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Araucanía

Victoria: Su Estación y Mercado

Publicado por: Claudio Nuñez | jueves 4 de agosto de 2016 | Publicado a las: 21:50

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Texto escrito por Carlos Inostroza Carrasco

Periodista Patrimonial

La ciudad de Victoria tiene como origen el fuerte de mismo nombre establecido hacia fines de marzo de 1881, en alusión a la campaña de Lima que se acababa de alcanzar durante la Guerra del Pacifico. Esta avanzada fue realizada por una expedición bajo el mando del Coronel Gregorio Urrutia, desde esa fecha la ciudad ha pasado por diversos procesos que han marcado a cada uno de los habitantes.

A fines del siglo XIX la actividad cultural y constructiva era profundamente influenciada por los dictados del arte europeo. Fue así como para la ejecución de las estaciones del ferrocarril, se trajo a ingenieros contratados por la Dirección General de Obras Públicas, quienes traspasaron a sus pares chilenos el conocimiento y la técnica utilizada en Europa.

Al respecto, el arquitecto y magister en historia, Cristián Rodríguez, manifiesta que a pesar de ser volumétrica y proporcionalmente muy distintas a las europeas, las estaciones de la Araucanía tuvieron el mismo impacto urbano que éstas. “En el caso de las ciudades ya formadas, es múltiple el rol urbano asumido. De esta manera, la estación y especialmente la de Victoria creada antes del 1900, pasa a definir un nuevo centro de gravedad, conformando un barrio con identidad propia, comercio, bodegas, hoteles, residenciales y viviendas, las cuales que entregarían a este nuevo barrio una imagen muy particular, llegando a constituirse como parte de la memoria urbana de la ciudad”.

 Mercado

Sin ir más lejos, el mercado en los pueblos de la provincia nació al alero del ferrocarril, como una integración entre el campo y la ciudad, cuya unión fortaleció la estación. Desde sus andenes llegaban muy temprano las mujeres con sus canastos a vender sus productos, un par de metros más allá se ubicaban los hombres quienes ofertaban los animales pequeños con el fin de tener una mínima inversión para adquirir productos en las diversas tiendas de la ciudad.

En un principio este espacio fue una feria muy informal que agrupaba a parceleros mapuche, quienes llegaban hasta el pueblo a vender sus productos desde diversas comunidades, en tanto, los pequeños campesinos las verduras y frutas de temporada, cultivadas en los fundos cercanos.

Hoy en día el mercado aún sigue cumpliendo el mismo rol que jugó anteriormente, como espacio de intercambio, de trueque, de la unión común entre los habitantes del campo y la ciudad. Así, este espacio forma parte de la imagen urbana de los pueblos que tuvieron ferrocarril, se mantiene el vínculo con el campo, con la tradición y con la tierra.

 

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