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Un mal ejemplo o una mala práctica

Publicado por: Claudio Nuñez | domingo 5 de septiembre de 2021 | Publicado a las: 10:53

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“…el ruido decía póngale ojo al sistema electoral de Chile, esta rara la situación, nunca se estableció responsablemente nada y todo quedo a nivel de trascendidos, hasta que ahora se evidenció la relación entre una candidatura presidencial específica y el sistema diseñado para poder inscribir estas candidaturas en base a firmas ante la autoridad competente, notarios”.

Escribe: Jorge A. Aguirre Hrepic, Profesor de Estado, consultor en Inseguridad, Criminalista-criminólogo.

Desde que un ser humano despierta a la vida, observa su entorno y sin poder comentar nada, se fija en alguien que le genere paz y tranquilidad, es decir seguridad.

Pasan horas y días, rápidamente este humano, logra visualizar generalmente al ser más cercano, que es su madre, la voz, calostro y leche, son partes del primer apego y por lo tanto estamos en franca intimidad.

Luego, siguen otras personas pudiendo ser padres, hermanos, tíos, abuelos, primos, trabajadores de la casa, etc. Todos sin saberlo, se constituyen de inmediato en un buen o mal ejemplo a seguir, ya que son los primeros referentes.

Por supuesto, que el colegio y sus compañeros de curso no se dejan esperar, apoyados por profesores e inspectores, todos son parte del nuevo modelo o sistema a confiar, para ser un buen ciudadano. Bueno esto se creía hasta hace un tiempo atrás.

La vida sigue y en el camino en cada actividad, surgen personas que de alguna forma guían o influyen en la vida de otros, hasta que este propio ser humano, se transforma en un modelo o ejemplo a seguir. Invirtiéndose los papeles y otros serán los observadores.

Parece un juego, pero no lo es, en algún momento hay que madurar y entender que, en cualquier acto humano, hay coincidencias, diferencias y matices, no hay absolutismo ni todo es certeza.

Los que si ocurre es que todo ejercicio vital, conlleva a diferentes tipos de interacciones, donde unos dirigen y otros acatan, unos lideran sutilmente y otros deben obligar a la gente que haga cosas, incluso a regañadientes.

Aquí surge el dicho popular, toda escoba nueva barre bien, y después de un tiempo, pierde el interés y las competencias para barrer. Lo mismo ocurre, más de lo que uno crea con las personas, por lo menos en Chile es una práctica habitual.

Imagínense ahora, que ocurre en el ámbito político contingente y de militancia cuasi profesional, cuando los candidatos al cargo que sea experimentan la natural metamorfosis del poder y se transforman en “lideres” sin haber estudiado al respecto, en “cabecillas”, algunos sin competencias y en manipuladores de todo tipo, ejerciendo diferentes criterios de buena o mala práctica para resolver los temas que sabemos, son minuto a minuto.

Dejemos lo recurridos valores morales y éticos de lado, ya que en el tema político actual no tienen, cabida, decir “corrupción política” es redundancia. Parece que ahí está la raíz del mal vivir.

En lo pertinente a los últimos tiempos, las trincheras políticas están llenas de tropas de personas que son solo números de RUT, que viajan en el tren del campo de batalla electoral, juagando a estar en los bandos aliados, imperiales, revolucionarios, patriotas e ideológicos, pero esta vez con la posibilidad de jugar en cualquier puesto y usar cualquier uniforme, es la verdadera opción democrática, cambiarse de chaqueta y tienda política, sin que nadie pueda reclamar nada. Son los nuevos tiempos.

Es aquí en este desorden de fuerzas, vale decir cuando hay confusión o posible desintegración, cuando surgen nuevos paradigmas que se visualizan como fantásticos y perfectos, pero algunos llevan incrustada la semilla de maldad y aprovechamiento personal por sobre el bien común.

Hace tiempo el rio sonaba, y el ruido decía póngale ojo al sistema electoral de Chile, esta rara la situación, nunca se estableció responsablemente nada y todo quedo a nivel de trascendidos, hasta que ahora se evidenció la relación entre una candidatura presidencial específica y el sistema diseñado para poder inscribir estas candidaturas en base a firmas ante la autoridad competente, – notarios-, ministros de fe por excelencia, que avalan la concurrencia voluntaria de miles de personas a las respectivas oficinas, donde deben demostrar cada una su identidad civil, para luego enviarlas al Servicio electoral, organismo público que debe almacenar y verificar los datos, cruzando la información con su propia base de antecedentes, todo transparente y simple. Pero la casuística demostró otra realidad sumergida.

Los hechos denunciados, señalan que, en la candidatura presidencial de Diego Ancalao Gavilán, existe una irregularidad con 23.000 firmas de un universo de 35.000. lo anterior, ya que estas firmas habrían sido realizadas en una notaría que no funcionaba y su titular había fallecido.

Es necesario señalar, que Diego Ancalao, con una carrera como dirigente universitario y político partidista, en ritmo ascendente a través de un corto tiempo, logró participar en los partidos demócrata cristiano, luego izquierda cristiana, siguiendo en la federación regionalista verde social, hasta aterrizar en la Lista del Pueblo, quienes lo enarbolaron como su abanderado en la elección presidencial para el año 2022.

La vida política de Ancalao está llena de acciones, que nacen de su protagonismo indigenista como Mapuche oriundo de Traiguén, destacándose en varios cargos y representaciones regionales e internacionales. Pasando luego a su postulación como diputado. En todo este periplo, no se puede discutir que Ancalao se transformó en un referente para algunos, líder para otros y porque no decirlo en un modelo a seguir por otros dirigentes.

La colisión se produce cuando el ejemplo es interceptado por la mala práctica de la política contingente, asociada a la volatibilidad de los sucesivos cambios en las militancias de candidatos con el solo objetivo de llegar al poder, no importando la forma ni el medio que utilizan para sus fines.

La mala práctica, en definitiva, se ha generalizado, lo que lleva a la pregunta ¿Cuántas veces antes habrá ocurrido lo mismo?

Difícil respuesta y que nadie quiere escuchar, es mejor hacerse el tonto.

Como haya sido, el tema en cuestión es muy grave, por lo que surgieron las amenazas de querellas, algunos se descolgaron de la candidatura, otros recurrieron al típico no sabía nada de esto. Lo relevante es que lo detectado por el Servel no fue realizado mediante pesquisa de antecedentes y cotejo de firmas, sino que por información externa que llego al organismo, es decir por un dato. Bendita informalidad de la información, si no, es mejor no especular lo que habría pasado.

Al cierre de esta edición, el servicio electoral rechazó 186 candidaturas para diputados de dos corrientes políticas, los descargos ya están en el éter, y mañana estarán regados por tierras y escritorios, amplificados por los noticiarios.

 Esta mala práctica transformada en un mal ejemplo, al parecer no terminará por ahora o tal vez nunca, típico del homo sapiens chilensis.

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