Publicado por: Claudio Nuñez | domingo 28 de marzo de 2021 | Publicado a las: 13:00
Escribe: Jorge Aguirre Hrepic, Consultor en Inseguridad, criminalista-criminólogo
Se ha dicho permanentemente, que el tiempo todo lo cura, que ayuda a olvidar, que aporta al cambio, es decir que el transcurso del tiempo, es un vehículo que corre por cualquier carretera o vía, sin importar de qué forma lo hace, ya que el objetivo es otro, el fin en sí mismo, de la satisfacción de una necesidad, de un deseo, un sueño, una aspiración o una ambición. Así de simple y categórico.
En este orden de ideas, la vigencia real del tiempo, se desmenuza a partir de un elemento gravitante para el ser humano, que es la “memoria”, entendida como el complejo almacenamiento y recuperación de la información que tiene guardada el cerebro.
Da lo mismo, si esta memoria, es activa o pasiva en las fases de corto, mediano y largo plazo, ya que incluso se puede fingir la “desmemoria” o la falta de memoria, y que no es homologable a la conocida como memoria de un ordenador computacional, para no confundir a los milenials.
Donde calza este elemento o facultad, con la realidad, es cuando se pregona la típica frase; “Chile, es un país sin memoria”. Craso error, si incluso tenemos un objetivo y transparente museo llamado de la “Memoria”.
Podría ser mejor, que el chileno tiene mala memoria, ya que no logra recordar sucesos pasados, independientes si son verdad, atribuidos a las personas.
Lo singular, es que los hechos pasados, independiente de la forma y fondo, pueden haber sido superados, corregidos, aclarados, sentenciados y cumplidos o lisa y llanamente fueron maniobra de algo no tan santo, que los contextos superan a los hechos.
Aquí, es donde se ejecuta otra sentencia, la segunda y a veces tercera oportunidad, existe y se debe aprovechar en función de la continuidad de la vida.
En síntesis, el tema de fondo, es que en chile, en materia estrictamente política, no hay falta de memoria, sino que hay un uso sesgado de la información que concierne a los hechos que rodean el arte de gobernar, independiente de la tienda o color político. Es decir hay memoria protegida.
Por lo tanto, la idea general, es evitar que la “memoria del votante”, se active, y pueda recordar sucesos o chascarros pasados, que puedan endosar un vale vista de responsabilidad, a un candidato a lo que sea.
Ese es punto, que la memoria colectiva y selectiva, no funcione, y si lo hace, que sea para el sentido contrario. Que afecte a otro.
Todas las teorías psicológicas y sociológicas, confluyen en épocas de elecciones populares, con la finalidad de crear un ambiente ficticio, para controlar una realidad indesmentible, donde alguien debe ser elegido y ungido, en un cargo de servicio público, determinado y acordado previamente, mediante ley y reglamentos. Que siendo por elección popular, llevan aparejados cientos de cargos de confianza, por lo tanto es un mega evento popular y populachero.
Winston Churchill, sentenció; la democracia es imperfecta, pero no se ha inventado nada mejor que ella.
Eso significa, que hay que asistir a este juego democrático electoral y participar, si alguien quiere mejorar la vida de los demás. Olvidar lo propio y deberse a los demás, así debiera ser.
Aquí, surge otro tema más que latente, ¿por quién votar?
La respuesta lógica, hay que votar por los candidatos, generalmente impuestos, independiente de la fórmula de como se hizo para escoger a los candidatos de los candidatos, llegando al mejor o menos malo para este evento.
El ciudadano elector, juega solamente a través de su preciado “voto”, en un rol tan especial, que contenido en una sumatoria de votos, marca el devenir de una ciudad, provincia o país y cuando algo sale mal, después reclama, ya que su voto que estaba orientado a ayudar una causa, al final ha causado estragos insospechados y con transcendencia para el futuro. El votante ha hipotecado, tal vez sin querer el desarrollo de su propia familia.
Para ejemplo, un tremendo hecho, estas colosales elecciones de 2021, que estando en pandemia y con graves problemas de salud, de igual forma se van a realizar en el mes de abril, porque hay muchos intereses de poder y económicos, involucrados y ahí surge el elemento mas egoísta que existe, solo interesa la proyección del resultado, ganar la elección, escuchar solo el canto de sirena, que quiere escuchar un candidato (a), y punto. Lo demás, en el camino se arregla la carta.
Todos los candidatos del ayer que reprocharon el financiamiento ilegal, esta vez han ladrado como perro callejero en medio de una leva, por recursos económicos, vengan de donde vengan, y como son tantos candidatos, están molestos por los exiguos aportes.
No interesa la situación económica, solo él “con cuanto $$$$$$ te pones”, pero eso ya no es corrupción ni falta a los lineamientos del SERVEL (registro electoral), que hizo un instructivo al efecto. Sino que es una reacción primitiva al instinto de supervivencia político, que apuesta a la mala memoria del votante.
Hoy más que nunca, tenemos candidatos para todo, y también de todo tipo, origen y condición, lo que debiera alegrarnos, ya que nos acercamos a pasos agigantados a la igualdad anhelada, a la inclusión deseada, a la dignidad pregonada y al servicio público desinteresado que tanto criticamos.
Todo bien, hasta cuando aparece la franja electoral, orientada a las elecciones que se avecinan en pocos días más.
Aquí es cuando, ni siquiera a Quentin Tarantino, se le hubiera ocurrido realizar una película con un formato tan disperso, ilógico, inconexo, violento, agresivo, sin masa crítica y lleno de post verdad, a prueba del cualquier crítico del arte político.
Realmente da pena, angustia, desazón y vergüenza, observar la discordia rítmica entre grupos, conglomerados, partidos y candidatos, donde ya no hay discusión de ideas, sino que grandes ofertones populacheros.
Prácticamente todos ofrecen los mismo, por lo que derechamente no se observa una diferencia.
Salvo, que tendremos que ser o plurinacional o multicultural, dicho por personas que lo repiten, demostrando en su rostro que ignoran el real significado.
El medio ambiente, el agua, el sol y la energía, son los nuevos descubrimientos explotables y para todos.
La igualdad, dignidad, inclusión que fueron descubiertas en el año 2019, son un símil con la creencia de Colon, que murió creyendo que había descubierto una nueva ruta a la India. No hay nada nuevo, solo la forma de conquistar el poder global y total, por otros medios.
Reconozco, que hay errores de los políticos profesionales tradicionales que no dimensionaron los nuevos escenarios, dado la gran cantidad de años que llevan en la zona de confort, que no les permitía ver el bosque de gente que solicitaban otras cosas, conforme a sus nuevas necesidades, adquiridas por el mejor nivel propuesto y alcanzados, por las ideas de otro, innombrable para muchos hoy, pero sin duda icono político, del mañana.
En este mismo sentido, siguen las ofertas, incluso algunas atávicas, promulgadas por seudo abuelos políticos, que practican muy bien su negocio, ya que ofrecen en su vitrina, cual feria dominical, candidatos diseñados para conquistar a un electorado díscolo y poco preparado, bueno en realidad toda la parrilla, está cargada a la ligera. Sin propuestas claras.
Solo hay venta de imagen, para demostrar que se avizora un cambio, un nuevo orden, un remedio que parece que es peor que la enfermedad, pero esta encubierto y muy bien.
El despertar étnico, no es tal, sino que el aprovechamiento de la cultura étnica, ya que ahora han surgido personas, que de la noche a la mañana, pretenden demostrar que son fieles guardianes de su orgulloso pasado étnico, y resulta que años antes, estaban inmersos en un conveniente animus vivendi, en sociedad, pero ahora el negocio es la victimización de algunas razas, cuando no quieren entender que en este siglo XXI, prácticamente no quedan razas puras, la mezcla ha sido casi total. Por lo menos en Chile, no hay raza pura, mal que les pese a muchos. Chile, es más que una raza, es un país, formado por una transfusión sanguínea de muchos dadores, el problema es que nuestro país, hoy esta con falta de plaquetas. Su organismo está afectado, por el descuido de quienes tenían la obligación de cuidarlo. Los políticos que ejercen el poder total.
En definitiva, este mega evento eleccionario, ofrece un listado demasiado largo de cosas que van a cambiar, pero ningún candidato dice “como lo va a cambiar”, por lo tanto es humo lo que hay. Nada más que humo.
En este ciclo de cuatro años, cada periodo, vuelven los ofertones, mentiras, engaños, pomadas, incluso hoy más que nunca algunos quieren votar, nulo, etc.
La verdad, es que el único camino es la democracia y se expresa en las urnas, el problema general, son los candidatos, en un país donde los partidos políticos perdieron credibilidad, pero no se reforman, solo mutan, por lo tanto hay que seguir en el juego y concurrir a votar, sin anular, se debe votar en conciencia por el mejor o el menos malo,-aunque yo me equivoque y por eso lo digo, vote por el menos malo, y mire como estamos-, pero en realidad es el candidato que los partidos escogieron para votar.
Talvez llegó la hora de olvidar, anular la memoria del votante, no recordar el pasado, darle oportunidad a otros, en fin sea lo que sea, que venga pronto, que luego sucedan las cosas, que podría ser peor que hace cuarenta años, si hoy nadie cree, si hasta los profesores, seres pensantes, enseñan una historia irreal.
Lo que viene, puede ser fuerte, pero deberá ser sin llorar, ya que cuando el elástico se estira demasiado, se rompe. Ahí, no habrá precio ni duda, para calmar ánimos y vuelta al nuevo ciclo. Esta vez no habrá memoria, para recordar a que embajada ir.