Publicado por: Claudio Nuñez | lunes 15 de junio de 2020 | Publicado a las: 17:03
“El crédito es una fórmula universal y fácil que permite traer dinero del futuro al presente, creando consumo inmediato e inyectando adrenalina pura al mercado para hacer crecer la economía, pero esta vez en manos de la gente, dejando en su camino a millones de personas endeudadas y aplastadas por abusos y desmedidos intereses”.
Iván Cerda Zúñiga, Pensamiento Centro Liberal.
Cuando el presidente Nixon en la década de los setenta se vio empujado a abandonar el patrón oro producto de la gran crisis económica interna, coincidente con el embargo petrolero de la OPEP y la aplastante aparición del Eurodólar, no dimensionó que súbitamente estaba cambiando el orden económico mundial.
Una sucesión de hechos graves a nivel global estaba dejando atrás el mercantilismo, el modelo marginalista y el mismo capitalismo clásico para dar paso a la nueva era monetarista que erróneamente suelen llamar Neocapitalismo, basado principalmente en la expansión infinita de la deuda como mecanismo inmediato para crear riqueza y hacer prosperar las economías globales.
Pero ¿cómo podemos explicar tanta teoría económica en un simple lenguaje y hacer evidente los hechos”. Los países se dejaron llevar por un modelo monetarista que permitió ampliar fuertemente la industria financiera desregulando sus operaciones y creando condiciones para la aparición infinita de bancos en la sombra (llamados Shadow Banks tales como tiendas de Retail, Cajas de Compensación, Financieras y otros) que conceden créditos masivos abordando a todos los segmentos sociales que no logran calificar en las instituciones clásicas.
El crédito es una fórmula universal y fácil que permite traer dinero del futuro al presente, creando consumo inmediato e inyectando adrenalina pura al mercado para hacer crecer la economía, pero esta vez en manos de la gente, dejando en su camino a millones de personas endeudadas y aplastadas por abusos y desmedidos intereses, muchos de los cuales se hicieron visibles durante el fatídico octubre pasado y que siguen manifestándose mundialmente en la actualidad.
Ciertamente crear riqueza efímera en la gente permitió alivianar el rol del estado en la creación de valor y la búsqueda del bienestar social, pero los recientes hechos en el orden económico mundial anuncian el ocaso de este modelo que deberá buscar el mérito en la dignidad y el valor del trabajo como fuente esencial de la verdadera prosperidad futura.