Publicado por: Claudio Nuñez | lunes 21 de marzo de 2022 | Publicado a las: 15:48
En este mes de marzo, y con el inicio de una nueva legislatura en el Congreso, el senador por La Araucanía Francisco Huenchumilla dio el puntapié inicial a los últimos cuatro años de su periodo como senador de la República.
Por lo que conozco, el núcleo central del conflicto son las empresas forestales. Y al mismo tiempo la Conadi debería avanzar para ponerse al día en los casi 500 casos de compras que están con retraso, pendientes.
En entrevista, el parlamentario manifestó su apoyo a las gestiones de la ministra Siches, animándola a “retomar el impulso” con La Araucanía, a la vez que repasó a los “problemas de fondo” que la actual administración debería abordar en la Macrozona Sur. Junto con ello, tocó distintos temas de la continencia nacional: una “necesaria” reforma a Carabineros; las intensas tratativas que se dieron en el Senado para presidir la mesa de la Cámara Alta; el presente y el futuro de su tienda política, la Democracia Cristiana, o la tarea de la Convención, a la cual pide buscar “los equilibrios necesarios”.
–A varios días de la visita de la ministra Siches, ¿cuál es su reflexión sobre lo acontecido en esa visita?
–Hay que valorar su disposición y voluntad hacia la situación de la Araucanía, más allá del tropiezo inicial; espero que ella y su equipo hagan la correspondiente evaluación, y vuelvan a retomar el impulso de enfrentar los álgidos problemas que tenemos acá.
En la Democracia Cristiana hubo diversidad de voces y opiniones en periodo presidencial, entre quienes manifestaron que el partido sería oposición, otros que dijeron que no sería oposición, y aún otros que hablaron de “oposición constructiva”. Hoy en día, ¿cuál de esas definiciones prefiere usted?
-Nosotros trabajamos y apoyamos la candidatura de Gabriel Boric, pero no éramos ni somos parte de su coalición; por lo tanto, no estamos en el Gobierno, pero pensamos que el país necesita los cambios y por ello los apoyaremos en su mérito. No estamos, en consecuencia, contra el gobierno. Somos independientes, dispuestos a colaborar y apoyar los cambios que nos parezcan adecuados y pertinentes.
–Entonces, se entiende que está usted por apoyar el trabajo de la ministra, y más allá de eso, el del gobierno.
-Por supuesto. Hay que darle todo el apoyo necesario; está recién partiendo y creo que todos deseamos que le vaya bien, para que pueda sacar todas las lecciones correspondientes y pueda tener éxito en su tarea. La región y el país lo necesitan.
Pero, ¿Ud. cree que es suficiente con el diálogo, o se requiere algo más?
-El diálogo es un método, pero se requiere una respuesta a los problemas de fondo. Diálogo y conversaciones hemos tenido muchos, a lo largo de estos años; ahora la gente quiere ver la solución, y para eso el Gobierno tiene que aterrizar y mostrar sus cartas.
¿Y cuál es la diferencia con lo que hizo el ministro Moreno?
-El ministro Moreno fue muy activo en recorrer la región y conversar con todos los sectores. Él estaba en un proceso de generar confianza con los distintos sectores, y también en un proceso de aprendizaje; pero la derecha y su gobierno nunca mostraron sus cartas respecto de la solución para el conflicto, más allá de las políticas públicas sobre el desarrollo que hacen todos los gobiernos. Pero, sobre el fondo, nada. Y más allá de la disposición del ministro Moreno su jefe, el expresidente Piñera, no generaba credibilidad.
¿Y cuáles son esos problemas de fondo?
-Son varios, pero veamos los determinantes: desde luego una respuesta al pueblo mapuche sobre las tierras, forestales y agrícolas; la situación de la violencia; la reparación a las víctimas de la violencia; los temas políticos como el reconocimiento constitucional, la autonomía y los escaños reservados; la inteligencia policial para la prevención y la reforma necesaria que requiere Carabineros; delitos conexos que pudieran existir asociados al narcotráfico y al crimen organizado; y todas las políticas de desarrollo de la Región.
¿Y cómo se aborda el tema de las tierras?
-Mas allá de los temas técnicos y jurídicos, éste es un tema político que requiere acuerdos con los sectores involucrados. Creo que el presidente debería hablar con los grupos dirigenciales de las empresas forestales y de los agricultores para concordar qué hacer, así como encontrar la disposición y voluntad para avanzar en una solución respecto de las superficies de las tierras y tener un horizonte en el tiempo; creo que con las empresas forestales puede ser más factible un acuerdo, por tratarse de grandes conglomerados transnacionales, y porque sus altos ejecutivos de se han mostrado dispuestos a conversar al respecto. Con los agricultores no es sencillo, porque se trata de empresas familiares con una carga personal y emocional muy fuerte.
Por lo que conozco, el núcleo central del conflicto son las empresas forestales. Y al mismo tiempo la Conadi debería avanzar para ponerse al día en los casi 500 casos de compras que están con retraso, pendientes. Hecho eso, debería instalarse una mesa de trabajo presidida por la ministra del Interior, para ver los aspectos técnicos y las fórmulas jurídicas y patrimoniales para su concreción.
¿Y qué le parece la solución que se escucha de la Convención, en orden a que en la futura Constitución se expropien todas las tierras y territorios para resolver el problema?
-No sé si es tan así como Ud. lo plantea. Pero la Constitución tiene por objeto fijar las reglas del ejercicio del poder y sus límites, y el sistema de convivencia que tendremos como sociedad, y creo que eso sería elevar el conflicto a escala constitucional, lo que requeriría una legislación complementaria; que tal como está la distribución de fuerzas en el Congreso, me temo que pudiera ser letra muerta. Soy partidario de un acuerdo político, tal como le señalé en la respuesta anterior. Habrá que esperar qué sale en definitiva de la Convención.
¿Y respecto de los dirigentes mapuche? ¿Cuáles son las señales que el estado debería darles?
-Con ellos no valen las promesas. Hay que conversar con las soluciones concretas que se vayan acordando.
Pero hay cosas más complicadas, como por ejemplo la autonomía.
-Sobre ese concepto hay mucho desconocimiento e ignorancia. No significa ni independencia ni secesión, ni nada por el estilo. Es una facultad para organizarse en sus asuntos locales, propios e internos. Así lo usan Estados Unidos, Canadá, Dinamarca, Noruega, Nueva Zelanda, y también Colombia y Panamá entre otros países, con sus respectivos pueblos originarios. En Estados Unidos hay más de 500 tribus autónomas y nadie ha pensado ni insinuado que esto afecta su soberanía o integridad territorial. Este concepto nace en la segunda mitad del siglo 20 en el derecho internacional de los PPII y se encuentra establecido por las NU y la OEA, en Tratados, Convenios y Declaraciones que el Estado de Chile ha firmado y/o ratificado. Lo saben todos los gobiernos de los últimos 30 años, a partir de los 90.
Pero, ¿por qué cree usted que ningún gobierno quiso entrar a las soluciones de fondo, ni a reconocer la demanda territorial, ni mucho menos a otorgar autonomía? ¿Nunca se le tomó el peso al problema de La Araucanía?
-Las clases dirigentes chilenas son profundamente ignorantes de este tema, y ese es un grave problema político, porque se supone que los que acceden a la conducción del estado conocen la historia de su país y sus nudos críticos; pero en Chile no es así. Entonces claro, como consecuencia, es difícil que haya voluntad política para entrar al fondo si no sabes cuál es ese fondo.
¿Y qué hay de Carabineros? ¿En qué situación ve a la institución hoy?
-En Chile tenemos una crisis de las instituciones, de la que no es ajeno Carabineros. Pero, por errores de alguno de sus miembros, no podemos echar abajo a la Institución. Debemos recuperar a Carabineros porque el país necesita una policía eficiente, proba y legitimada; acá en la región creo que Carabineros está con el alma herida; debemos recuperar su moral institucional. Espero que el nuevo Gobierno trabaje con el Alto Mando institucional en esa dirección; desde el Senado estaremos disponibles para eso.
Pasando a otro tema, ¿qué pasó en el Senado, donde incluso sonaba su nombre para presidirlo?
-En los órganos colectivos, con fuerzas políticas dispares, hay que buscar los acuerdos para tener una buena gobernabilidad interna. Así que se hizo el proceso y logramos un buen acuerdo. Eso es lo importante, más allá de los aspectos personales.
¿Pero cómo, si RN salió prácticamente peleada con la UDI, y el senador Ossandón se ha referido en todos los medios contra el acuerdo?
-Creo que la UDI enfrentó el proceso de búsqueda de acuerdos de manera institucional, que es lo corresponde; RN personalizó el problema en su candidato, y eso hubiera significado un acuerdo frágil. Creo que RN se equivocó.
¿Cómo vio a la DC, su partido, en este periodo de elecciones internas?
-Me gustaría ver a la DC teniendo una disputa por ideas y propuestas respecto de la Araucanía, de las migraciones, la delincuencia, la economía y el desarrollo del país, y no una pelea callejera por disputas internas, cuotas de poder y quién se queda con el timbre y la campanilla. Un espectáculo lamentable. Espero que la nueva directiva de Felipe Delpin esté a la altura y haga los cambios que se necesitan para evitar el colapso final”.
Finalmente, ¿cómo evalúa el avance que ha tenido el trabajo de la Convención Constitucional?
-Tengo una preocupación por la forma en que se ha desarrollado su trabajo. El país necesita hacer los cambios que nos saquen de la Constitución de la dictadura, y nos acerquen a un sistema como las democracias europeas. Por ello, los convencionales deben buscar los equilibrios necesarios para que todo el país se sienta interpretado por la nueva Carta Fundamental. Los países no se construyen desde cero, pero tampoco permanecen momificados. He ahí la tarea de la Convención.