El Tribunal Constitucional de Rumanía tomó una decisión histórica al anular este viernes la primera vuelta de las elecciones presidenciales, celebradas el pasado 24 de noviembre.

Este proceso había dado como ganador al candidato prorruso Calin Georgescu, quien ahora enfrenta acusaciones de beneficiarse de una campaña de injerencia extranjera orquestada por Rusia.

La alta corte resolvió por unanimidad anular «todo el proceso electoral relacionado con la elección del presidente de Rumanía», obligando al Gobierno a establecer una nueva fecha para unas elecciones que deberán comenzar desde cero.

Esta decisión marca un precedente en los 35 años de democracia en el país balcánico y llega en un contexto de alta tensión política, con acusaciones de interferencia externa y ciberataques masivos.

Informes de inteligencia desclasificados por el presidente Klaus Iohannis revelaron que la campaña de Georgescu fue impulsada mediante redes sociales, con una sofisticada estrategia financiada con fondos externos y respaldada por bots y pagos a influencers.

Además, se registraron 85.000 ciberataques atribuidos a Rusia, dirigidos a dividir a la sociedad y debilitar las posturas proeuropeas.

El primer ministro Marcel Ciolacu calificó la decisión del tribunal como «la única solución justa», destacando que la injerencia extranjera había distorsionado el resultado electoral de manera descarada.

Mientras tanto, la anulación del proceso electoral deja a Rumanía en un limbo político y obliga al Gobierno a reorganizar unas elecciones que estaban previstas para definir el futuro liderazgo entre la europeísta Elena Lasconi y el ultranacionalista Georgescu.