Publicado por: Tiempo 21 | miércoles 20 de enero de 2016 | Publicado a las: 18:14
En calle Barros Arana de Temuco todos los días los vecinos observan a un indigente, que se hace llamar Willy Willy, cómo se levanta para comenzar su jornada. Debajo de un árbol tiene una cama, un living, un televisor destruído, mucha basura y dos perros que le acompañan de día y noche en su soledad.
Toma algunas prendas de ropa vieja, va a comprar pan con mantequilla a la panadería frente a su árbol donde habita, conversa con los vecinos y más de alguna vez, se divirte arrojando algunos piropos a las jóvenes del sector.
Los vecinos aseguran que ya cumplió 4 años viviendo en el mismo lugar, que durante todo este tiempo ha recibido escasa ayuda y que fue un profesor que por alguna razón decidió vivir en la calle, sin que hasta ahora sea posible reubicarlo.
Si bien hoy es un personaje en el sector camino a Cajón, hoy los vecinos piden que se haga algo por este indigente. Cuentan que han golpeado puertas, que han acudido a las autoridades pero que Willy Willy sigue ahí, sin inmutarse y sin las más mínimas ganas de querer cambiar la vida que le tocó o que aceptó.
«El ya lleva 4 años viviendo acá y en esas condiciones. Los vecinos le dan comida, ropa y a veces le traen algunos muebles. Invierno y verano está ahí y no quiere moverse. Dice que se va a ir a vivir a la cordillera cuando han llegado a cambiarlo, pero ya son 4 años acá y la verdad es que su vida es terrible», comentó Rosa, una vecina del sector.
Si bien, evidentemente su estado de salud no es el mejor, el hedor que desprende de su cuerpo es lo que más molesta a los vecinos. No se ducha, menos usa un baño y ni pensar en comer en condiciones.
«El no es agresivo ni molesta, sólo es el olor que nos tiene aburridas porque es mucho. Lo queremos ayudar pero no podemos solas y ya no sabemos qué hacer», dijo otra vecina.
Si bien Willy Willy se le ve feliz, hoy requiere de una mano que lo saque de esta indigencia y le entregue una mejor calidad de vida que en su rostro ya es reflejado.