Publicado por: Claudio Nuñez | domingo 30 de agosto de 2020 | Publicado a las: 12:09
“Nos hicieron gastar el fondo de cesantía, ahora se tuvo que recurrir a los fondos de pensiones, ¿qué hubiese sido de miles de familias chilenas si no tuviesen esos fondos? No hay nada que agradecer a este Gobierno sobre este proyecto, debemos agradecernos a nosotros mismos que lo solicitamos y exigimos”.
Escribe: Raúl Villavicencio, Encargado comunal Pro Santiago de Progresistas.
Un día 4 de noviembre de 1980 se firmó el decreto que marcaría el inicio de un nuevo sistema de pensiones en Chile, el que condenaría por varias décadas a las trabajadoras y trabajadores de nuestro país, un nuevo sistema de pensiones llamado AFP (administradoras de fondos de pensiones). Este nuevo sistema cambiaría para siempre las pensiones de vejez de todas y todos los chilenos. Criticado por algunos, celebrado por otros.
Luego de que el Presidente Sebastián Piñera promulgara “en privado” el viernes 24 de julio, la ley que permite el retiro del 10% de los fondos de las AFP, todas y todos estamos contentos porque recibiremos el 10% de lo ahorrado en esos fondos producto de nuestro esfuerzo y trabajo, y no se perdería en una mala inversión de los expertos de las AFP. Pero, ¿por qué la sociedad chilena llega a exigir ese 10%?
La crisis sanitaria ha generado un fuerte impacto económico en casi todas las familias de los países golpeados por la pandemia, siendo Chile sin duda alguna uno de ellos. Si comparamos con el país hermano Perú, el primer bono fue sobre los $90.000 pesos chilenos, muy lejos de los primeros $50.000 que ofrecía nuestro gobierno y por muy bajo la línea de la pobreza (que en Chile es de $170.000). Luego vinieron más bonos y otro, otro y otro…
Nada de eso fue suficiente para comenzar a cubrir deudas, pagar arriendos, pagar los gastos básicos, luz, agua, internet, alimentarse, nada de esos bonos anunciados con toda la parafernalia de parte del gobierno pudieron cubrir las necesidades de muchas personas, más del 13% de desempleados que hoy tiene nuestro país producto de la crisis de la pandemia.
Una vez que el gobierno se cerró a la posibilidad de inyectar plata fresca a los bolsillos de las familias chilenas, y solamente nos daba el camino de pedir créditos para pagar deudas y así de esa forma endeudarnos aún más, optamos y llegamos al último recurso que nos quedaba para poder apalear en parte esta crisis de salud que nos azotó sin aviso: la opción salvadora era echar mano a nuestros propios fondos de AFP.
El retiro del 10% de los fondos previsionales se presentaba como la gran solución a las urgencias económicas de las familias chilenas, los que se supone serian para nuestra jubilación el día que ya no podamos trabajar. Quedó demostrado no garantiza en absoluto los servicios básicos de cualquier hogar o cualquier persona que vive en nuestro territorio, aquí volvemos y hago mención a un párrafo que escribí de la columna “la clase media de Chile” donde menciono que debiera existir la clase “sálvate solo” y es lo que hoy justamente estamos haciendo, salvándonos con nuestros propios medios, con nuestros propios recursos.
Nos hicieron gastar el fondo de cesantía, ahora se tuvo que recurrir a los fondos de pensiones, ¿qué hubiese sido de miles de familias chilenas si no tuviesen esos fondos? No hay nada que agradecer a este Gobierno sobre este proyecto, debemos agradecernos a nosotros mismos que lo solicitamos y exigimos.
También debemos mencionar que el retiro del 10% de los fondos de AFP no sanará completamente la grieta que surgió en los hogares debido a la pandemia, a eso agregarle que muchos trabajadores informales que no tienen ahorros previsionales, que no cotizan o nunca han cotizado, tampoco serán objeto de la posibilidad de este retiro. Me refiero por ejemplo a los gásfiter, eléctricos, jardineros, artesanos, asesoras del hogar, vendedores ambulante, etc. Hay que decirlo, ellos también la están pasando económicamente mal.
Esta crisis finalmente nos deja una gran enseñanza, en gran parte nos abre los ojos a una nueva sociedad, una sociedad más unida, más equitativa y más solidaria. Esto es una señal más de que es ahora cuando tenemos la oportunidad de revertir todos estos verdaderos abusos hacia la ciudadanía, ahora podemos plasmar nuestras legítimas demandas y reivindicaciones sociales.
Llegó la hora de comenzar a mirar a un nuevo sistema previsional, ojalá un sistema de pensiones solidario y para eso será necesario una nueva constitución, por eso y muchas cosas más, los progresistas aprobamos una nueva constitución con convención constitucional, para que esta vez sea la gente, el pueblo, la clase trabajadora, la que decida por su propio futuro y no sea un club de amigos entre cuatro paredes que decidan por el nuestro.
Que alguien le avise a José Piñera que viaje urgente a Chile, tal como lo hizo en el 2016 a defender su negocio. Pero ya es tarde, el retiro del 10% de los fondos de AFP está aprobado y es una realidad. No nos olvidaremos nunca que este gobierno trató de evitar a toda costa la aprobación del retiro de fondos, nuestros fondos.
Ha queda demostrado con certeza absoluta que cuando la gente, el ciudadano de a pie, se une para exigir sus derechos, es cuando se obtienen resultados positivos.
¡Esta vez la voz del pueblo fue más fuerte que los intereses económicos de algunos!