Publicado por: Claudio Nuñez | domingo 2 de febrero de 2020 | Publicado a las: 12:34
Marta Lagos, la socióloga, ex gerenta de Mori, empresa dedicada a la realizar encuestas, recordó ¿año 1997, quizás?, que en un seminario realizado en la Universidad Católica, un economista local intervino frente a un alto funcionario alemán y le dijo que los chilenos tenían la solución para los problemas de la economía germana. ¿La receta? Privatizar y cambiar el modelo fracasado del Estado de bienestar. Un gesto de arrogancia muy propio de un país que pasaba por ser el nuevo rico de Latinoamérica.
El Fondo Monetario Internacional (FMI) hizo un brusco recorte a las proyecciones de crecimiento de Chile y ubicó la tasa a 0,9% anual debido a la ola de violencia que estalló el 18 de octubre y la respuesta s de la política económica a las demandas.
La cifra sufrió una brusca caída, ubicando la economía chilena como unas de las más débiles de la región, detrás de Argentina y Venezuela. En reportes anteriores situaba el crecimiento de Chile a un 3%. Se prevé que para 2021 este número sea de 2,7% anual, señala una nota escrita por el equipo de redacción de El Dínamo.
“Las perspectivas están sujetas a la incertidumbre provocada por las tensiones sociales y las respuestas de política económica ante las demandas sociales”, explicó Alejandro Werner, director del Departamento del Hemisferio Occidental del FMI y autor del informe.
La situación de nuestro país en el concierto internacional, especialmente en nuestro continente, nos debe llenar de vergüenza, reflexión y un profundo sentido de humildad, porque después de 30 años de crecimiento, nos creíamos tener la solución para todos y por ello nos sentíamos capaces de salir al mundo dando recetas.
Marta Lagos, la socióloga, ex gerenta de Mori, empresa dedicada a la realizar encuestas, recordó ¿año 1997, quizás?, que en un seminario realizado en la Universidad Católica, un economista local intervino frente a un alto funcionario alemán y le dijo que los chilenos tenían la solución para los problemas de la economía germana. ¿La receta? Privatizar y cambiar el modelo fracasado del Estado de bienestar. Un gesto de arrogancia muy propio de un país que pasaba por ser el nuevo rico de Latinoamérica.
«Me quedé con la boca abierta porque nadie intervenía para rectificar», relata. Y Marta Lagos lo hizo recordando que Alemania lleva 40 años de prosperidad y tiene índices económicos un poco mejores que los chilenos. «Nosotros tenemos que, aprender de ellos y no ir dando lecciones», afirmó entonces.
En ese año, preguntó: «¿Cómo no va a existir en el exterior la idea de que los chilenos somos ahora arrogantes. Al parecer, tantos años continuados con tasas de crecimiento promedio del 6,5% anual, un desempleo que bordea el 6%, baja inflación y agresivas políticas de penetración en los mercados internacionales han cambiado el carácter de los chilenos. La evolución ha sido brusca: de ser percibidos como tímidos y modestos, los chilenos -en especial los ejecutivos y empresarios de éxito- han pasado a ser percibidos como arrogantes.
Entre las recetas más vendidas por los chilenos en América Latina figuran la administración privada de los fondos de pensiones, en sustitución del sistema de reparto y el seguro privado de salud. Además, las empresas chilenas ya no sólo venden bienes al exterior, sino que invierten en otros países. Hoy, las pensiones y la salud –más educación- son los sectores más vilipendiados por los propios chilenos, al punto que las movilizaciones tiene el propio Presidente de la República, sumida en lo que calificó “la soledad del poder”.
Sin duda, nos faltó humanidad, humildad y sencillez. Durante muchos años vivimos en una gran burbuja, que los estudiantes rompieron porque el gobierno subió 30 pesos el pasaje del tren subterráneo. Si hasta los delincuentes viajaban a Europa a robar. Pongamos los pies sobre la tierra y trabajemos, con sueldo justo, más recreación, con justicia social y buen trato a nuestros adultos mayores y a nuestros trabajadores.