Las pasadas elecciones en Venezuela son un reflejo de una sociedad en problemas, con un proceso eleccionario espurio que ha desnudado la fragilidad del sistema democrático en su aspecto más importante, como lo es una elección popular. El sueño de millones de venezolanos fue truncado y manipulado de forma grosera, poniendo en vilo los cimientos de una débil democracia. Una ilusión de cambio y esperanza se vio esfumada por una dictadura totalitaria, que sostiene argumentos irrisorios para sostener resultados claramente manipulados.
La declaración del Centro Carter, sobre la elección en Venezuela, fue contundente y señala que la elección presidencial de 2024, no se adecuó a parámetros y estándares internacionales de integridad electoral y no puede ser considerada como democrática. El centro Carter no puede verificar o corroborar la autenticidad de los resultados de la elección presidencial declarados por el Consejo Nacional Electoral (CNE) de Venezuela.
Todo lo anterior, ha generado un clima de miedo e incertidumbre, dando paso a protestas y descontento de distintos sectores de la sociedad venezolana. Protestas por la falta de transparencia en el proceso electoral, provocando cacerolazos espontáneos y manifestaciones en las calles. Esto dio paso a una dura y violenta respuesta del aparataje estatal, dando inicio a detenciones ilegales a observadores, ordenes de detención a candidatos, persecución y muertes.
Como representante de la ciudadanía, siempre estaré por la transparencia de los procesos democráticos y el fortalecimiento constante de los valores de la democracia. Dejar pasar esta farsa, da pie para avalar tal engaño y fraude, el cual sin dudas afecta profundamente las confianzas y la credibilidad de las instituciones.
Resiste Venezuela y que impere la Democracia.

Leonardo Astete Melivilu
Consejero Regional Araucanía