Publicado por: Claudio Nuñez | martes 4 de junio de 2024 | Publicado a las: 11:14
Por: Miguel García, Arquitecto del Paisaje y académico, U.Central
Acabamos de marcar un hito importante: 25 años de esfuerzos continuos por preservar y democratizar nuestro patrimonio cultural y natural. Sin embargo, la reflexión sobre este cuarto de siglo no puede ser completa sin abordar un tema crucial: la necesidad imperiosa del acceso universal al patrimonio.
En 1999, cuando el mundo ingresaba a un nuevo milenio, las expectativas sobre el papel del patrimonio en la sociedad eran altas. Hoy, a la luz de estos 25 años, debemos evaluar cuánto hemos avanzado y qué desafíos persisten.
En las últimas dos décadas y media, hemos visto avances significativos. Sin embargo, a pesar de estos logros, las barreras económicas, geográficas y sobre todo físicas siguen siendo significativas. Las comunidades rurales y las personas en situación de discapacidad aún encuentran enormes obstáculos para disfrutar de nuestro patrimonio compartido. La falta de recursos educativos en zonas menos privilegiadas también impide que muchos jóvenes puedan conectar con su herencia cultural.
Para abordar estos desafíos, necesitamos políticas inclusivas y sostenibles. Los gobiernos y las instituciones culturales deben trabajar juntos para subvencionar el acceso a museos y sitios históricos, garantizar que estos sean físicamente accesibles para todos y llevar el patrimonio a las comunidades rurales a través de programas educativos y culturales itinerantes. La digitalización, aunque poderosa, no puede ser la única solución; debe complementarse con esfuerzos tangibles sobre el terreno.
En conclusión, los últimos 25 años han sido testigos de grandes avances en la democratización del patrimonio cultural y natural. Sin embargo, la labor está lejos de completarse. El patrimonio es de todos, y solo garantizando su acceso universal podremos verdaderamente celebrarlo y preservarlo para las generaciones futuras.