Publicado por: Claudio Nuñez | domingo 28 de agosto de 2022 | Publicado a las: 12:34
Escribe: Jorge Aguirre, Profesor de Estado, Consultor en Inseguridad. Criminalista-Criminólogo
La función de seguridad y orden público es de antigua data, aunque siempre fueron cumplidas por el ejercito y seguidamente diferentes tipos de cuerpos de guardias hasta llegar al nombre especifico de “Policías”.
Conforme a lo anterior, cada país ha diseñado su propio modelo y otros países han copiado, -de buena o mala factura-, orientado a satisfacer las necesidades de convivencia pacífica y de derecho, que se requieren.
La función de policía es compleja perse, mal vista en muchos lugares, vilipendiada en otros, denostada en uno que otro lugar, odiada en varios y respetada en aquellos lugares de mayor conciencia ciudadana.
De ahí surge el antiguo dicho, cada país, tiene la policía que se merece.
No obstante, quienes han querido dignificar la función policial, han debido sortear muchos obstáculos, porque siempre los intereses personales o de pequeños grupos han primado sobre una mayoría.
Con el pasar de los tiempos, se puede evaluar que no hay mejores ni peores policías, sino que instituciones policiales distintas, las que, conforme a las problemáticas reales, mas no teóricas, deben asumir el rol para la que fueron creadas; dar eficacia al derecho y mantener el orden y seguridad publica interior de un territorio delimitado.
Es así, que el coronel de ejército y vicepresidente de la república, – algo que aun muchos no entienden este dual cargo-, don Carlos Ibáñez Del Campo, reconoce que las diferentes policías de Chile, (fiscales, municipales, cuerpo de carabineros del ministerio del interior), al estar separadas, no cumplían con las necesidades de Chile en el año 1925, de ahí que, decide realizar una fusión y crear un solo cuerpo policial, con nuevas características de diseño que lo hicieran único y que sirviera a todo el país. Fundando el 27 de abril a “Carabineros de Chile”.
El devenir político, – como siempre-, facilito que el presidente Arturo Alessandri, creara otra policía, extrayendo recursos de la anterior y formó el año 1933, el Servicio de Investigaciones, actual Policía de Investigaciones de Chile.
La competencia muchas veces no es mala, así que todo bien hasta ahí.
Han pasado los años, historias mas historias menos, convulsiones políticas de un Chile inestable han provocado cambios y actualizaciones, lo que es lógico y entendible.
Sin embargo, actualmente la mirada es diferente, donde más allá de la energía política contingente, de las autoridades que están por sobre el mando policial y de los seguidores ignorantes (que desconocen cosas) de ideas foráneas, han decidido destruir un modelo hecho a la medida de Chile.
Si, de Chile, porque ningún policía del mundo, entiende lo que pasa en estas latitudes, lo que han señalado públicamente. No entienden la cantidad de Carabineros para cuidar un partido de futbol, con barras incluidas, árbitros, bordeó, jugadores, público asistente y casas y personas cerca de un estadio.
No entienden que la seguridad de las ramadas de fiestas patrias (no pocos días), bingos, teletones, eventos deportivos, recitales, marchas de cuanto hay, tengan que ser protegidos por una policía nacional y que mas encima no pueda actuar, como ellos, en sus países desarrollados lo hacen.
Tampoco entienden que Carabineros, haya aportado contingente para combatir en potencial guerra con argentina en 1978. Son largos los ejemplos, pero hay que decirlo, eso entre otras cosas llevó a Carabineros a la medalla de bronce en el podio de la tercera policía de la OCDE (organización para la cooperación y el desarrollo económico).
En definitiva, las policías son necesarias para mantener la paz social, de lo contrario quedaría al arbitrio de la autotutela ciudadana, al mas puro estilo lejano oeste de estados unidos.
De ahí, que las policías deben estar contempladas en las respectivas constituciones de los países, como fuerza publica para dar eficacia al derecho y mantener el anhelado orden y seguridad pública.
Pues bien, el “borrador de la nueva constitución”, no considera para nada a las instituciones policiales (Carabineros y PDI), en ningún artículo o numeral, borrándolas del mapa y solo nombrando al general director de carabineros y director general de la PDI, para efectos de acusaciones constitucionales, de instituciones que desaparecerán. Un simple chiste.
Otro rol importante que desaparece es el “orden público”, esbozando que, a partir del 5 de septiembre de 2022, no habrá más marchas, protestas, desordenes, usurpaciones ni alteraciones el orden de cualquier naturaleza.
En la especie, Carabineros, dejando de existir, pierde su carácter militar, que no es lo mismo que ser militar, -pero eso no se entiende-, solo la tranca psicosocial percibida por políticos y constituyentes, les permite de manera perversa vengarse con Carabineros por haber participado del golpe de estado, pronunciamiento militar o junta de gobierno durante un periodo de la historia de Chile. Algunos esperaban enfrentamiento armado entre las fuerzas en la década de los 70.
Como sea, la defensa del nuevo engendro policial es una opción para el referéndum, en tanto, la defensa de la orgánica constitucional de las dos instituciones policiales, ha sido deficiente, poco técnica y alejada de la realidad de Chile, pero sin embargo también se resuelve con la otra opción del plebiscito de salida.
Por ello, quienes han levantado la voz, sin prohibición de deliberancia, han sido los Círculos de Carabineros en retiro, agrupados en ASOGREMCAR (Asociación gremial de Carabineros en retiro), FENACANIR (Federación nacional de Carabineros de nombramiento institucional en retiro), apoyados por el Movimiento No Mas Victimas, quienes han redactado un comunicado público, el que fue firmado titularmente por el movimiento ciudadano espontaneo “YAAC” (Yo apoyo a Carabineros), donde a partir de la visión de que esta propuesta constitucional, “debilita al Estado para garantizar la paz y la seguridad de las familias chilenas”. Es decir, afecta a todos.
Esta escrito, difundido públicamente, refiere a tres grandes ejes a saber:
1.- Permite la “degradación y politización de Carabineros”, indicando que la seguridad publica estará a cargo de las “policías”, sin explicar como se constituirán, ni cuantas serán, como funcionaran y cual será el verdadero control de las mismas. Nuevamente, volver a los años 1920, respecto del desorden policial.
Los tribunales y fiscalías, pasaran a un segundo plano y el ejecutivo impartirá las ordenes de rigor para aplicar la función policial a su arbitrio.
2.- Establece la “pérdida del carácter militar”, confundiendo a la población que es mejor tener una policía civil, ya que así se obtiene el control político civil, como si nunca lo hubieran tenido hasta hoy, y Carabineros fuera totalmente autónomo como lo señaló la ministra del interior y seguridad. Otro chiste.
A los incrédulos, pregúntenles a sus familiares de la quinta década de la vida hacia arriba, como era el control de la policía hasta el 10 de septiembre de 1973 y luego a partir del 11 de marzo de 1990, hasta esta fecha.
De no ser así, como se explica el descabezamiento de los altos mandos en determinadas épocas de la historia.
De hecho, las formalidades y disciplina de Carabineros, lo han reconocido múltiples instituciones y turistas extranjeros.
Es más, al propio ciudadano le molesta un Carabinero que no este bien presentado y de mal proceder, como a veces lo ha denunciado.
Por otro lado, las propias encuestas publicas lo han evidenciado en relación a los altos niveles de aceptación, por lo menos mucho más, que los propios políticos que pretenden destruir y reformar a carabineros.
3.- Con la nueva constitución, se potencia una delincuencia privilegiada y deja a las víctimas indefensas quedando sin defensa y representación profesional de carácter público en los juicios.
Avala lo anterior, el hecho de que se crean la defensoría penal publica (para imputados), que, si bien existe, se potencia, la defensoría del pueblo (exclusiva para pueblos indígenas y tribales) y la defensoría de la naturaleza. Todo esto financiado por todos los chilenos.
En definitiva, el texto que se propone, es apropiado para una sociedad utópica donde no se perciben peligros y que escapan a la realidad contemporánea. Por ello, la ingenuidad y el buenismo son visiones antojadizas que demuestran una total desconexión, falta de calle, falta de practica e irresponsabilidad.
Este 4 de septiembre, mas que una fecha simbólica, en los hechos se juega el futuro de Chile, pero en lo especifico se le transfiere al propio ciudadano la responsabilidad de escoger un modelo de seguridad y orden, que fue diseñado a espaldas de las instituciones policiales, donde debiendo hacer cambios, solo se pretende destruir.
De Ud., ciudadano, depende tener la policía que se merece o la policía que necesita, esta vez, sí que importa el mal menor, ya que después no se puede llorar sobre la leche derramada. La seguridad humana, es muy importante para dejársela al antojo de solo los políticos.
La información para escoger esta lanzada. Ud., decide en el nombre de su descendencia.