Publicado por: Claudio Nuñez | domingo 10 de mayo de 2020 | Publicado a las: 09:37
¿Cuántas veces hemos escuchado decir a un niño que cuando sea grande quiere ser Bombero? Muchas ¿cierto?
Por Giovanna Giusti
Es que para los niños el ser Bombero representa el sueño de ser un héroe. Sueñan despiertos al ver pasar los carros sin siquiera imaginar lo que ese ser humano, detrás de ese traje y entre balizas y sirenas, arriesga cada vez que acude a un llamado de emergencia.
Pero ese héroe en la imaginación de un niño no está tan alejado de serlo. Si buscamos una definición, Bombero es más que la persona que se dedica a extinguir incendios y rescatar personas en otros tipos de siniestros, si bien esa es su función práctica, sus valores y motivaciones personales son los que lo acercan a esa figura heroica.
Esos héroes anónimos salvan miles de vidas con el riesgo de perder la propia, son símbolo de altruismo, de solidaridad, de un coraje incuestionable, de esa vocación de servicio que es la razón de ser de los Bomberos.
Un país como el nuestro, que constantemente es azotado por diferentes desastres naturales, sumado a las catástrofes que a diario se deben enfrentar hace que la labor de Bomberos sea imprescindible.
No es coincidencia que en distintas encuestas que se vienen realizando hace años, el trabajo de Bomberos resulte ser el mejor evaluado cuando se mide el desempeño de las instituciones, así como también sea la institución más confiable para la ciudadanía, muy por encima de Carabineros, Fuerzas Especiales, Empresarios, Tribunales de Justicia y Organizaciones Religiosas.
Entonces, cuando muchos coincidimos en lo importante que es contar con una institución no rentada pero profesional, dispuesta a darlo todo y muchas veces en condiciones precarias, se nos hace incomprensible que el gobierno tome la medida arbitraria de rebajarles considerablemente su presupuesto.
Si bien podemos entender que el país y el mundo vive un momento crítico y con estancamiento económico, también sabemos que hay gastos innecesarios que vienen contemplados en cada presupuesto anual de los cuales se podría prescindir, pero no afectar el funcionamiento de Bomberos y mucho menos poner en riesgo la seguridad de los ciudadanos.
¿Cómo no va haber nadie, dentro de aquellos en los cuales el Estado invierte una friolera de plata pagando en asesorías, que sea capaz de evaluar políticamente lo que significa reducir el presupuesto a la institución más querida y respetada de Chile?
O es que la soberbia de este Gobierno llega a tal punto de pasar por encima de todos y una vez más no tocar el bolsillo de los poderosos, en desmedro de los postergados de siempre?
Así como ese niño que de grande espera ser Bombero para acercarse a su sueño de ser héroe, yo también sueño en que un día nuestros Bomberos de Chile sean valorados, que no dependan más de una campaña del sobre, de un Bingo anual, de la caridad romantizada y disfrazada de solidaridad para poder contar con recursos para su funcionamiento. Que no sean utilizados políticamente durante campañas para conseguir el apoyo ciudadano y una vez conseguido el objetivo, la devuelta de mano se traduzca en uno que otro apoyo para un fondo social. Que por fin alguien empatice y que las promesas de campaña se materialicen en una política pública que los saque de esa incertidumbre y les asegure un presupuesto digno, a la altura de la inmensa labor que realizan y de la cual la gran mayoría de los ciudadanos y ciudadanas de Chile nos sentimos orgullosos.