Publicado por: Claudio Nuñez | lunes 4 de abril de 2022 | Publicado a las: 15:51
Poscosecha fue el tema central del día de campo convocado por INIA Carillanca y que congregó a 80 personas, agricultores, técnicos y profesionales del agro. Lo anterior en el contexto del programa, financiado por el Gobierno Regional “Mejoramiento de la competitividad del rubro hortícola en La Araucanía con el propósito de transformar a la región en el proveedor de hortalizas para la zona sur y de exportación”, iniciativa orientada a las comunas de Padre Las Casas, Temuco, Freire, Chol-Chol, Angol y Renaico.
“Este programa busca incrementar la calidad de vida de los pequeños agricultores de La Araucanía, a través de la incorporación de nuevas tecnologías de producción hortícola, que les permitan la inserción competitiva en las cadenas de valor. Además, busca mejorar la producción y comercialización del rubro hortícola para la agricultura familiar regional, contribuyendo a su desarrollo como alternativa de reconversión y diversificación de los sistemas productivos. De ahí la importancia de profundizar en temas como el que hoy nos convoca”, dijo Luciano Rivas, Gobernador Regional.
Elizabeth Kehr, Gabriel Saavedra, Maritza Bastias e Iverly Romero, fueron los profesionales a cargo de orientar el trabajo del día de campo, que se desarrolló bajo modalidad teórico práctica y que permitió a los asistentes mayor comprensión del tema tratado.
Cabe indicar que las hortalizas son alimentos nutritivos y saludables que destacan principalmente, por su elevado contenido en agua, vitaminas, minerales y fibra. Por ello se recomienda un consumo de 5 o más porciones al día junto con frutas, dado que su ingesta se asocia con un menor riesgo de enfermedades crónicas. Sin embargo, debido a este alto contenido de agua (>90%) y a su actividad metabólica, son alimentos muy perecederos, lo que significa que tienen una duración limitada una vez colectados del campo, comenzando a degradarse y perdiendo sus propiedades nutrimentales.
Cualquier hortaliza cosechada, luego de ser arrancada, sigue viviendo. Por lo tanto, este órgano respira, transpira (pierde agua) y experimentan cambios composicionales que alteran el nivel de sustancias de reserva (azúcares, almidón, lípidos), pigmentos, vitaminas, ácidos orgánicos, entre otras. Al igual que en humanos, con la respiración, las hortalizas logran mantenerse con vida generando energía obtenida desde sus reservas. Al ser cosechadas, estas reservas no pueden volver a ser reemplazadas y a la velocidad con que disminuyen será un factor de gran importancia en la duración de la vida de poscosecha del producto. También en este evento se corta el abastecimiento de agua y el producto cosechado continúa perdiendo agua hacia la atmósfera, tal como lo hacía antes de la cosecha.
Si bien, las hortalizas comprenden una diversidad de especies, para ámbitos de poscosecha las podemos agrupar de acuerdo a su metabolismo que por consecuencia tiene un comportamiento similar luego de la recolección. Así podemos agruparlas en hortalizas de hojas, tallo y flor (lechugas, acelga, espinacas, albahaca, coliflor, kale, brócoli, repollo espárragos y alcachofa), por otro lado, un grupo con órganos subterráneos (papas, zanahoria, betarraga, rabanito), y por último, hortalizas de frutos (tomate, pimientos, pepinos, ají, zapallo italiano).
Si bien en su gran mayoría las hortalizas cultivadas en La Araucanía van destinadas a mercado interno, este mercado interno de igual manera demanda calidad. Por ello es importante tener en consideración su característica en poscosecha, especialmente a la incidencia de las pudriciones, los daños por frío, la deshidratación y senescencia. Esta última es una fase natural de los productos, en donde el órgano comestible comienza a envejecer y deteriorarse. Cada uno de estos aspectos fue tratado en el día de campo.