Publicado por: Claudio Nuñez | martes 17 de enero de 2017 | Publicado a las: 11:44
Encuentro reunió a 600 pequeños productores y artesanos de la región a discutir sobre los principios de este modelo económico solidario e informarse sobre la certificación.
Buscando abrir un acceso directo al mercado en condiciones justas y equitativaspara productores, artesanos y agricultores de La Araucanía, es que la Agencia Regional de Desarrollo Productivo convocó a cientos de emprendedores en la ciudad de Villarrica a conversar e informarse sobre el Comercio Justo en un seminario que formó parte de acciones tendientes a conformar una estrategia regional.
“Nuestra región apunta a ser una de las pionera en el país en establecer un modelo de comercio justo que abra vías de comercialización directa entre los productores y consumidores, que reconozca el trabajo con sentido y se generen condiciones de trabajo dignas para los pequeños”, expresó el gerente de la Agencia de Desarrollo, Robinson López.
Hasta el gimnasio municipal de la ciudad lacustre llegaron productores de distintas comunas de la región, así como encargados de las unidades de desarrollo económico de los municipios para interiorizarse sobre las oportunidades que brinda este modelo de negocios fairtrade que en el país se implementa desde el año 2008 y que registra 13 organizaciones certificadas como lo expuso Ingrid Allende, gestora para Chile de la coordinadora para Latinoamericana y el Caribe de Pequeños Productores y Trabajadores de Comercio Justo (CLAC).
“Es un modelo instaurable para la región y una oportunidad real para que mejoren las condiciones productivas y de comercialización como única forma de defenderse de un mercado convencional que no funciona y no brinda mayores oportunidades a los pequeños, entendiéndose que implementar el comercio justo no responde solo a razones comerciales, sino que a un cambiode mentalidad en base a principios”, comentó Allende en el encuentro.
Otro de los expositores fue Soledad Valdez, coordinadora nacional del programa de la agricultura familiar campesina de ProChile, quien aclaró que el comercio justo es una vía de comercialización que no es para todos, en que la política ha sido primero socializar sobre este concepto al mercado nacional.
“Chile aún no tiene políticas al respecto, es todavía un movimiento social en que recién se trabaja desde el Ministerio de Economía el poner en la agenda este modelo ético de comercialización, como en los procesos de compras públicas del Estado, donde se da la dificultada de la regulación de los precios (costos)”, dijo Valdez.
Certificación
Uno de los puntos centrales que se discutió en la jornada fue el proceso de certificación de empresas que trabajan con el modelo de comercio justo en la producción y comercialización, el que si bien es voluntario al no existir políticas regulatorias para el mercado nacional, si es un plus importante para los mercados extranjeros ya que se deben cumplir estándares rigurosos.
Al respecto, Allende explicó que “no debiese ser un proceso complejo si la organización es proactiva, ordenada y tiene socios comprometidos, teniendo claro el motivo del por qué certificarse, en que es fundamental el trabajar de manera asociativa y entender que las oportunidades se generan así”, dijo.
En cambio Soledad Valdez advierte que si bien la certificación reporta beneficios en cuanto al precio venta y apertura de mercados;el enfrentar este proceso para un pequeño productor tiene un costo alto, pues “primero la gente debe trabajar de manera asociativa, porque usar el logotipo del fairtrade no es gratuito e incide directamente en las venta netas”.
“Sí se puede trabajar el comercio justo en el mercado nacional basándose en sus principios, sin la necesidad de certificarse, pese a que en Chile existen unas cuarenta empresas que se han certificado con miras al mercado internacional, porque acá no tiene mayor incidencia”, agregó.
Entre los asistentes al encuentro estuvo Silvana Pichulman, encargada del programa de asuntos indígenas de la municipalidad de Padre Las Casas, que trabaja con unas 5 mil familias que se dedican a la agricultura y la artesanía. “Nuestras artesanas realizan productos de gran nivel pero se ven disminuidas en posibilidades para vender a un precio justo su arte (…) con la información que tenemos ahora podemos promover en las agrupaciones que puedan activarse y participar del programa de comercio justo regional”, comentó.