Publicado por: Claudio Nuñez | domingo 3 de octubre de 2021 | Publicado a las: 11:37
Escribe: Jorge A. Aguirre Hrepic, profesor de Estado, consultor en Inseguridad, criminalista-criminólogo.
Estando compuesto el planeta “Tierra” por más agua que tierra, paradójicamente, posee el nombre del elemento minoritario, como invitando a presagiar la relevancia de las asimetrías en la toma de decisiones, desde tiempos remotos en la población de la Tierra.
De ahí en más, poblar grandes extensiones de terrenos fue la tónica y obtener provecho de las tierras mejoradas y de “propiedad” de otros, la segunda derivada.
Por lo tanto, lo repetido cientos de veces en relación con las migraciones, ha sido de constante ocurrencia.
No debemos sorprendernos de nada ya que los fundamentos y necesidades sobran, especialmente cuando es de carácter climático y humanitario, pero las cosas cambian cuando aparecen otros intereses y “Coyotes” (traficantes de personas para cruzar fronteras), que esta vez son de cuello y corbata.
Es así que en el mes de septiembre, pero de 2018, en este diario “Tiempo 21”, abordamos este proceso, denominándolo “Avalanchas Silenciosas”, donde textualmente unos párrafos, refieren a:
“””El asunto de fondo, es cuando un gobierno de turno decide incentivar, apoyar o dirigir alguna suerte de migración, NUNCA ha considerado la opinión de expertos en seguridad de Carabineros de Chile ni de la PDI, lo anterior basado en que ambos ejercen el control social formal y la PDI, ejerce el control migratorio, además de entrada y salida de personas del país, por lo que a lo menos debería habérsele preguntado el impacto que iban a tener y las necesidades en personal y recursos, lo que no ocurrió. Las filas de migrantes ante sus cuarteles son abismantes, lo mismo ante el servicio del registro civil e identificación.”””
“””Son innumerables los problemas generados que afectan la seguridad y que aportan inseguridad, pero lo más fuerte está por venir y para eso hay que prepararse, hay que ocuparse, no hay que llorar sobre la leche derramada, ni rasgar vestiduras, los migrantes están ejerciendo también un rol laboral, que el chileno ya no quiere cumplir, por lo que hay que asumir, lo que está pasando y por pasar, pero no hay que dejar de considerar que en materias de seguridad, si no se regula, controla y fiscaliza el tema de las migraciones, más temprano que tarde, se verán los efectos de estas “Avalanchas silenciosas”.”””
Partiendo de la base que lo señalado no era ficción, ni un acto xenófobo, ni nacionalista, ni nada que se le parezca, siendo tan solo un breve análisis a partir de las conductas ya observadas.
Aun así, el pronóstico, quedó corto, especialmente antes, durante y después del 18 de octubre de 2019, donde no pocos migrantes, mostraron su verdadero rostro y participaron en cuanto delito, falta, crimen e inconductas realizadas en el marco del denominado “Desorden Social – Insurrección” o como se le quiera llamar.
El asunto, principal, es decir las migraciones, no amainaron, al contrario census, se incrementaron y pese a que se dispusieron de aviones para trasladar a estos migrantes a sus países de origen, se duplicaban los que volvían en bus. Algo para no creer.
Al incrementarse exponencialmente las migraciones a Chile, el 1 de octubre de 2020, en Tiempo 21, publicamos “AVALANCHAS SILENCIOSAS DE AYER, TSUNAMI MIGRATORIO, HOY”.
Esta vez nos centramos en entender que, el desplazamiento, traslado y viaje humano, por el mundo, ha estado motivado por las más diversas razones. Siendo, mayoritariamente, generadas por el estado de necesidad de las personas, desde las más básicas a las más complejas.
Las causales, nunca han sido independiente, siempre un estímulo personal o colectivo, ha generado migraciones de toda índole.
En este mismo sentido, debe costar mucho dejar cualquier terruño que alberga la vida humana, incluso por muy miserable que sea, ya que los sentimientos de pertenencia son fuertes, pero los sucesos cotidianos invitan a los cambios a veces no deseados pero que son motivados por un futuro mejor, por un sueño, incluso por una calidad de vida superior. Por eso los “Éxodos” masivos a partir de la salida de Egipto del pueblo de Israel guiados por el gran Moisés, quien los llevo en un titánico peregrinaje por el desierto en búsqueda de la tierra prometida, alrededor del año 1800 antes de cristo.
Seguidamente, se considera el desplazamiento forzoso generado durante y posterior a la 2da. Guerra mundial, donde más de 12 millones de desplazados de varios países (Polonia, URSS, Francia, Bélgica, Holanda) más los judíos de la URSS, Polonia, Alemania y Austria, entre otros, conociendo estas personas la desdicha y todo tipo de miserias, terminando con la creación del estado de Israel en 1948. Cuya consecuencia, fue el desplazamiento de otras naciones, como Palestina.
Siempre una acción, genera una reacción, y las migraciones forzosas, son el triste espectáculo de la maldad humana. Otra migración importante fue la de los hispanoamericanos, principalmente de México y Puerto Rico hacia Estados Unidos.
En definitiva, las emigraciones e inmigraciones, han sido parte de la vida humana a nivel mundial, donde se ha ganado y perdido, pero las cosas nunca han continuado igual, así de simple.
Las migraciones, gusten o no, generan cambios en la sociedad, la economía, la producción, la fuerza de trabajo, surgiendo ventajas y desventaja que hay que evaluar objetivamente, sin apasionamientos, especialmente cuando la primera clase social chilena y base ejecutora del trabajo, se ha movilizado, migrando hacia otros horizontes, al cosechar el despegue económico del país, lo que es legitimo por cierto, pero como no fue avizorado planificadamente, provocó un cambio brusco en la producción de bienes y servicios.
De repente, en Chile, ya no había temporeros, recolectores de frutos, trabajadores agrícolas, pequeños mineros, cuidadores de autos, garzones, domesticas en casa habitación, y esta información corrió como reguero de pólvora, por lo que trabajadores y profesionales de otros países, en los últimos 12 años aterrizaron en Chile.
Este cambio, fue bien percibido por la mayoría del pueblo chileno, paso de todo y dio para chistes y memes. Que no son del caso mencionar ahora.
Sin embargo, surgió una motivación cruenta, guiada por el tema ideológico y político que hizo atractivo contar con una nueva y necesitada fuerza electoral, manejable y moldeable para otros intereses, por lo tanto, se incrementó una marea de migraciones, primero totalmente legales y después se incentivó perversamente una migración de personas que en forma ilegal, debían ingresar al país, por determinado sector (Colchane), en ciertos horarios, y surgió la industria de la migración a todo evento. Los detalles son espeluznantes.
Un dilema, tiene prácticamente dos caminos, en este caso apareció una carretera asfaltada para el transito libre asegurado de personas que mimetizadas entre los que viajaban para satisfacer sus necesidades básicas, venían con otros fines,-muy discutidos en la actualidad- que no eran precisamente venir a producir riqueza en Chile, sino por el contrario, participar en la destrucción de la nación que los acogería.
Esto no es ficción para nada, es una clara realidad que nos acongoja a la mayoría, pero que no se ha abordado con seriedad y menos controlado.
El poncho le ha quedado grande a la autoridad llamada a resolver, quienes solo han dado soluciones de parche y en la mayoría de los casos, irresponsablemente han dejado hacer.
Este caso, único en el mundo, en la forma de actuar de un Estado, tiene asombrado a muchos, pero hay que abocarse a resolver el problema.
Hay que regular y nivelar, hay que evitar el ingreso masivo de personas, hay que seleccionar, hay que respetar los derechos humanos de quienes vienen, pero no violando los derechos de los que ya están. Hay que tomar decisiones y definiciones “Objetivas”, que pudiendo ser duras, resultan de suyo necesarias y con prontitud.
No se pueden comparar las migraciones de ayer, orientadas a colonizar, poblar y hacer producir la tierra, con las migraciones de hoy que en su mayoría vienen motivadas por el asistencialismo que no existe en sus países de origen.
La burla hacia el chileno ya es insostenible, la denominada teta fiscal, no da para más, y el gasto sigue al alza, para que decir la economía nacional.
La pregunta principal es, ¿independiente de lo político, necesitamos alguien que trabajar en lo que los chilenos no quieren trabajar?
Hay varias respuestas, lo que si es cierto, es que el país necesita avanzar hoy como ayer, por lo tanto dejar lo subjetivo de todo lo que sea migratorio, y buscar el sendero correctamente planificado para contar con los migrantes necesarios para trabajar por el futuro de Chile.