Publicado por: Claudio Nuñez | domingo 25 de julio de 2021 | Publicado a las: 11:05
Aplaudimos la decisión de los alcaldes de Padre Las Casas, Temuco y Lautaro, que reunirán fuerzas para enfrentar este escenario maloliente en una región que aspira trabajar para ser un destino turístico de visitantes de nuestra patria como extranjeros, que al llegar al río Cautín –por ejemplo- observan aguas contaminadas y con sus márgenes con miles de toneladas de basura.
En nuestro país, todos somos consumidores. Algunos más, otros menos. Cuando regresamos del supermercado, sacamos los alimentos o los productos para el aseo y desde allí, los rescatamos para preparar los alimentos o cuando hacemos el aseso de nuestros hogares.
Llegado ese instante, extraemos los envases, la mayoría en correctos envases de papel, cartón y también, mucho plástico. Todos ellos van a parar a nuestros basureros para dejarlos en la calle cuando se acerca el camión recolector. Y hasta allí llega nuestra tarea.
En nuestros hábitos y costumbres y preocupaciones, no aparece un mínimo de asomo de preocupación, qué se hace con ellos. En resumidas cuentas, no nos preocupamos a dónde van a parar los residuos una vez aprovechada su utilidad, cuánta basura produce o de qué manera el cúmulo de desechos de las ciudades afecta al medio ambiente y qué se hace al respecto.
Los productos se ofrecen empaquetados de diversas maneras y sus residuos cuando no van a un tacho para que un recolector los deposite en un botadero, pueden terminar contaminando calles, y en algunas ocasiones, van a terminar en patios o lugares que poco a poco conforman un micro basural. Luego nos quejaremos ante la autoridad muinicipal para que limpie el lugar. Aún más: reclamaremos por el abandono de la municipalidad porque no se preocupa del destino de la basura o ese eufemismo, residuos sólidos.
Por ello, aplaudimos la dura lucha de la comunidad lautarina, que enfrenta un problema aún más complejo, como es una planta incineradora en las barbas mismas de la ciudad. Ellos llevan varios adelante, porque en las 31 comunas restantes de nuestra Araucanía, algunos tienen el mismo problema. Algunos más complejos que otros.
Por ello, aplaudimos la decisión de los alcaldes de Padre Las Casas, Temuco y Lautaro, que reunirán fuerzas para enfrentar este escenario maloliente en una región que aspira trabajar para ser un destino turístico de visitantes de nuestra patria como extranjeros, que al llegar al río Cautín –por ejemplo- observan aguas contaminadas y con sus márgenes con miles de toneladas de basura. Y los espacios que se salvan están intervenidos por empresas extractoras de áridos.
Se nos viene una tarea inmensa. Primero, de hacer ver y educar a la población la manera correcta de tratar lo que no nos sirve; en qué manera podemos colaborar para que el municipio noi destine esos millonarios fondos para depositar esas toneladas a un vertedero
En nuestras ciudades, grandes o pequeñas, este es un problema cada día mayor. En el caso de Temuco, se gastan más de ocho mil millones de pesos anuales, para que el sistema recolector deposite su carga en un vertedero de Los Ángeles, porque las autoridades correspondientes no supieron enfrentar el problema.
Los habitantes de nuestras ciudades producen, consumen y desecha. Se habla de la contaminación y de la necesidad de reciclar, pero las acciones concretas sumadas no logran ser significativas. Cuántas pilas y baterías se desechan sin ser debidamente tratadas, cuántos dispositivos electrónicos; cuántos desechos, como neumáticos, refrigeradores, lavadoras y cocinas son eliminados o botados sin ningún respeto a nuestros cursos de aguas, contaminando el aire que respiramos o dando un triste espectáculo con nuestro paisaje con cerros de basura.
Instamos a nuestras autoridades nacionales, regionales y comunales, buscar una solución, pero como cabezas de comunidades que deben cooperar, educarse y convencerse que sin la colaboración de todos, no habrá solución alguna, ni recursos que resista nuestra falta de educación y compromiso con nuestro medioambiente.