Publicado por: DiarioTiempo21 | viernes 9 de octubre de 2015 | Publicado a las: 08:43
Lo dijo un victoriense y bombero, que fue juez del crimen, juez del Tribunal Oral en lo Penal de Temuco, fiscal judicial y ministro de la Corte de Apelaciones de Punta Arenas. Hoy, tras 32 años de permanencia en el Poder Judicial, es Presidente y vocero de la Corte de Apelaciones der Temuco.
Aner Ismael Padilla Buzada nació en Victoria, el 3 de septiembre de 1949. Reconoce que el tema de interés en la prensa lo heredó de su padre, de quien habla con orgullo. Su padre, Aner Padilla Zapata, fue destacado periodista, escritor y fundador del Cuerpo de Bomberos de Victoria y de Adiva Buzada Cocio, fundadora de la Cruz Roja de la misma ciudad.
Debe ser de sus padres que heredó una marcada vocación de servicio público, que lo ha llevado a ejercer múltiples roles en beneficio de la comunidad, como es la docencia universitaria, como un activo miembro de distintas unidades del Cuerpo de Bomberos de Chile y como presidente de Comités Paritarios y de Departamentos de Bienestar del Poder Judicial.
Aner Padilla cursó sus estudios básicos en la Escuela N°2 y en el Liceo de Victoria y sus estudios medios los realizó en el Internado Nacional Barros Arana de Santiago, desde donde migra a la capital del Bío Bío para cursar sus estudios superiores de Derecho en la Universidad de Concepción, entre los años 1970 a 1974, recibiendo su título de abogado el 22 de enero de 1980, otorgado por la Corte Suprema.
En el año 1993 ingresa al Poder Judicial como relator de la Ilustrísima Corte de Apelaciones de Temuco, cargo que desempeñó durante un periodo de 10 años. Entre los años 1993 y 2006 fue juez del Primer Juzgado del Crimen de Temuco. Durante el año 2006 fue juez del Tribunal de Juicio Oral en lo Penal de Temuco. Del año 2006 al 2012 se desempeñó como Fiscal Judicial de la Ilustrísima Corte de Apelaciones de Punta Arenas y desde el 9 de abril a la fecha fue Ministro del máximo tribunal de alzada de Magallanes, cargo que a contar del 14 de agosto del año 2014 y tras 32 años de trayectoria en el Poder Judicial, está al de la Corte de Apelaciones de Temuco, hoy en calidad de vocero y presidente. En esa calidad lo entrevistó Tiempo21.
Cuando era juez del crimen
Para un periodista, la época del reporteo es un paso fundamental: estar en la calle, visitar las fuentes, recorrer los sectores asignados, en fin, buscar la información y la noticia. Para un Ministro de Corte ¿aún recuerda su paso como juez del crimen, por ejemplo?
-Por supuesto que sí. Por supuesto.
¿Cuál es la diferencia, ¿ahora que es presidente de una Corte, que extraña de su período como juez?
-En primer lugar, era juez del crimen y la acción penal la sostenía el poder judicial y las investigaciones de los delitos la realizaba el juez del crimen. Por esto del secreto del sumario teníamos muchas limitaciones y justamente las teníamos ante la prensa para poder explicar las diligencias, pero siempre tratábamos de entregar un mínimo de información que no afectara el éxito de la investigación, pero las relaciones con la prensa siempre fueron buenas. Usted debe recordar casos emblemáticos en la región, como el marino que asesinó a sus padres en Chillán, donde sucedieron los hechos, pero se investigaron desde Temuco, esa fue una buena diligencia; el caso del contador que apareció en el río Cautín con un cable en el cuello donde todos pensaban que se había ahorcado y al final se comprobó que fue un homicidio calificado. Es decir, eran otros tiempos donde la acción penal es distinta a la de ahora y donde los jueces teníamos limitaciones en el contacto con la prensa, pero tratábamos de no ser tan cerrados y siempre buscábamos dar alguna información.
Pero se da el caso que aún muchos jueces no quieren hablar y recurren al famoso precepto que hablan por sus fallos, mecanismo quizás válido en otros tiempos, pero ahora…
-Lo que pasa es que muchos jueces no pueden opinar. Soy vocero de la Corte y me tocó opinar sobre un tema de la ley Antiterrorista y lo miré desde el punto de vista de la experiencia, porque cuanto hubo que aplicarla, no la apliqué pero recurrí al Código Penal. Pero eso es una posición. En ese caso se llegó a esa conclusión pero no es una norma que hay que seguirla permanentemente.
Pero frente a un caso de este tipo, ¿usted sigue aplicando el Código Penal o la Ley Antiterrorista?
-Yo dije claramente que es un tema de pruebas. Lo que pasa que cuando uno conoce el problema mapuche, parto de la base que los mapuches están pidiendo una reivindicación de algo que se les despojó. Eso está en la historia y no hay dos versiones. No hay ninguna versión que se diga que al pueblo mapuche no se le despojó de lo que tenían o de lo que se le asignó, que es peor, porque a ellos se les asignaron tierras y no obstante eso, se les despojaron y eso es una realidad. Y cuando uno conoce la realidad obviamente puede entender mejor. Pero de ahí a que estas reivindicaciones sean a través de hechos violentos, nosotros estamos justamente para castigar los hechos ilícitos.
No está de acuerdo
Presidente, el antiguo sistema estaba bastante desprestigiado y eso uno lo observaba como lector o como reportero. Y muchas veces uno pudo observar que los jueces descansaban sobre actuarios que generalmente no tenían una buena preparación, pero, ¿qué rescata de ese antiguo sistema y que debiera ser reconocido en el actual sistema?
-En primer lugar, no comparto que el sistema estaba desprestigiado, absolutamente no lo comparto porque fue propaganda para justificar la reforma pero le puedo asegurar que después de haber sido juez del crimen por 13 años, los actuarios no eran los dueños del proceso, el dueño del proceso era el juez. El problema era que cuando el juez tenía exceso de trabajo y tenía que delegar una parte pero al final la última palabra siempre la daba el juez. Pero fíjese que el antiguo sistema penal también tenía cosas buenas. Primero, todo lo que se denunciaba se investigaba. El juez no tenía la facultad de decir archivo esto; el juez tenía que investigar todo y esa investigación era controlada por la Corte, hecho que no sucede ahora; no existe un control tan riguroso como el que había antes y aun cuando se demoraban algunos casos, el 80% de los proceso terminaba a los seis meses. Eso no se dice. Lo último: se criticaba que el juez era el que investigaba y fallaba, pero ¿qué hay de malo que el juez, que recibe la prueba de primera mano, no esté en condiciones de fallar una causa? El juez estaba en el sitio del suceso, en la autopsia de un cadáver, el juez recibía la primera información del imputado. ¿A quién le declaraba le imputado? al juez; le explicaba el motivo de su delito. Esa prueba nunca la va a tener un tribunal oral. Hoy, el tribunal puede escuchar al imputado –si es que quiere declarar-, puede saber lo que pasó con un cadáver a través de un perito, pero nunca un tribunal va a estar presente ante la muerte, ahí, en el lugar. Por lo tanto, esa forma de recibir el juez la prueba era directa, había inmediatez. Pero tampoco le puede atribuir a los actuarios que manejaban los procesos. –Eso no es efectivo-. Eso dependía exclusivamente del juez que controlaba la investigación. Si el juez delegaba mucho, obviamente había peligro para el actuario. ¿Cuál era el daño que podían causar los actuarios? Entregar información a los abogados sobre el secreto del sumario, seguramente, alguna vez a través de una dádiva. Puede que hayan existo malas prácticas pero el juez podía prohibirlas. Y así lo hacía.
A propósito de malas prácticas. ¿Usted ha tenido conocimiento en el tiempo, de malas prácticas aún en algunos juzgados del crimen?
-Es probable. Pero el sistema no permite como antes que se sabía de estas malas prácticas pero yo creo que algo debe haber, algo debe haber. No tengo una información exacta. Yo viví la Reforma Procesal Penal cuando viví en Temuco, estuve en un tribunal oral también, pero también estuve presente en Punta Arenas durante ocho años, donde no había tanto ingreso de tantas causas penales, de tantos delitos como aquí.
Virtudes de un sistema
Volviendo a la respuesta anterior relacionada con la presencia del juez en la investigación de un delito. Los jueces participan en una academia donde actualizan sus conocimientos y en permanente capacitación y estudio. ¿Usted sabe si los fiscales tienen un mecanismo similar, academia, además de su organización gremial?
-Academia no tienen pero sí sistemas de auto capacitación. Ellos están permanentemente en eso. El mecanismo se va generando. No tienen una academia como la de nosotros que es para todo el Poder Judicial. Pero las fiscalías reciben capacitación, actualización. Es tan especial su trabajo que nosotros los jueces tenemos que tener capacitación en todos los ámbitos del derecho. Ellos tienen capacitación en el ámbito de la investigación penal o en el derecho penal. Nosotros en todas las ramas del derecho.
Pese a todo, ¿usted creer que esta Reforma Procesal Penal ha logrado llevar justicia y transparencia en los procesos, a la gente?, se lo pregunto porque una de las críticas del antiguo sistema es que no era eficaz y no era tranparente…
-El nuevo sistema tiene muchas virtudes. Tenemos un proceso penal público, contradictorio, creo que existe transparencia, porque en el fondo al evitarse el secretismo se ganó mucho porque en los sumarios secretos la gente especulaba. Pero ese sumario secreto era bien hecho, bien investigado, lo que sucede que todo el mundo no está en conocimiento de la etapa del secreto. No se olvide que después que se levantaba la etapa del secreto y ahí todo el mundo tenía el derecho a tomar conocimiento, no solo las partes sino también la prensa. Ahora no es el momento de evaluar la Reforma Procesal Penal para hacer una comparación con el sistema antiguo. La RPP ha tenido que irse perfeccionando; adecuando a las necesidades de la persecución penal. El problema mayor que tiene la gente hoy es la seguridad. Lo que más la preocupa al ciudadano chileno es la delincuencia y todos los organismos que participan en el combate a la delincuencia tienen que preocuparse preferentemente de ese problema. El Ministerio Público es quien investiga los delitos y sus investigaciones llegan a los tribunales: las formalizaciones, los controles de detención, la preparación del juicio oral, todo y los tribunales tiene que actuar en consecuencia. Una buena investigación va a llegar seguramente a una condena y una mala investigación no podría llegar a una condena.
Entonces, el órgano persecutor tiene que cumplir con su función. Hay una ley de fortalecimiento del Ministerio Público –de la que tuve conocimiento reciente- que creo que va a mejorar en gran parte el déficit que se le encuentra al sistema de investigación, que es dar respuesta a los delitos de menor connotación, porque da la sensación que no hay preocupación de ellos. Se está aumentando el número de fiscales, equipos de alta complejidad, pero también en buscar los focos para racionalizar la función de las fiscalías. Eso creo que puede dar un mejor resultado en la investigación penal.
Mejor inteligencia
Una de las grandes polémicas del último tiempo –tanto entre abogados, medios de comunicación y personas ligadas a la justicia- es la relacionada con el llamado Caso Hagan, y se cuestiona la calidad de la investigación del Ministerio Público. Creo que estamos en presencia de un cuello de botella y donde los medios han señalado una serie de errores en la investigación. ¿Cómo se puede superar?
-En el Caso Hagan no me voy a pronunciar porque eso va a llegar aquí. Es probable que me toque actuar. No lo pongamos como ejemplo. Déjelo como usted lo ve, lo que piensa la gente, lo que piensa la prensa. Con respecto a la investigación propiamente tal, la gente, la comunidad se preocupa. Hay gente que no quiere denunciar. Encuentra que no es un camino para tener resultados y eso es lo que hay que revertir pero es un tema de todos nosotros, del Ministerio Público, de las policías. Creo que en este momento, en esta región –lo han dicho los parlamentarios y muchos otros- que tenemos que mejorar el sistema de inteligencia dentro de las policías pero el Ministerio Público también debe trabajar la investigación y la persecución penal. Creo que ese es el camino, porque fíjese que en la mayoría de los hechos violentos de la región, prácticamente los autores están identificados, se sabe quiénes son, pero no se tienen las pruebas para llegar a un buen juicio. La única prueba que tienen es cuando llegan a un delito flagrante. Ahí sí pero eso es difícil y complicado. No se olvide y según la percepción que tengo, los focos están bien determinados en la región, la región no está llena de conflictos, están muy focalizados y en general, las comunidades indígenas no están de acuerdo con la violencia.
Usted cree que esta diferencia pueblo mapuche con el pueblo chileno, requiere una solución política, en lugar de la vía judicial?
-Sí. Mire, estamos en un Mundial de Rugby. ¿Cómo se presenta la selección de Nueva Zelanda? Con un ritual maorí (haka). Eso se llama pluriculturalidad, donde el estado acepta que tenemos dueños de casa, que son los precolombinos y nosotros que llegamos desde fuera. Tenemos que convivir, armónicamente. Este ejemplo maorí permite recordar que hay un pacto de fines del siglo 19 con el estado. Cómo no va a ser bonito que una presentación deportiva nacional tenga una presentación pascuense o mapuche, por ejemplo. Asumamos eso porque es una realidad. Ellos existen, están aquí, eran lo está la toponimia y nosotros algo sabemos del significado de esos nombres (…) pero el tema es cómo logramos que todos los mapuches converjan en un tratado que los tenga presente, que no los excluya.
Ministro, hay una pregunta que hace mucho tiempo he tenido ganas de hacerla a un juez o ministro de Corte. ¿Qué comentario le merece la famosa frase expresada por un ex Presidente de la Corte Suprema –Israel Bórquez- quién señaló “los detenidos desaparecidos me tienen curco”?
-Era la visión que existía en el Pode Judicial de ese tiempo de este tema; representa muy bien lo que era el poder judicial y la Corte Suprema. Durante una época larga no se reconocieron los recursos de amparo, donde el poder judicial no ejerció sus facultades –podría haberlas ejercido- pero es parte de una visión sesgada de lo que era la realidad histórica de Chile en ese tiempo porque no olvide que estuvimos divididos entre los buenos y los malos, el tema era en qué lado estaba usted. Todo el mundo creía que estaba en el lado de los buenos y nunca reconocieron que estaban en el lado de los malos, ¿qué hizo el poder judicial de la época? Omitió ejercer sus facultades quizás por temor, por lo que sea, pero no lo hizo. ¿Qué ha hecho el Poder Judicial Hoy?. Ha reparado eso, ha entrado a conocerlos, ha tenido ministros en visita dedicados a perseguir las violaciones a los derechos humanos que fueron crímenes, delitos y de los cuales nadie, pero nadie, está exento de responsabilidad. Y le doy un dato: estas investigaciones han tenido resultados porque se ha usado el Código de Procedimiento Penal antiguo; el ministro en visita es un juez del crimen y con las facultades que tiene el código para investigar se ha tenido todos estos resultados. Nadie se ha acordado de eso. No sé si con el sistema reformado se habría llegado a esos resultados.