El Covid-19, obligó no solo, a que desde mediados del mes de marzo miles de empresas cerraran sus puertas, sino también, a que muchas suspendieran o finiquitaran a un considerable número de trabajadores, muchos pertenecientes a la clase media chilena y quienes hoy se ven con los bolsillos “pelados”, un hecho que no da otra opción que “endeudarse”.

Leo Fuentes Belmar, presidente Regional del Partido Radical.

Frente a un abismo. Así nos sentimos hoy y probablemente por un largo e incierto tiempo. No sabemos si es el miedo a la realidad tan caótica por la que estamos pasando, o simplemente es la necesidad y el sentido de sobrevivencia que ya se empieza a gestar en las diferentes familias chilenas.

Inédita puede ser la palabra que mejor describe la existencia de un virus que hoy vive y condiciona al ser humano. Una amenaza a la que muchos pensaban tener controlada y la que hoy se multiplica aceleradamente en nuestro país, un territorio que ya muestra gravemente los estragos del coronavirus, sobre todo, cuando los hechos apuntan a una línea directa que marca a la pobreza.

El Covid-19, obligó no solo, a que desde mediados del mes de marzo miles de empresas cerraran sus puertas, sino también, a que muchas suspendieran o finiquitaran a un considerable número de trabajadores, muchos pertenecientes a la clase media chilena y quienes hoy se ven con los bolsillos “pelados”, un hecho que no da otra opción que “endeudarse”.

Un panorama “complejo” es lo que se viene, pues cerca del 70% de los chilenos están sobreendeudados. Este contexto marca la pauta en medio de protestas y huelgas de hambre que empiezan a ser eco en diversas partes de nuestro país, dando cabida a cuestionar ¿está la clase media asfixiada y frente a un abandono por parte de las autoridades?

Si bien la escena empeora en 40% de las familias consideradas más vulnerables, no menos cierto es que, no son el único sector en riesgo, porque ¿qué pasa con el 60% restante que no califica en esta clase? Aquí la convicción que tenemos es que muchos hogares se encuentran en el límite para caer en la pobreza.

Esto nos indica que la clase media se encuentra desprotegida, porque simplemente tiene lo justo para sobrellevar lo que se viene. La angustia no se refleja solamente en el virus, sí hay temor, sí hay conciencia, nadie busca ni quiere contagiarse y morir, pero tampoco desea caer en la pobreza o peor aún “morir de hambre”.

Con esta triste, penosa y real mirada podemos calificar la acción del Gobierno como insuficiente, porque simplemente se empeña en direccionar los aportes sociales a un solo sector, cuando debería gobernar para todos y más en este tiempo trágico de pandemia en donde los chilenos estamos asfixiados al no tener un horizonte claro.