Publicado por: Claudio Nuñez | domingo 18 de julio de 2021 | Publicado a las: 11:35
No haréis injusticia en el juicio, ni en la medida de longitud, ni en la de peso, ni en la de capacidad. Tendréis balanzas justas, pesas justas, un efa justo y un hin justo. Yo, Jehová, vuestro Dios, que os saqué de la tierra de Egipto. Levítico 19: 35, 36
Medir con medida justa y pesar en balanza justa denota la forma como tratamos a nuestros semejantes. Dios espera una estricta relación de honestidad, no abusando del inocente ni de la ignorancia del prójimo.
“Se me mostró que es en esto donde muchos no soportan la prueba. Desarrollan su verdadero carácter en el manejo de las preocupaciones temporales. Son infieles, maquinadores y deshonestos en su trato con sus semejantes. No consideran que su derecho a la vida futura e inmortal depende de cómo se conducen en los asuntos de la presente, y que la más estricta integridad es indispensable para la formación de un carácter justo…” (1JT 509-10).
Esto tiene que ver con todo nuestro trato con los demás, trato que va más allá de las transacciones comerciales. Lo importante en esto es la honestidad en el trato con nuestros semejantes, y esto va más allá de las pesas y balanzas. Cuando la justicia de Cristo nos cubre y su gracia nos obliga y su amor nos constriñe, entonces no podemos sino tratar honestamente a nuestros semejantes. Jesús enseñó que debiéramos medir y tratar a los demás con la misma vara que nos medimos. Esto, sin embargo, es lo mínimo que deberíamos aplicar en nuestro trato con los demás. Nuestras relaciones mutuas deberían llevarnos a tratar a los demás mejor de lo que desearíamos ser tratados. ¿No es esto lo que Jesús quiso decir cuando habló de «poner la otra mejilla» y de ir dos millas en vez de una, o de dejar la capa y la túnica?
Juzgar el carácter de otros con más severidad que el propio es medir con pesa falsa. Esperar bondades de otros sin estar dispuesto a ser más bondadoso es pesar con pesa falsa. ¡Hay tantas cosas que afectan las relaciones interpersonales en las que podemos valorar al prójimo comparativamente sin darnos cuenta que estamos juzgando y pesando con pesas falsas! Por esto el Señor nos enseñó el mejor camino cuando nos dijo que lo mejor es no juzgar.
En todas nuestras relaciones con los demás, si tenemos que opinar, usemos pesas correctas. (Pr. Israel Leito).