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Opinión: Veritas, Mendacium Y Confusione (verdad, mentiras y confusión)

Publicado por: Claudio Nuñez | lunes 14 de enero de 2019 | Publicado a las: 09:03

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Los detalles en cuestión son: si Victoriano informó o no al ministro sobre que la víctima no portaba armas, si hubo enfrentamiento o no, así de simple. Ambos declararon en la Fiscalía y como es secreta la causa no puede saberse que declararon y si alguien filtró algo, eso es delito. 

“En esencia, el problema es grave, ya que, en materia de orden, seguridad e investigación en Chile, tenemos una condición “33-33-33”, esto significa que tenemos a un ministro del Interior acompañado de un subsecretario, que hace tiempo se creen policías y han intervenido las unidades operativas tratando de evaluar lo que no conocen, ni ellos ni sus asesores. Esto es un 33%. 

Tenemos un Ministerio Publico, cuyos fiscales, aunque no todos, se creen “investigadores”, y aunque la Constitución les ordena dirigir la investigación, ellos se ponen a efectuar tareas para las cuales no tienen competencias, método, mística ni formación, solo lo hacen utilizando el “tincómetro”, muchos casos emblemáticos lo demuestran, y los buenos fiscales se fueron o están en la reserva estratégica para no hacer sombra y ser desvinculados. Aquí está el otro 33%. 

Se ha perdido la esencia positiva del “Paco” y del “Rati”, competidores en buena lid por el control del delito y del delincuente. Hoy no existe el policía dueño de la calle, respetado por el ciudadano y temido por el “Choro” (delincuente avezado). Ser policía en Chile, hoy es una pega, especialmente para los millenium. El ultimo 33%”.

Por Jorge Aguirre Hrepic, Mayor ® de Carabineros, Criminalista-Criminologo.     

El mundo desde hace un tiempo está girando cada día más rápido sobre su eje, y no por que lo haga en menos de 24 horas, dando origen al día y a la noche, sino que, las tecnologías, han acercado y acelerado todo, variando la temporalidad y oportunidad de la información.

Los mensajeros, estafetas y chasquis de ayer, fueron relevados por los mensajes radiales, telegramas, luego los faxes, correos electrónicos, llamadas telefónicas alámbricas e inalámbricas y ahora los whatsapp, lo importante es que la “información” fluya lo más rápidamente posible y que la oportunidad sea la adecuada, con la finalidad de que los receptores de la información, -independiente de su importancia y nivel-, no se tengan que enterar por los medios de comunicación (prensa).

Es decir, la importancia de los antecedentes o información y sus detalles, se mueven con una dinámica abismante, lo que evita, – a veces -, que esta información sea chequeada o evaluada convenientemente.

En este sentido, ante un hecho, pueden surgir diferentes antecedentes y tantos, como sea la cantidad de emisores o testigos, y la capacidad de “viralizacion” (reproducción sin límite) que tengan, lo que hoy por hoy, no tiene freno de ninguna especie. Incluso cuando ya se informa que algo no es veraz o si la información es engañosa.

Por lo tanto, el “morbo” (ganas de ver y saber de todo) de las personas, independiente de su edad, pasó a ser un bien de consumo permanente y en vigilia las 24 horas y todos los días del año.

La gran pregunta es ¿Quién dice la verdad, ¿quién miente?, difícil respuesta cuando no se tienen todos los antecedentes a la vista.

Por ello, los indicadores lingüísticos, la lógica, la naturalidad, la espontaneidad, las condiciones histriónicas, la teatralización, es decir todo sirve a la hora de imponer una verdad humana, individual o colectiva. El tema es a quien se le cree, al más débil o al más fuerte, quien es más creíble y quiénes son los creyentes.

Para los legos del mundo, da lo mismo ya que creen lo que quieren y no lo que deben indagar o verificar o por ultimo instruirse, para la ciencia es vital el método y que sea contrastable.

En fin, hoy el país está en esa encrucijada, y hay un regimiento de jueces esgrimiendo todo tipo de hipótesis para saber quién miente o quien dice la verdad, si el ministro del Interior Andrés Chadwick o el general Mauro Victoriano, en relación al tema Camilo Catrillanca.

Los detalles en cuestión son: si Victoriano informó o no al ministro sobre que la víctima no portaba armas, si hubo enfrentamiento o no, así de simple. Ambos declararon en la Fiscalía y como es secreta la causa no puede saberse que declararon y si alguien filtró algo, eso es delito.

El punto principal de todo, es por qué conversaron ambos, si Andrés Chadwick el día 14 de noviembre estaba como Vicepresidente de la República, y  Mauro Victoriano, como Jefe de Zona Control y Orden Publico, ambos muy lejanos en la cadena de mando, entre ellos estaba el director de Orden y Seguridad, el general subdirector, el general director y el subsecretario Rodrigo Ubilla.

No obstante, da lo mismo quién llamo a quién, da lo mismo la hora, ya que el propio vicepresidente Chadwick habló varias veces después del procedimiento con el general director Hermes Soto y eso bastaba en cualquier país.

Todos sacan diversas conclusiones y piensan en maquinaciones, montajes y películas de todo tipo, especialmente cuando se invoca la mala señal de las comunicaciones en el sector y todos sabemos que es así, pero como lo dijo el Vicepresidente, debe ser “Chamullo” (mentira), máxime si Carabineros tiene un sistema de comunicaciones fantástico desde sus cuarteles, en fin, la sobre exposición y la jactancia, son más peligrosas que la mentira.

Mientras tanto, los no ciudadanos de Temucuicui, se ríen a más no poder, se le han dado todas las condiciones, para seguir arrodillando al sistema, y con poco esfuerzo, nadie escucha a los conductores que transitan por la ruta 5 sur, ni a las víctimas no comuneros (agricultores, forestales y camioneros) de la zona, donde los incendios andan a la orden del día y no por la condición “30-30-30” (viento, temperatura, humedad), si no que la condición “100%” intencional.

En esencia, el problema es grave, ya que, en materia de orden, seguridad e investigación en Chile, tenemos una condición “33-33-33”, esto significa que tenemos a un ministro del Interior acompañado de un subsecretario, que hace tiempo se creen policías y han intervenido las unidades operativas tratando de evaluar lo que no conocen, ni ellos ni sus asesores. Esto es un 33%.

Seguidamente, tenemos un Ministerio Publico, cuyos fiscales, aunque no todos, se creen “investigadores”, y aunque la Constitución les ordena dirigir la investigación, ellos se ponen a efectuar tareas para las cuales no tienen competencias, método, mística ni formación, solo lo hacen utilizando el “tincómetro”, muchos casos emblemáticos lo demuestran, y los buenos fiscales se fueron o están en la reserva estratégica para no hacer sombra y ser desvinculados. Aquí está el otro 33%.

Luego, está Carabineros y la PDI, quienes, teniendo muy buena gente, de un momento a otro perdieron el norte. Creen que el código penal fue modificado, que los delitos de ayer no lo son, hasta que lo disponga un fiscal, y ahí recién pueden actuar, observando con indolencia a las víctimas ante sus ruegos, salvo cuando el procedimiento es rentable y están las cámaras de la televisión. Mejor ni hablar cuando los llama un político con influencias. Se ha perdido la esencia positiva del “Paco” y del “Rati”, competidores en buena lid por el control del delito y del delincuente. Hoy no existe el policía dueño de la calle, respetado por el ciudadano y temido por el “Choro” (delincuente avezado). Ser policía en Chile, hoy es una pega, especialmente para los millenium. El ultimo 33%.

En síntesis, los problemas siguen y seguirán, y para reducir los dimes y diretes, sugiero (reitero) al nuevo general director Mario Rozas Córdova, que, en La Araucanía, nombre un general inspector exclusivo, con mandos sobre las regiones Biobío, Araucanía, Los Ríos y control de orden público, así la información estará sujeta a una cadena de mando, más fluida y le evitará perder al director de orden y seguridad, quien tiene que preocuparse de todo Chile.

Más allá de mentiras o verdades, de las cuales no se preocupen, ya que hablará la justicia, la carpeta fiscal ya no será secreta y se sabrán las cosas, que por demás pueden ser irrelevantes, ya que hubo delitos previos en una zona complicada y balas locas por muchas partes.

Algunos diputados andan como locos pidiendo la cabeza del ministro Chadwick, pero pierden su tiempo, ya que no hicieron lo mismo cuando el más mentiroso de todos y comprobado, incluso les mintió a ellos mismos, es decir el general director Bruno Villalobos quien se rió en su cara por años, y en múltiples oportunidades, la Presidenta Bachelet no lo desvinculó por nada, menos lo va a realizar el Presidente Piñera con su leal primo.

Ahora bien, esta disputa entre verdad y mentira generó una gran confusión, ya que el gobierno perdió el norte verdadero y se fue a un norte magnético difuso que lo llevó a colisionar con la nave espiritual más grande que tiene un grupo de personas y que es el amor a la “Patria”. Sr. Presidente, Ud., hace rato viene castigando a Carabineros de Chile por algo que han hecho mal unos pocos. Pero ahora, vulneró todo al dejar de ex profeso, sin reconocimiento a los Carabineros que el año 1978, es decir hace 40 años, estuvieron en la frontera con argentina en kilométricas trincheras, armados solo con un fusil y cuatro cargadores, sin apoyo de artillería, los “Pacos” de Chile, eran como se decía, la carne de cañón, la primera línea de contención.

No importa que no haya medallas, pero por lo menos debían haber sido considerado en una frase. Carabineros es de todos los chilenos, y no porque dependan del poder civil como siempre lo ha sido, tienen el derecho de mancillar su honor. Es más, le recuerdo que quienes han vulnerado a la institución fueron dotación de reparticiones asociadas al poder civil y se creyeron otro cuento, no el que les inculcó la Escuela de Carabineros.

El lema “Orden y Patria”, ha sido la carne y espíritu de miles, hombres y mujeres que han vestido el verde uniforme, y este lamentable hecho que nubló la razón y arrogo atribuciones a otros, será revertido por la verdad científica, donde la criminalística, mediante la física y la química evaporarán el manto de confusión instalado por la ignorancia atrevida.

 

 

 

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