Publicado por: Claudio Nuñez | lunes 12 de abril de 2021 | Publicado a las: 12:04
Escribe: Francisco Huenchumilla, Senador
El pasado 06 de abril, falleció en Alemania el destacado teólogo católico Hans Küng; probablemente, el teólogo más destacado del siglo XX y del siglo XXI, en materias políticas, morales y espirituales.
Esta semana, en El Mercurio, el rector de la Universidad Diego Portales, don Carlos Peña, escribió una columna específicamente dirigida al profesor y teólogo don Hans Küng. El profesor Peña es un destacado intelectual chileno, de gran formación; con sus columnas dominicales uno puede estar de acuerdo o en desacuerdo, pero no se puede desconocer la solidez que demuestra como filósofo, abogado e intelectual en general.
En esta oportunidad, el profesor Peña realizó una síntesis muy acertada, respecto del significado que tiene este gran teólogo que acaba de fallecer: él dice que el profesor Küng logra aclarar meridianamente que la diferencia entre los cristianos y el resto de la sociedad –que en algunos temas piensan más o menos igual–, radica en que el cristianismo tiene su asentamiento en la total incondicionalidad con la persona de Jesucristo.
Efectivamente esto es así, pero yo le agregaría algo más.
Hace algunos años me encontré con este teólogo, Hans Küng; en específico, con un libro que se llamaba “¿existe Dios?”, justamente del profesor Hans Küng. Me llamó la atención, era un libro grande. A partir de entonces, empecé a leer casi la mayoría de las obras de este gran teólogo católico. Me llamó mucho la atención la profundidad de su análisis, y lo moderno que era en enfocar las cuestiones vitales de nuestro tiempo.
Desde entonces, además, siempre pensé por qué la Democracia Cristiana no tiene entre sus referentes a este teólogo, cuando una de las fuentes doctrinarias de la Democracia Cristiana es el magisterio de la Iglesia Católica, y de grandes pensadores que han estado en ese ámbito. Pero sin embargo, no he visto a la Democracia Cristiana que se comente, que se lea a este teólogo, salvo muy contadas excepciones.
Sería muy importante que los militantes pudieran encontrar en Hans Küng una visión del cristianismo del siglo XXI, una visión renovada de la iglesia, del cristianismo en el mundo, y de todos los fenómenos que han significado los cambios de paradigmas que hemos tenido las sociedades humanas, en el siglo XX y en el siglo XXI.
Creo que el libro más paradigmático para los demócrata cristianos, debiera ser el título llamado “Ser Cristiano”, de Hans Küng. Yo lo recomiendo. En su columna, el profesor Peña se puede referir centralmente a ese libro, que comienza diciendo qué nos diferencia a los cristianos de los demás seres humanos, cuando todos quieren al prójimo, quieren lo mejor para él y quieren una sociedad más justa.
Pero yo decía que le agregaría algo más a lo que dijo el profesor Peña, en el sentido que la incondicionalidad a la persona de Jesucristo se basa, además, en lo que significa Jesucristo como sujeto histórico: él vino aquí a jugárselas por los perdedores de la vida. Por los que sufren, por los pobres, por los pecadores. Por todos aquellos que son aplastados por el poder. Él no vino a estar al lado de los poderosos, de los ricos, de aquellos que les va bien en la vida; sin perjuicio de que, de acuerdo a los principios de la caridad cristiana todos somos hermanos, y todos practicamos o debemos practicar el amor al prójimo. Pero la preferencia de Jesucristo es por los débiles.
Por lo tanto, a la incondicionalidad de la persona de Jesucristo que refiere el profesor Peña, debemos agregarle “a un Jesucristo concreto”: el Jesucristo del evangelio, que se jugó, no por una cosa neutra respecto de las situaciones de la vida y de la sociedad; sino que se jugó con su vida por aquellos más sufrientes del mundo. Esa es una enseñanza que los demócrata cristianos deberíamos tener presente.
Hans Küng tiene una trilogía de libros muy notable, respecto del cristianismo, del islam y del judaísmo. Son libros muy completos, pero aparte del libro “Ser Cristiano”, yo recomendaría también los tres libros de las memorias de Hans Küng; donde cuenta toda su vida, cómo se formó como un joven teólogo, siendo coetáneo con el papa Ratzinger cuando éste era un joven teólogo como él, y las diferencias que tuvieron; el rol que le cupo en el (Concilio) Vaticano II, y la lucha contra los sectores conservadores de la iglesia. Son tres tomos sobre las memorias de Hans Küng.
Termino haciendo un llamado, a que es muy importante que la Democracia Cristiana no se quede en el pasado, como según Hans Küng, se quedó la Iglesia Católica, que no supo comprender los signos de los tiempos. Si no leemos, si no nos colocamos al día en las nuevas visiones que tienen los grandes pensadores del mundo cristiano, nos vamos a quedar en el pasado. Vamos a quedar con un partido viviendo de las glorias de un tiempo, que se quedó atrás: hoy en día, los nuevos tiempos que corren son distintos, porque el mundo cambió dramáticamente en todo sentido. No sólo en el plano científico, sino que también en el plano cultural.
Colocarnos al día significa tener una nueva visión, una nueva cultura. Y una manera de hacerlo, es leyendo a este gran teólogo, probablemente el teólogo más importante de la Iglesia Católica en el siglo XX y el siglo XXI.