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Reflexiones cristianas: Los peligros del crédito

Publicado por: Claudio Nuñez | domingo 1 de marzo de 2020 | Publicado a las: 16:52

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Con ansiedad será afligido el que sale por fiador de un extraño; más el que aborrece las fianzas vivirá seguro. Prov. 11:15.

En este versículo la palabra “extraño” se puede traducir también por “otro”, alguien que tú no conoces o conoces poco. No es prudente ser fiador de un desconocido, aunque muchas veces, tú solo conoces verdaderamente a una persona cuando le das dinero o poder.

Hay algo fascinante, misterioso y deslumbrante con el dinero. Ciega, confunde y corrompe a mucha gente. Las amistades se deshacen, las familias se destruyen y las relaciones se rompen porque alguien fue garante de una persona que decía ser amigo de confianza.

El texto de hoy no tiene que ver simplemente con el acto de ser el garante de otro. El tema de fondo es el mal uso del crédito. No hay base bíblica para afirmar que el uso del crédito sea malo, pero hay abundantes consejos sobre el uso sabio del dinero. Cuando tú pides dinero prestado, te colocas en una situación de dependencia que no es sana.

La cultura de nuestros días es una cultura consumista. La propaganda tiene como propósito vender lo que tú nunca pensaste en comprar. Hay algo perverso en la publicidad, algo que crea en ti necesidades que no existen. La persona se siente infeliz y miserable por no poder comprar lo que ve en la televisión o en el diario, y termina gastando el dinero que no tiene.

La tarjeta de crédito o el cheque se transforman con suma facilidad en un pasaporte de autodestrucción. Las deudas van formando una bola de nieve que aumenta y aumenta de dimensión a medida que el tiempo pasa.

El consejo de hoy es: No pienses que la mejor ayuda que tú puedes ofrecerle a una persona que se está ahogando en el mar de las deudas, es prestarle dinero o salir como garante a su favor.

Lo mejor en esas circunstancias es parar y repensar el sistema de vida y las prioridades. Ver en qué estás gastando tu dinero. Después, confiar en Dios, clamar, ser fiel a él en la administración de los recursos financieros y creer que Dios puede colocar en orden tu escala de valores y tus prioridades, para salir de la situación en la cual te encuentras, porque: “Con ansiedad será afligido el que sale por fiador de un extraño; mas el que aborrece las fianzas vivirá seguro”. (Pr. Alejandro Bullón)

 

 

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