Publicado por: Claudio Nuñez | viernes 3 de julio de 2020 | Publicado a las: 11:17
Si nos atenemos a los conceptos de sanidad, responsabilidad, bases económicas y políticas que apuntábamos, ¿se cumplen todas ellas en el comportamiento de nuestras autoridades para controlar esta pandemia que nos llena de dolor, incertidumbre y pesimismo?
Con paciente estupor, conocimos este jueves las declaraciones de la ex seremi de Salud, de La Araucanía, Katia Guzmán, luego de presentar su renuncia indeclinable al cargo tras determinarse el sobreseimiento del sumario instruido en su contra.
Su dimisión se hará efectiva a partir del 15 de julio, tras hacer uso de sus días de feriado legal, según informó la Intendencia de dicha región. Mientras tanto, será la doctora Gloria Rodríguez quien continúe ejerciendo la subrogancia del cargo.
Suponemos que en el manejo de la información sobre la pandemia que nos afecta –como lo señala una carta enviada a radio.uchile.cl- que han tenido los diferentes gobiernos, hay una gran variedad de enfoques y estrategias. “Desde las democracias consolidadas y con alto Índice de Desarrollo Humano, con una transparencia total o cercana a ello, tanto en la entrega de los datos como en la oportunidad de dicha entrega, hasta otros gobiernos que, de una u otra forma, han entregado información parcial y/o con acomodos en la oportunidad de la entrega”.
Lo que uno espera, es que los gobiernos que deciden manejar la entrega de información, lo hagan inspirados en elevados principios políticos y éticos.
Lo que ha ocurrido con la renuncia de Katia Guzmán, que tanto ella como las principales autoridades políticas de la región vinculadas a Renovación Nacional, queda la sensación que los grandes culpables del bochornoso comportamiento de la ex seremi son los medios de comunicación.
Pero continuando con lo anterior, sospechamos que desde el punto de vista sanitario, las autoridades administrativas y políticas buscan un sutil equilibrio entre evitar a toda costa generar pánico por un lado, pero con la misma decisión inculcar la responsabilidad de los ciudadanos. Con ello, dicen los expertos, se podría obtener el mayor control del virus al menor costo sanitario.
Pero también queda otro equilibrio sobre el que hay que actuar para el control de la enfermedad. En lo económico se despliegan leyes, programas y decisiones para obtener los objetivos sanitarios con el menor costo económico para el país. Y, finalmente, en lo político, nos haga confiar en las decisiones del ejecutivo para señalarlo como autores de programas que arrojan resultados positivos para los chilenos y el país.
Si nos atenemos a los conceptos de sanidad, responsabilidad, bases económicas y políticas que apuntábamos, ¿se cumplen todas ellas en el comportamiento de nuestras autoridades para controlar esta pandemia que nos llena de dolor, incertidumbre y pesimismo?
Sin duda que no. Un comportamiento al estilo “aquí te las traigo Peter”, con miradas por sobre el hombro, con discursos para cautivar a la población y señalar que su poder político basta para controlar una enfermedad. Como resultado, exhibimos una de las tasas de contagio más altas del mundo porque el covid-19 creció como reguero de pólvora en comunas donde reina la pobreza, el hacinamiento y el trabajo informal.
Eso es lo que hemos sufrido en esta Araucanía con este caso de la ex seremi Katia Guzmán. Ella fue el hilo conductor para dar cómo llegó a esa repartición el covid-19. Esperamos que la investigación del Ministerio Público no sea otra que la verdad y que tampoco culpe a los medios de comunicación que inventaron una “fake news”. Lo que hicieron los periodistas, fue denunciar que alguien los contagió a ellos y también a un grupo de autoridades. Habría que determinar con la investigación en mano, los argumentos que permitieron concluir que la ex seremi no contagió a nadie porque de eso se trata .