Publicado por: Equipo Tiempo21 | sábado 12 de abril de 2025 | Publicado a las: 18:15
El histórico delantero de Colo Colo, y rey del metro cuadrado en la roja, Carlos Caszely, rompió el silencio tras los hechos que marcaron un antes y un después en el fútbol chileno: la muerte de dos hinchas en los alrededores del Estadio Monumental y la posterior suspensión del superclásico ante Universidad de Chile.
Con evidente dolor, el ídolo albo criticó con fuerza a los barristas violentos, a los dirigentes del club y a las autoridades por no prevenir una tragedia que —según varios antecedentes— estaba anunciada. “Cuando todos pensábamos que íbamos a estar contentos, alegres, disfrutando de todo esto, es terrible lo que pasó. Ya me imagino como debe estar David Arellano, revolcándose en su tumba“, afirmó en declaraciones recogidas por RedGol.
Caszely apuntó directamente a los líderes de la Garra Blanca, quienes habrían solicitado la suspensión del partido tras el fallecimiento de una joven de 18 años y un niño de 12, ambos víctimas de una “avalancha” en uno de los accesos al recinto de Macul. “Esto es consecuencia de años de impunidad”, advirtió el exseleccionado nacional. “Cuando será el día en que se podrán de acuerdo todos los estamentos, de una vez por todas. Pónganse rojo de una vez y no amarillo mil veces, como lo que ha pasado con el Estadio Seguro, que no sirve absolutamente para nada“ agregó, dejando en claro que esto viene de años.
“No hay nada que te haga juicio con los dos jóvenes fallecidos. Culpables somos todos, los que hemos alzado la voz y no hemos sido escuchados. Cuando comienzan las barras, que son delincuentes, porque eso son, niños que no saben de responsabilidades. Hoy en nuestro país no hay respeto, no hay respeto por nada ni por nadie.
La suspensión del superclásico reabrió el debate sobre la violencia en los estadios, el rol de los clubes en la contención de sus barras bravas y la urgencia de una política nacional que garantice la seguridad de los asistentes. “La vida es mucho más importante que cualquier situación, más que tres puntos. Antes podíamos sentarnos hinchas de todos los clubes, compartir y no pasaba absolutamente nada. Ahora todo ha cambiado para mal. Esto empezó a cambiar el año 90, ya que ningún gobierno ha hecho algo por erradicar la violencia y delincuencia en el fútbol chileno“. concluyó Caszely.
Pero la crisis no solo golpea desde lo emocional e institucional. También llegó al corazón comercial del club. En las últimas horas, se viralizaron imágenes de trabajadores retirando toda la publicidad de Adidas, uno de los principales auspiciadores de Colo Colo, desde vitrinas y tiendas deportivas.
La situación fue confirmada por medios como AS Chile y RedGol, donde se informa que la marca eliminó de su página web todo el contenido relacionado con Colo Colo, incluida la esperada camiseta del Centenario, lanzada como parte de las celebraciones por los 100 años del club.
En registros captados por testigos, se observa cómo se desmontan gráficas alusivas al equipo albo en tiendas del retail deportivo. Hasta ahora, la empresa no ha emitido una declaración oficial, pero los gestos son más que evidentes: Adidas se está desvinculando visualmente del Cacique en medio del escándalo.
La decisión, aunque no confirmada como ruptura contractual, representa un duro golpe simbólico. Justo cuando Colo Colo se preparaba para celebrar su centenario, la marca que lo viste da señales claras de distancia ante los hechos de violencia que enlutan al club.
Esto ha generado desconcierto entre los hinchas y una ola de especulaciones en redes sociales. Algunos incluso ya hablan de que Adidas “se puso azul”, en alusión a Universidad de Chile, el clásico rival. Lo cierto es que el club no solo debe enfrentar la tragedia, sino también una crisis de imagen que podría afectar su proyección comercial y su reputación internacional.
Hoy por hoy el cuadro albo no solo enfrenta el dolor por sus hinchas fallecidos, sino también una crisis institucional, una fractura con parte de su hinchada y ahora la incertidumbre sobre su relación con uno de sus principales auspiciadores.
Mientras tanto, la pregunta sigue resonando: ¿Quién responde por las vidas perdidas?