El fallo del tribunal de alzada dejó la sentencia firme, por lo que ahora los condenados deberán empezar a cumplir el presidio perpetuo calificado, el cual importa la privación de libertad de por vida.  Recién cuando hayan transcurrido 40 años de la pena, podrá optar a una libertad condicional.

La Segunda Sala de Corte de Apelaciones de Temuco confirmó hoy la sentencia  de presidio perpetuo calificado obtenida por la Fiscalía en contra de José Eduardo Aedo Reyes y Marco Segundo Barría Amolef, por los delitos de robo con intimidación y robo con violación perpetrados en contra de cuatro misioneras de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, hecho ocurrido el 30 de abril del año 2015.

La fiscal Magna Gómez, explicó que el tribunal de alzada rechazó el recurso de nulidad presentado por la defensa del condenado, lo que dejó a firme la sentencia que impone la pena máxima que contempla nuestro ordenamiento.   La persecutora se manifestó conforme con la resolución, especialmente por la tranquilidad que dará a las víctimas de este traumático hecho.

“Recordemos que afectó a cuatro jóvenes misioneras mormonas, las cuales efectivamente quedaron absolutamente devastadas tras la violación de una de sus compañeras, el proceso de reparación ha sido lento, pero justamente una de las partes de este proceso de reparación era la pena impuesta a los acusados”, expresó la fiscal Gómez.

Los hechos

En el juicio oral la Fiscalía acreditó que el 30 de abril del año 2015, en horas de la madrugada, los condenados, premunidos de un arma blanca y una pistola de aire comprimido semejante a un arma de fuego, ingresaron a una vivienda de la Villa San Andrés, donde dormían cuatro jóvenes misioneras de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días.

Los sujetos intimidaron a las religiosas con las armas, exigiéndole la entrega de dinero, y luego violaron a una de las víctimas, de nacionalidad argentina.

Declararon dos de las misioneras que sufrieron el robo con violencia, pero la Fiscalía optó por no traer al juicio a la víctima del robo con violación, por el daño psicológico que evidencia.