Publicado por: Claudio Nuñez | domingo 13 de diciembre de 2020 | Publicado a las: 10:55
“… surgió contemporáneamente una sigla tallada en los muros de las calles de Chile, actual cuaderno de quienes no conocieron la caligrafía, una velada expresión artística, a decir por el respetable pero ignorante público, la expresión “ACAB”, que pocos entienden su significado, pero no se demoran en señalar que es algo contra Carabineros de Chile”.
Escribe: Jorge A. Aguirre Hrepic, profesor de Estado, consultor en Inseguridad, Criminalista- Criminólogo.
Nadie puede desconocer que el idioma español, está dotado de una riqueza lingüística especial y casi ilimitada, en cuanto a conceptos, definiciones, sinónimos y antónimos.
Para qué decir de los modismos y regionalismos, cada día más integrados y reconocidos por la Real Academia de la Lengua española (R.A.E.)
Sin embargo, la imposición mundial del idioma inglés, como lenguaje de comunicación transversal, de negocios y turismo, es abismante.
La traducción e interpretación idiomática o de dialectos, sin duda debió surgir después de los sucesos de la torre de Babel, donde a partir de la ambición del ser humano por alcanzar a Dios – según el génesis de la Biblia- éste los castigó confundiéndolos comunicacionalmente, surgiendo diferentes lenguas.
De ahí en más, comenzó la búsqueda y aceptación de un idioma universal, para lograr el mejor entendimiento, estableciéndose hasta nuestros días, la lengua de Shakespeare, un idioma antaño flemático en su origen, pero con una actualizada y pragmática pronunciación, que permite hacerse entender en todas las latitudes. Aunque, según los entendidos, pronto habrá que aprender a hablar el chino mandarín. Teoría que da para otra nota.
Cantantes, de pegajosas canciones y conforme a la moda de cada decenio, han plasmado frases famosas, que superan a las primeras establecidas en el idioma latín.
Escritores de grandes obras, han inmortalizado párrafos completos y sentencias que aún son enunciados en todo el mundo, especialmente en la diplomacia. Las traducciones a múltiples idiomas, no han cesado.
Los más grandes científicos se han comunicado e informado de sus inventos preferentemente en inglés, independiente de sus propios orígenes de nacimiento y muchos han adoptado otras nacionalidades, buscando mejorar sus condiciones de vida y apoyo a sus experimentos.
Finalmente, quien no ha entonado una canción en inglés, con dudosa pronunciación con tal de sentirse en onda y a la moda, sobre todo con amigo -generándose una corriente colectiva de entendimiento aun sin serlo- lo importante es demostrar que se está vigente.
Qué duda cabe entonces que “Chile, la copia feliz del edén”, hace carne y espíritu al término “copia”, entendida como la reproducción exacta de una obra, de un texto o de algo original, por cierto.
Es decir, desde siempre hemos sido mayoritariamente copiones, fundamentalmente porque la innovación genera envidia y el temor al cambio no tiene nombre, salvo cuando algo es absolutamente favorable a los más mínimos intereses particulares de la gran cantidad de ingenuos ciudadanos. Viva el asistencialismo.
Las frases, “lo he ganado con el sudor de mi frente”, “nunca he heredado nada”, “nadie me ha regalado nada”, “he vivido a punta de préstamos”, “debo hasta los calzoncillos”, “trabajando, puedo llevar el pan a la mesa familiar”, “vivo al 3 y al 4”, y “le pegue el palo al gato, me casé muy bien”. Entre otras, que ya no se entonan, no se pronuncian y no existen, fueron cambiadas por; “de cuánto es el bono”, “y cuándo el aguinaldo”, “estamos esperando el PMG” (Plan de Mejoramiento de Gestión), que se paga cada tres meses a algunos empleados públicos. Y otras más que no son del caso señalar.
Para que vamos a indicar algunos aspectos de cultura general. Aquí es donde el fracaso, hoy por hoy, es absoluto. Salvo en materias de fútbol, de farándula y redes sociales, siendo esta última la fuente de conocimiento vital que genera corriente de opinión, aunque no sea ratificada pues su viralización es automática y exponencial.
En este orden de ideas, lo que es antiguo e ignorado, cuando alguien lo transforma en moda, y de frecuente pronunciación, todo el mundo repite sin siquiera indagar su origen. Para millones, la “Anarquía” y sus discípulos, surgieron, a partir del 18 de octubre de 2019, en Chile. Lamentable para los griegos, nadie les da el crédito de haber creado esta palabra, como significado de ausencia de autoridad o ausencia de gobierno.
Así las cosas, también surgió contemporáneamente una sigla tallada en los muros de las calles de Chile, actual cuaderno de quienes no conocieron la caligrafía, una velada expresión artística, a decir por el respetable pero ignorante público, la expresión “ACAB”, que pocos entienden su significado, pero no se demoran en señalar que es algo contra Carabineros de Chile.
A decir verdad, ACAB, sigla inglesa, de antigua data significa “All Cops are Bastards” (Todos Los Policías son Bastardos), creyendo que esa ofensa es particular hacia la policía.
Los defensores de la igualdad, de la dignidad y justicia social que tanto pregonan, parecen no recordar que “Bastardo”, proviene de una persona que ha nacido fuera del matrimonio, es decir varios entonan y escriben algo, sobre su propio origen, tan de moda en estos tiempos. El mundo es redondo y gira.
De igual forma, al revés, la sigla es “BACA”, pudiendo significar “Bribones Andan Cometiendo Agresiones”, por decirlo suave.
En todo caso, a modo de ilustración, el origen de ACAB, es antiguo y se atribuye a las barras inglesas “Hooligans” en el año 1920. Luego en el año 1977, un periodista que estuvo preso en una comisaría y la vio escrita en una pared del calabozo, inmortalizándola en un diario. En la década de 1980, dos bandas de punk británicos, (O¡! – The 4 skins), procedieron a popularizar el acrónimo ACAB. Seguidamente, Sara Hebe, también hizo lo suyo.
Desde la perspectiva criptográfica o numerológica, el acrónimo ACAB, por la ubicación de precesión en el abecedario de estas letras, se ajusta a la clave “1312”, por sus letras; A=1; C=3; A=1; B=2.
En síntesis, mientras en Chile se pintan las paredes con tipo de garabatos gráficos, que aspiran al premio nacional de arte. En otros países, esta forma de anti estética expresión, solo ha sido replicada con tibia frecuencia.
Pero lo que sí ha generalizado la propaganda, ha sido la escritura de ACAB, en artículos personales de individuos de ambos sexos, como camisetas para asistir al fútbol, especialmente en Europa. En todo caso, las antiguas democracias en sendos actos de inteligencia cognitiva, procedieron a multar a quienes exhibían este acrónimo en sus pertenecías. Aquí en Chile, eso es gratis y los padres sin voz ni voto, lo encuentran chori. (En alusión a que es buena onda de los jóvenes)
Fue así que, llegamos a octubre de 2019, y en pleno estallido social o delincuencial chileno, este acrónimo se empezó a considerar como consigna política, por parte de los subvertores que enfrentaban directamente a Carabineros.
Después, en mayo de 2020, algunos manifestantes estadounidenses del movimiento Black Lives Matter, pintaron estas siglas en las protestas en Mineapolis, como efecto de la muerte del afroamericano George Floyd, que después de ser detenido, denunciado por un delito menor, fue sometido por la policía y murió por asfixia, creándose un gravísimo desorden por lo que se denomina brutalidad policíaca.
De ahí en más, tanto en México, como Colombia, Guatemala y Perú, en definitiva donde hay manifestaciones públicas y aparece la Policía, surge el acrónimo ACAB, como bandera de lucha de todos los grupos minoritarios e intermedios, que sienten que el año 2020, además de la pandemia, es el año de la protesta, por lo que sea, sin expresión de que causa se trata. Total da lo mismo, hay que protestar.
En honor a la verdad, un amigo de muchos años, futbolista de los buenos y que se llama Juan Carlos, me llamó por teléfono para testear mi conocimiento sobre “ACAB”, y en esta leve discusión, me dijo, “ojo con el 13 de diciembre próximo, es decir 1312, ACAB”.
Entonces, más claro que agua de campos de hielo sur, el domingo 13 de diciembre de 2020, se viene a ritmo de punk británico, cantado en inglés criollo, con modismos del lumpen, con doctrina anárquica y los enemigos de ellos mismos, es decir los anti bastardos, a la calle a impartir cultura a través de muros y destrozos públicos y privados ajenos, total la costumbre popular no tiene juicio moral de reproche, todo vale mientras no aprendan a llorar.
A modo de epílogo, es frustrante para los chilenos que no hemos sido capaces de exportar la célebre frase criolla de muros y panderetas nacionales, “Al lucho le gusta el p….”. Nadie nos copia eso y los punk ingleses que cantaban ACAB, tuvieron una vida útil de 4 años.
God save the Chile.