no se prestan atención para nada y si lo hacen, no se materializan en resultados coherentes, por el contrario, se potencian a la inversa, generando más problemas, por lo menos para una de las partes en conflicto.

Si la parte afectada, persiste en este diálogo de sordos. El conflicto crece exponencialmente, sin medida ni control, incluso por parte del que generó el problema. Es cosa de ver los desórdenes del 18 de octubre de 2019, los delitos de todo tipo, las migraciones planificadas hoy descontroladas y las entregas de aportes económicos a las comunidades violentas por sobre las pacificas.

Aquellos que se presentan como dialogantes profesionales, que son políticos, activistas, agitadores, operadores políticos, dirigentes de todo tipo e incluso seudo lideres étnicos, en definitiva, lo único que demuestran querer es llevar agua a su molino, sin tener la más mínima empatía por el prójimo, como si fueran verdaderos psicópatas del diálogo.

Consecuente con lo anterior, hay que establecer entonces que falla en este diálogo, porque no se desarrolla adecuadamente y lo más probable es que nunca haya habido verdadero diálogo, sino que solo intenciones mediáticas en demostrar que algo se hace y cuál es la postura externa, no fines políticos electorales. 

Cuando el presidente electo, dice que va a dialogar con la CAM (Coordinadora Arauco Malleco), parece una excelente idea, pero cómo y con quién lo va a realizar, si el líder más visible un día dice una cosa, otro día una diferente y suma y sigue. Además, es incierto si las bases acataran los acuerdos.

Después que pasa con otros movimientos o grupos terroristas, no afines a la CAM, con otras ideas y formas de concretar la lucha armada y violenta que tanto se niega y esconde bajo eufemismos como violencia rural, hechos aislados, injusticia en el trabajo de la tierra, etc.

La confianza puesta en el futuro subsecretario del interior por sus lazos con antiguos políticos que detentaron el poder anteriormente y sus relaciones con comunidades violentas, no son garantía de solución ni, aunque sea doctor en diálogo, ya que se ha demostrado que la resolución no va por ese camino, ya no, se estiró demasiado el elástico de las burdas negociaciones, y cuando un perro come huevo, sigue haciéndolo, dicho campesino muy asociado a la realidad.

Estas últimas horas los dialogantes del norte permitieron el homicidio de un camionero en Antofagasta precisamente porque no quisieron conversar y se limitaron a matar, lo que acostumbran a hacer para solucionar sus conflictos en otras latitudes.

Los dialogantes en La Araucanía, quemaron una casa de la familia Paulsen a la que pertenece el propio presidente de la Cámara de Diputados y seguidamente quemaron todas las maquinarias de la familia Seco, en el sector Allipén, comuna de Freire.

La agravante, es que estamos en estado de excepción constitucional, escenario donde el diálogo ya no sirve, como se puede ver.

El diálogo tampoco ha servido a la hora de bajar los índices de contagio del virus covid 19, tampoco ha servido para controlar las inentendibles iniciativas de los constituyentes que quieren desarmar todo y crear nada, ya que en mal uso del tiempo y de mala forma, pretenden construir un estado utópico alejado de la realidad chilena, muy alejado.

La ignorancia de la mayoría de la gente, ha permitido un seudo diálogo, que transita por una carretera insegura y a exceso de velocidad, sin control del móvil, de ahí lo inminente del accidente social con volcamiento incluido más lesionados y muertos, ya que será una colisión de alta energía y múltiple. El tema es quien llegará a recoger los efectos de aquello.

Con todo, se vienen horas difíciles, muy complejas, pero el diálogo debe ser más claro que nunca, y para ello en el poco tiempo que queda, este gobierno ya no tiene interlocutores, por lo que es necesario solicitar al nuevo gobierno que procure convocar a buenos dialogantes y desearles éxito, Chile lo necesita, más allá de la acuarela política.

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