Publicado por: Claudio Nuñez | domingo 15 de noviembre de 2020 | Publicado a las: 12:52
La organización benefactora aún le quedan días para lograr que en la discusión del Presupuesto 2021 de la nación, el Estado y el Congreso se logren conmover y –más allá de las restricciones financieras- traspasen los recursos necesarios a esta organización cristiana, que solo nos daremos cuenta de su caída en atención, cuando alguna vez tengamos que tocar sus puertas.
Desde hace algunas semanas, El director social del Hogar de Cristo, Paulo Egenau, ha venido planteando que luego de la crisis que ha afectado al país por el estallido social primero y la crisis del covid-19 después, la organización creada por san Alberto Hurtado, enfrenta una cris financiera que le obliga a golpear las puertas del Estado para que ayude a solventar esta gran obra de humanismo y amor cristiano hacia los sectores más vulnerables del país.
El sicólogo ha señalado que de los 7.800 millones de pesos gastados en sus distintos servicios el 2019, el Estado contribuyó solo con 1.800, Egenau solicita que «en la discusión del Presupuesto se incorpore en alguna glosa -probablemente del Ministerio de Salud- los recursos necesarios para que organizaciones de la sociedad civil que prestamos servicios estratégicos en salud» continúen funcionando «sin las consecuencias que tuvimos este año».
«Lo que el Hogar de Cristo requiere son alrededor de 3.300 millones, centrado en los elementos de protección personal (…) No es que en la sociedad civil pidamos que nos entreguen recursos, sino que estos estén en alguna glosa del Presupuesto para que por último que se nos entreguen los insumos», precisó en El Diario de Cooperativa.
En esa línea, lamentó que a pesar de reunirse con los ministros de Salud y Desarrollo Social para promover la idea, y de recibir el respaldo político desde el Partido Comunista hasta la UDI, «no tenemos ninguna señal concreta en las glosas presupuestarias».
La urgencia de su petición radica en que la adopción de protocolos sanitarios y la transformación de sus hospederías en residencias causaron un «aumento extraordinario» en los gastos del Hogar de Cristo este año, aparejado a «una disminución significativa de ingresos», que en suma lo obligó a reducir en un 10 por ciento sus programas.
«Por eso es que estamos haciendo este llamado de alerta», enfatizó Egenau con miras al eventual rebrote: «No podemos financiar otro estado de cuarentena con altas exigencias de protocolo (…) Necesitamos que el Estado se ponga del lado nuestro, y nos diga: ‘no se preocupen, van a contar con los elementos de protección personal para cuidar la vida y la salud de las personas que atienden, está garantizado», explicó.
No se puede ignorar que la situación económica, social y sanitaria actual del Hogar de Cristo nos ha impactado, generando gastos adicionales que han tenido que asumir y que continuarán mientras no exista una vacuna contra el coronavirus. Pero lo más peligroso y doloroso, que ante tantos frentes de aparición de bolsones de pobreza y de postergados, los chilenos nos hemos ido habituando a ella, permaneciendo indiferentes frente a casos como el Hogar de Cristo.
Por ello, como aún quedan días para la discusión del Presupuesto 2021, esperamos que el Estado y el Congreso se logren conmover y –más allá de las restricciones financieras- traspasen los recursos necesarios a esta organización cristiana, que solo nos daremos cuenta de su caída en atención cuando alguna vez tengamos que tocar sus puertas.