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Opinión: El regreso del lobo…

Publicado por: Claudio Nuñez | lunes 14 de septiembre de 2020 | Publicado a las: 11:03

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“…el lobo, cuadrúpedo similar a un perro no domesticado, representa al trabajo individual o en jauría, de un ser vivo que se comporta de una forma especial, a la hora de atacar. rincipalmente, porque desarrolla estrategias y tácticas, para rodear a sus víctimas, seguirlas, estudiarlas y ejecutar, con un mínimo error, una agresión de sobre seguro, planificada y certera”.

Escribe: Prof. Jorge Aguirre Hrepic, consultor en Inseguridad, Criminalista-Criminólogo.

Los cuentos, no siempre se cumplen, lo que sucede, es que son escritos de ficción, de novela, de fábula y de drama. Sin embargo, muchas obras se escriben a partir de pasajes ocurridos en la vida real y transmitidas de generación en generación, y también son parte de la historia.

Desde siempre, los cuentos que contaban los adultos, dependían de la inspiración del cuentista o narrador, quien aparte de leer, improvisaba pasajes que hacían más interesante y expectante la trama.

Como no recordar los cuentos de Hansel y Gretel, Pinocho, Caperucita Roja, Blanca Nieves y los Siete Enanitos, El Gigante Egoísta y otros que adornaron una tierna infancia de muchos.

Hoy, casi nadie lee cuentos y menos, se detiene a leerles a los niños, ya que la tablet, teléfonos celulares, iPad y computadores, se adueñaron de la lectura y los textos digitales de cualquier formato, pasaron a ser más creíbles para el usuario que la lengua de Cervantes, erradicando cuasi por completo la capacidad de síntesis y comprensión lectora de las personas.

El romanticismo, expectación y suspenso, más la imaginación, se esfumaron prácticamente del ambiente internándose en el oscuro bosque de la ignorancia, dando paso a nuevas corrientes de metalenguajes que pueden significar de todo pero pocos pueden entender los códigos de expresión y lo que señalan.

Es decir, estamos frente a una “deconstrucción” total, donde un nuevo orden se presenta al estreno de un nuevo cuento, aún sin nombre, sin rostro y sin declarar las verdaderas intenciones.

Para estos efectos, se puede recurrir al asustadizo cuento, donde la figura del “lobo”, era la amenaza permanente de que en cualquier momento iba a aparecer y se comería a Caperucita, bueno también a la Abuelita, y en fin a cualquiera. Todos temerosos de este lobo, miraban hacia todos lados como esperando su presencia pero nunca llegó.

La venida  amenazante de un lobo, se transformó en bromas, mitos, chistes y especulaciones, muy recurridas a la hora de asustar a alguien, cuando no se comía los alimentos, no se dormía temprano, no hacía las tareas, en fin, de cuanto hay.

Lejos estaban aquellos lectores del Lobo Estepario de Hermann Hesse, quien simulaba su atormentada vida con la de un lobo. El Lobo Feroz y Los Tres Cerditos, El Lobo de Wall Street, Viene el Lobo de Wilburt Smith, y la insigne obra de Thomas Hobbes, El Leviatán, donde define al hombre como un lobo, en tanto y en cuanto se relaciona con su propia actuación depredadora en la sociedad.

Consecuente con lo anterior, el lobo, cuadrúpedo similar a un perro no domesticado, representa al trabajo individual o en jauría, de un ser vivo que se comporta de una forma especial, a la hora de atacar.

Principalmente, porque desarrolla estrategias y tácticas, para rodear a sus víctimas, seguirlas, estudiarlas y ejecutar, con un mínimo error, una agresión de sobre seguro, planificada y certera.

Las manadas de lobos pacíficos prácticamente no existen; poseen una psicología especial, modifican sus territorios, son avasalladores, no se detienen ante nada y son insistentes en su actuar.

En definitiva, un lobo es una criatura de actuar frio, sostenido, violento y sin contemplación, de ahí que su presencia asusta e incómoda.

Conforme a lo expuesto, no se puede dejar de considerar, que el comportamiento de ciertos humanos en la sublevación terrorífica de octubre de 2019, algo hubo del ADN, de un lobo en las células manifestantes, a la hora de morder la presa denominada “sociedad”, como si en la práctica se estuvieran mordiendo a ellos mismos, sin saberlo.

El cuento pasó de moda, y el lobo vino pero ahora sin piel de oveja, se mostró tal cual es, un mamífero sin piedad, sin empatía y psicopáticamente preparado para mantener equilibradamente su trastorno de personalidad. Sin que se note.

Los defensores de este lobo, fueron tantos, que no parecía lobo, no se visualizaba su naturaleza, solo sus efectos colaterales de lo realizado. Ahí, esta lo novedoso, ya que atacaba a su propia especie, como si no le importara el futuro concreto, quedando en la corriente abstracta de la necesidad imaginada, sin esfuerzo y menos con sacrificios.

El lobo debía saciar su sed, sea con agua o con sangre, romper el ecosistema como si ninguna otra especie pudiera disfrutarla.

El lobo estuvo y está apoyado por una red no dimensionada, no georreferenciada y menos evaluada, lo que le permite seguir operando sin problemas a futuro.

En este sentido, lejos de los aires de pandemia, el lobo-social no se siente afectado ni tocado por ella, solo está en un leve reposo, considerando una hibernación imitada a otras especies, para bajar su ritmo cardiaco, que espera incrementar en su actuación versión 2.0 y porque no decir 3.0, para romper todos los esquemas y formular un nuevo paradigma, mas deconstructivo, basado en una anarquía planificada y sostenida sin parangón, total sienten el beneplácito palaciego, interpretándolo como una invitación cuasi formal, en el mes de septiembre, a la  cuestionada casona “La Moneda”, donde las grandes alamedas están abiertas hace rato.

Este lobo no quiere llegar a octubre, percibe que debe bajar del monte e internarse en el bosque de asfalto, con antelación. Para ello, trabaja coordinando con otras jaurías como ejecutarán su acción, total saben que los pastores alemanes, suizos o quiltros que protegen los rebaños, están visualmente debilitados, alicaídos, porque el patrón de la estancia les puso cadena y bozal, dejando el camino a lobos y otras carroñeras especies libres para mermar, -una vez más-, los planteles productivos.

Las jaurías de lobos van a realizar lo suyo, están cebados, pero ignoran que hay rebaños envenenados, aburridos de tanto abuso, cansados y agotados, del pestilente humo, que aún no se retira de las praderas y que el clima no ha disipado. 

Cada día que pasa huye la verdad, nada interesa, la tensa espera ha marchitado muchas flores, incluso de temporada, los jardines enrejados están por doquier y las ventanas tapiadas no dejan ver la luz. Las filas interminables de hoy para realizar cualquier trámite, recuerdan las filas interminables de ayer, para conseguir una lata de chancho chino. De nada ha servido la mal conquistada dignidad, pues no existe.

Para que rezongar, nada se obtiene, solo acumular tolerancia de facto para generarse ilusas expectativas, que no aminoran la cargaPor el contrario, la ideologizante  forma de desplazarse por el camino de la vida nos lleva a un puente mal diseñado y cortado, que no soporta el peso de los vehículos sociales ya que el peso de la irreverencia es superior.

A estas alturas, da lo mismo el pelaje del lobo ya que se manifestará igual, desconociendo lo principal de lo accesorio, estando motivado solo por el revanchismo de lo que no fue, mas por lo que se debe hacer. Con la esperanza de que surja otro 10% de algo, para adquirir nuevos plasmas de centenas de pulgadas, enchularse con bótox, en la casa, cambiar a piso flotante, cambiar el cacharro y otras burguesas necesidades supuestas.

Finalmente, cada lobo tiene sus deseos, necesidades e intereses, pero sin duda, también posee  narcisismo, envidia, egoísmo, manipulación y descontrol, factores indispensables para cometer errores, más allá de toda duda razonable,    

No son necesarios los medios de prueba, total antes no sirvieron de nada, así que esta venida es sin llorar.

Lo grave, es que en esta jauría no hay macho Alfa que opere de líder, se rompió el equilibrio de la teoría de las especies, también los absorbió el tema de género y hoy, son todos “Lebes”.

Esta vez, se espera impacientemente el regreso del lobo. 

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