Publicado por: Claudio Nuñez | lunes 18 de diciembre de 2023 | Publicado a las: 10:32
Por: Mauricio Burgos, Director carrera Ingeniería en Control de Gestión UA
Este escrito posiblemente no sea el primero, ni el último en torno al riesgo al operar en este tipo de plataformas.
Una plataforma de inversión no regulada es un sitio en internet para negociar productos (acciones, divisas y criptomonedas, p.ej.), accesible desde cualquier lugar del mundo. Sin embargo, no tienen registro en Chile y no son fiscalizadas por la Comisión para el Mercado Financiero (CMF), así que al transar en ellas nos exponemos a riesgos, destacando la potencial perdida de lo invertido.
Es probable esté al tanto que la rentabilidad va de la mano con el riesgo, “a mayor rentabilidad, mayor riesgo, y viceversa”. Así, un retorno alto no es gratis, ni está asegurada para un usuario, en tanto para la plataforma, las operaciones son vía de ingresos por las comisiones u otros.
Claro, cada persona en el afán de obtener más puede decidir, pero debe hacerlo informada, reflexiva y responsablemente.
Es factible que la cifra de US$640.000 nos sorprenda, pero al expresarla en moneda nacional nos resultará más llamativa, pues equivale a $563.200.000. Lamentablemente, es el valor que una compatriota habría comprometido en una plataforma (Capitalix), entre abril y septiembre de 2023, y cuya ilusión de recuperar algo se ve complejo.
En esta historia, un aspecto a resaltar es que a nivel nacional hay una alerta de la CMF en junio del 2023. Por ende, pudo evitar transacciones entre julio y septiembre.
Pero, lo que lo transforma en una tragedia, es que, al buscar en Internet, surgen alarmas en julio de 2022 que son expuestas por el diario El Comercio de Perú. Es decir, con antelación a que la afectada realizase negocios.
En esta línea, al revisar la publicación, rescato situaciones de cuidado: i) La relación comercial inicialmente es cercana y de transmisión de confianza y orientación, pero luego cambia negativamente; ii) La entidad tiene dirección en un paraíso fiscal; iii) Se objeta el regulador indicado; iv) Oferta de alta rentabilidad para estándares normales; v) Uso de publicidad engañosa para motivar a invertir; vi) Pago de cuota para iniciar transacciones; vii) Relatos de “presión” para invertir, instando a las personas a usar tarjeta de crédito; viii) Al tratar de recuperar algo de dinero, el proceso los enreda en transacciones complejas y confusas, que aceleran la situación de pérdida; ix) Un afectado señala “supuestamente, se perdió mi dinero invertido”, de lo que se deduce una debilidad en el acceso o disposición de la información; y x) Se señala haber encontrado reclamos en Youtube, aunque tardíamente.
Además, al recorrer la página de la plataforma, se publicita que operan con CFD (contratos por diferencia). Al respecto, conviene saber que se trata de productos complejos, que arrastran una alta posibilidad de pérdida, incluso en alguna web de entes financieros se indica “son un producto financiero muy, pero que muy arriesgado”, así como que, entre un 71% y 89% de los inversionistas minoritarios pierden dinero en ellas.
Adoptar una conducta preventiva es vital, y lo compartido nos deja una serie de lecciones a considerar en nuestras actividades de inversión y cultura financiera. Sin embargo, la situación nacional compartida es sólo una, y me pregunto, ¿cuántos casos adicionales desconocemos con está u otra plataforma similar? Cuidado.