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En La Araucanía, la experiencia de otros no sirve

Publicado por: Claudio Nuñez | domingo 20 de marzo de 2022 | Publicado a las: 10:27

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“…tanto se habla de zonas de seguridad, control territorial y en la capital del Reyno de Chile, se critica a quienes vivimos en La Araucanía, de cómo no hemos sido capaces de solucionar este tema. Quienes más han criticado, fueron los nuevos ocupantes de La Moneda, los que adoptan protocoles itinerantes, en este nuevo orden del cambio por cambiar, aunque ha quedado en evidencia que hay más improvisación que nunca”.

Escribe: Jorge A. Aguirre Hrepic, Profesor de Estado, Consultor en Inseguridad, Criminalista-Criminólogo.

A un cumulo de errores algunos le denominan, “experiencia”, fundamentalmente porque se postula que las vivencias son individuales y de ellas, se debe aprender a no repetirlos.

Otros indican, que la experiencia es la madre de todas las ciencias.

Para otro grupo, la experiencia es parte de una práctica prolongada de eventos que proporciona conocimiento o cierta habilidad para hacer algo.

La mayoría, señala que haber vivido, sentido o presenciado algo, genera experiencia.

Los más generalistas, dicen que la experiencia es parte del conocimiento adquirido en la vida por las circunstancias o situaciones vividas.

En lo individual introspectivo, la buena o mala experiencia es la evaluación que hace cada persona en su fuero interno y generalmente solo exterioriza las ganancias, ocultando las derrotas.

Como sea, a través de la historia, hay múltiples ejemplos de que las experiencias anteriores vividas por otras personas no son consideradas convenientemente y por lo tanto existe la seria posibilidad de que se vuelvan a repetir una y otra vez.

Es aquí donde surgen los “expertos” en todo tipo de materias, que se basan en la acumulación de conocimientos, contenidos y expertis sobre determinadas materias, más allá de toda evaluación objetiva que pudiera existir, pero que, no siempre son consideradas adecuadamente.

Luego, nacen los especialistas en determinadas materias, que cuando son convocados, aconsejan subjetiva u objetivamente, sobre hechos, relatos previos, acontecimientos, pasajes y anécdotas de toda índole.

En este sentido muchos se cuestionan si las experiencias son hechos conscientes o inconscientes, emocionales, científicos o empíricos, lo que en definitiva puede dar lo mismo, especialmente cuando los actos no se cualifican ni cuantifican. Si no se miden, no existen. Así de simple.

Las experiencias tienen grupos y subgrupos, por eso las hay de todo tipo, siendo las más resaltantes las denominadas experiencias religiosas, experiencias sociales, experiencias sexuales, experiencias de vida, de salud, paranormales, placenteras, traumáticas, económicas, inolvidables, etc.

La tipología de experiencias es amplísima, pero lo que importa es que muchas veces corresponden a un antes y un después de haberlas vivido, por lo que debería haber una clara tendencia a corregir, lo que lamentablemente no siempre sucede.

La inexperiencia, no es solo un atributo de juventud o inmadurez, sino que se traduce en una forma de ser, de actuar, de vida, por lo tanto, no hay remedio idóneo para corregir nada.

En este sentido, entonces cual es la dinámica que ocurre con las acciones más relevantes e importantes y al más alto nivel, en un país, por ejemplo, en un reino, en una cultura, en definitiva, en cualquier lugar.

El resultado es bien contradictorio, principalmente porque no está regulado por patrones conductuales ni cognitivos, como debiera ser en un país donde la palabra de moda es “protocolo”, entendida como el método o mecanismos de las reglas para realizar adecuadamente las actividades.

Aquí, es donde se reprueban las materias, ya que lo que menos existe en Chile, es la observancia de los protocolos, es más se viven cambiando, y cuando se invocan los antiguos, dependerá de los sujetos involucrados.

La mejor muestra, surge en el estamento político, donde ningún tipo de experiencia previa ha servido, y ahí está la razón del porque algunos partidos políticos están condenados a la extinción y han seguido tropezando con las mismas piedras, la enumeración de hechos es larga, lata, inoficiosa y nadie hará caso, aunque se cambien los “protocolos”, total el ritmo lo impone el arte del acomodamiento temporal, contra todo pronóstico.

Parece complejo, pero es muy simple, cada uno hace lo que quiere conforme a su nivel de decisiones, sin considerar experiencias ni evaluaciones previas. Aquí surge la típica expresión, “ahora mando yo”.

Es decir, los liderazgos no interesan, solo sobreviven los jefes a la antigua usanza, con otros criterios, y para qué decir de los más jóvenes, dueños de todo el conocimiento y la razón, que no quieren ni dejan entrever que escucharan las experiencias de otros más sabios o ignorantes, pero con experiencia.

En el área chica, esta vez de qué ha servido la situación que se vive en La Araucanía, durante tantos años, con muerte, homicidios, quemas de bienes y servicios, atentados armados y terrorismo. De nada, no ha servido de nada, son repetitivos y reiterados en el tiempo, y seguirán siéndolo.

De que ha servido la experiencia del uso de las fuerzas armadas en los estados de excepción constitucional en estos tiempos, de nada, porque el uso de estas no obedece a la naturaleza de la gestión. El tema es mostrar que algo se hace.

Finalmente, tanto se habla de zonas de seguridad, control territorial y en la capital del Reyno de Chile, se critica a quienes vivimos en La Araucanía, de cómo no hemos sido capaces de solucionar este tema. Quienes más han criticado, fueron los nuevos ocupantes de La Moneda, los que adoptan protocoles itinerantes, en este nuevo orden del cambio por cambiar, aunque ha quedado en evidencia que hay más improvisación que nunca.

Al respecto, el bochornoso viaje y periplo vivido por la nueva ministra del Interior y Seguridad Pública de Chile, junto a su comitiva especial, donde sin la más mínima consideración de la última experiencia de las fuerzas policiales de la PDI, al cumplir una orden judicial, sufrieron un revés, que costó la vida al subinspector Morales.

Caso omiso de la experiencia previa de muchos, total nuestra bandera de lucha sí que vale y cuál fue el resultado, desastroso, no hubo pérdida de vidas porque los atacantes no quisieron. Hay que agradecerlo.

Este ataque, no fue tongo ni montaje, para los escépticos, solo fue la clara muestra de enviar la señal al nuevo gobierno y su presidente, que con la “Temu”, independiente de su orientación, no se juega y seguirán haciendo lo que quieran, aun cuando quieran evitarlo, total en materia de terrenos, poseen un “frente amplio”.

La derrota han querido modificarla lo que es lógico pero innecesario, ya que los efectos han sido claros y pronto se olvidarán y volverán a repetir, es un lujo que se pueden dar, total la experiencia de otros, no es evaluada asertivamente, porque son considerados alarmistas.

No hay que olvidar que el diablo sabe más por viejo que por diablo, por lo tanto, la experiencia hasta en la maldad, es importante.

Veremos qué pasa este 2022, con las experiencias vividas en tiempos pretéritos, ojalá no sea tarde.

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