Publicado por: Claudio Nuñez | domingo 21 de febrero de 2021 | Publicado a las: 11:44
Puede ser en una operación, en un trabajo de construcción, en el trabajo de un medio, o en un directorio, incluso en el Gobierno, uno puede decir una cosa y generar un cambio, una molestia total, hasta en un partido, un gol puede cambiarlo todo.
En hora y media todo puede cambiar de principio a fin, las palabras, los proyectos, las ideas, replantearse incluso la vida, justamente en 90 minutos.
Cuando el árbitro Julio Bascuñán dio el pitazo final la mayoría de los hinchas de Colo Colo terminaron satisfechos y eufóricos por salvar la categoría y no descender a Primera B, porque el papelón durante el 2020 hasta ahora continúa retumbando en los suelos de Macul.
Fueron 90 minutos del terror, pleito tenso pero un cabro joven como Solari logró cargar esa mochila histórica y mantenerla. El sufrimiento hasta el final durante ese lapso de tiempo y 5 de adición, si pasaba lo contrario, un país podría quemarse por completo tal como ocurrió cuando bajó River en Argentina en 2011, pero no ocurrió. 90 minutos que por un lado un equipo tan popular, transversalmente hablando, tuvo la chance de permanecer en primera.
En 90 minutos, y quizás algo más, el Ministro de Economía Lucas Palacios, tuvo pésimas palabras hacia el profesorado «En el caso de los profesores, llama la atención que busquen por todas formas no trabajar, es un caso único en el mundo y yo diría qué de estudio», sin ninguna base, ni fundamento, de forma irracional y torpe dispara una brutalidad hacia un gremio que, tanto como a otras profesiones han tenido que reinventarse durante la pandemia para continuar haciendo clases a los alumnos. Intentar arreglarlo en 90 minutos, ya era tarde. La gente y los profesores por redes sociales lo destrozaron; y esto es un problema que no sólo proviene del Ministro Palacios, son nuevamente errores comunicacionales que no tienen un muro o filtro para decir las cosas correctamente. En 90 minutos la polémica se mantuvo, y pidió disculpas, pero ya es demasiado tarde.
En 90 minutos, una persona tuvo que hacer fila, y larga, para vacunarse, con el permiso correspondiente, contra el Covid-19; a la entrada aquella fila tras 30 minutos de espera logró ingresar al lugar para vacunación. Ahí tendría que esperar, otros 30 minutos, pero no ocurrió, lograron dejarla en un box, tras esperar donde le hicieron las consultas, papeleos varios y a vacunarse; pero no podía irse, debía esperar, esta vez, otros 30 minutos para que la vacuna surta el efecto necesario. Fueron 90 minutos de un trámite, donde aquella persona, con sus esperanzas puestas para sanarse, aquella vacuna, le cambió en algo la vida.
A raíz de esto, en hora y media todo puede cambiar de principio a fin, las palabras, los proyectos, las ideas, replantearse incluso la vida, justamente en 90 minutos.