Publicado por: Karina Pavez | miércoles 23 de marzo de 2016 | Publicado a las: 23:41
La neurociencia demuestra que sólo puede ser verdaderamente aprendido aquello que nos genera una emoción, es por esto que es fundamental conocer el cerebro para así mejorar las estrategias y encender la curiosidad de los estudiantes.
Uno de los principales problemas que vive el sistema educacional es la falta de motivación en los jóvenes, por años han sido reiterados los debates y cuestionamientos en torno a resolver este conflicto que nos afecta directamente a todos como sociedad.
Las cifras de deserción escolar en Chile son preocupantes, según el informe del 2014 del Observatorio Niñez y Adolescencia (ONA) siete de cada 100 niños dejan la enseñanza básica y 11 de cada 100 adolescentes abandonan la educación media, números que adquieren mayor gravedad en estratos de menores ingresos.
Por esto es tan importante trabajar en nuevas estrategias, que ayuden a despertar el interés en los estudiantes, y es aquí donde nace la neurociencia; según afirma, la psicóloga Lessly Fritz Hormazábal, “la neurociencia nos demuestra claramente que cada ser humano puede aprender lo que llama su atención, todo lo que lo cautiva y que provoca una emoción en él, cuando eso sucede logra salir de la monotonía, de la rutina del día a día y desarrolla el proceso de aprendizaje, ya que siempre se aprende aquello que se ama”.
Por su parte, la Mg. Ximena Troncoso, quien actualmente cursa un diplomado en neuroeducación en el Instituto Latinoamericano CEREBRUM y se encarga de la Unidad Técnico Pedagógica del Complejo Educacional Martin Kleinknecht Palma de Toltén, nos comenta cómo a través de la neuroeducación ha logrado resultados magníficos en sus estudiantes. “Conocí sobre este tema formalmente cursando un magister, la profesora del ramo de educación social, mencionó la relación entre la neurociencia y la educación y nos mostro un video de Ken Robinson sobre escuelas creativas, me enamoré del tema y comencé a indagar sobre el en la web, fue así como llegue a Francisco Mora, y acuñé su frase “sólo se puede aprender aquello que se ama” (frase que tengo pegada en mi oficina en grande) desde ahí esto se ha transformado en una bella relación”.
Para la docente, la neurociencia nos permite dar indicios claros de cómo se establecen los aprendizajes en la persona, qué es lo que aprende, utilizando la emoción como vehículo para la instalación significativa de los conocimientos. Por ejemplo, es más efectiva una actividad que involucre una emoción (como contar un cuento, un chiste, una mirada, una declaración verbal de afecto, un juego) porque esta emoción será asociada al contenido.
Nuestro cerebro
Según afirma, la Mg. Verónica Pantoja Silva, Coordinadora de Asignaturas Comunes y docente de la Universidad Mayor,el cerebro está organizado en hemisferios que están llenos de neuronas y de células gliales, ellas le dan soporte y nutrición a las neuronas. En la etapa prenatal es el período en donde más rápido se desarrolla el cerebro, se estima que éste crece a una tasa de 250 mil neuronas por minuto y que en el nacimiento, el cerebro ya tiene entre 15 y 32 mil millones, estas neuronas forman redes al recibir diferentes estímulos que se trasforman en información para la sobrevivencia del cerebro, estas redes se van modificando para formar más de ellas o para debilitar otras que se terminan eliminando. Por lo tanto, las capacidades de aprendizaje no son impulsadas solo por el total de neuronas que tenga un organismo, sino por la riqueza de la conectividad entre ellas.
Antiguamente se pensaba que la mayor cantidad de conexiones se producían en la niñez, pero actualmente se ha evidenciado que el cerebro experimenta cambios significativos a lo largo de la vida, y que otras estructuras como el hipocampo desempeñan un rol crucial en el aprendizaje y la memoria, formando nuevas conexiones donde las conexiones más activas se refuerzan y las menos activas se debilitan, “si se enseñan contenidos en una sola clase y luego se evalúa en una prueba escrita memorística y no se refuerza durante el resto de los años o en otras asignaturas del mismo nivel, esa conexión se debilita y desaparece, prueba de ello es que a muchos estudiantes que llegan a la universidad y se le pregunta por algún concepto que vio en el colegio no lo recuerda, así sucede con la mayoría de los contenidos, esto conlleva a que el estudiante entre a la universidad solo con los contenidos que ha adquirido como producto de la emoción y la motivación”. Expresó, Pantoja.
El cerebro tiene sistemas naturales de aprendizaje, entre los que se prioriza el aspecto emocional, esto queda en evidencia cuando se aprende más y mejor al relacionar un contenido con una emoción positiva.
La motivación es otro aporte importante, es indispensable para que el aprendizaje sea significativo que el estudiante, al encontrar sentido y significado a la información, logre también el interés y la motivación para entender de mejor forma el mensaje, de esa forma lo aprendido logra ser almacenado en el cerebro en la memoria a largo plazo. Algo muy importante es que esta motivación debe partir por el docente, el cual debe enfrentar y evidenciar su propia motivación para lograr producir la estimulación en los estudiantes necesaria para querer aprender.
La neurociencia además nos indica que el cerebro nunca pierde del todo su plasticidad, ya que esta se refiere a la formación de aprendizajes y adaptaciones al entorno a través de modificaciones en las estructuras de las redes neuronales, donde la experiencia de aprendizaje puede alterar tanto la función del cerebro como la organización, es decir su anatomía, esta experiencia incluye no sólo las influencias externas sino también algunas internas , por tanto, la capacidad para aprender y modificar conductas en un estudiante debe ser tomada en cuenta a la hora de contemplar el proceso de enseñanza – aprendizaje.
“Nuestro cerebro es extraordinariamente plástico, pudiendo moldearse de acuerdo a sus actividades, la experiencia lo modifica continuamente, fortaleciendo o debilitando las sinapsis que conectan las neuronas, generando así el aprendizaje que es favorecido por el proceso de regeneración neuronal llamado neurogénesis” afirma, la Mg. Gabriela Alvear, psicóloga, quien recalca que cada cerebro es único, por lo que es fundamental trabajar en base a cada caso, existiendo diversos métodos que son utilizados de acuerdo a las necesidades educativas que tenga el niño o niña.
Importancia de las emociones
Los climas emocionales positivos en el aula facilitan el aprendizaje, ya que se ha demostrado que las emociones activan la memoria cuando son positivas, favoreciendo el aprendizaje y la toma de decisiones que logrará formar nuevas ideas.
La Mg. Verónica Pantoja, nos explica que todos somos curiosos y creativos de forma innata, queda en evidencia cuando se observa a un bebe que juega con su pie por curiosidad, para saber qué es y luego lo usa para entretenerse; también cuando un niño utiliza un lápiz labial para dibujar, pero entonces ¿por qué es tan difícil encontrar niños y adolescentes que se asombren, o que sean creativos ? esto se debe, primero a que una de las funciones del cerebro es poder sobrevivir y por ende crea ladrillos de información que tengan rápido acceso con el mínimo de energía usada, así cuando nos enfrentamos a un problema y lo resolvemos, al haber un nuevo problema se solucionara de forma similar al anterior y así sucesivamente, cuanto más veces resolvemos una situación de las misma manera más rígido y fuerte se vuelven estos ladrillos hasta que en un momento ya no cuestionamos su validez y si uso siempre la misma información en un momento pierdo la curiosidad para saber si puedo o no resolverlo de distinta manera.
“La creatividad consiste en desafiar o producir cambios en las estructuras lógicas de estas redes neurales, donde encontramos el ladrillo de información, mediante la estimulación de la curiosidad, he ahí la importancia de la neurociencia el romper con estos ladrillos, creando situaciones distintas, estimulando el uso de nuevos caminos, usando diferentes materiales y no limitarnos a que el estudiante resuelva todo usando lápiz y papel”. Recalcó, Pantoja.
La atención es un estado neurocognitivo de preparación de la percepción y de una acción, y el resultado de una red de conexiones que se encuentran principalmente en el hemisferio derecho del cerebro, la atención focaliza nuestra consciencia para seleccionar información sensorial para estimular las zonas del cerebro que sean efectivas para una respuesta; Esta atención que se reconoce como concentración dura aproximadamente 15 minutos, he ahí que cada 15 minutos se debe aplicar un distinto estímulo (hasta el silencio es un estimulo) y este estímulo solo será efectivo si se asocia a motivación y emoción, que finalmente lograra un aprendizaje.
Educación del siglo XXI
La educación moderna enfrenta desafíos pedagógicos que no pueden pasar desapercibidos asociado principalmente a una era cambiante , ya que los medios y el fácil acceso a la información hace que un estudiante reciba gran cantidad de estímulos; por ello fortalecer la creatividad para adaptarse a una vida profundamente cambiante, es una de las bases de toda planificación metodológica, junto con asumir un compromiso de repensar el sentido y la función de lo que significa aprender, esto no sólo es asimilar contenidos de memoria, sino que se debe saber asociar, distinguir, comparar y aprender a resolver problemas usando las herramientas en presencia de los estímulos externos y el desarrollo propio del nivel cognitivo del ser humano.
“La tarea principal del docente actual es educar a sus estudiantes y su gestión debe estar centrada en el desafío que conlleva transmitir un cúmulo de conocimientos empleando las diferentes clases de razonamiento, inductivo y deductivo, así como analizar cómo las partes de un todo interactúan entre sí en los sistemas complejos para producir resultados macros”. Recalcó, Pantoja.
Implicaciones educativas
La neurociencia aplicada a la educación lo que busca es adecuar los métodos de enseñanza a las necesidades neurobiológicas de los estudiantes, diseñando nuevas metodologías basadas en el desarrollo y maduración del niño o niña, pero también nos permite diseñar mejores escuelas y ambientes de aprendizaje compatibles con el cerebro, donde se consideren aspectos como la iluminación adecuada, temperatura, ruidos, etc. En otras palabras, nos permite asegurar y garantizar la eficacia del proceso educativo. Lo anterior influye no tan sólo en la adquisición de conocimientos, sino que además en la capacidad de los escolares para mantener la atención, motivarse por el aprendizaje y desarrollar las emociones. Por tanto, la neuroeducación ayuda a regular el aprendizaje de forma emocional para evitar personas desmotivadas y sin interés; también ayuda a mejorar el aprendizaje con herramientas que ofrezcan los contenidos de la mejor forma posible para que capten la atención del cerebro según su edad, creencias, ritmos biológicos. Según afirma la psicóloga Gabriela Alvear, si se aplican las herramientas correctamente podemos ayudar a potenciar, mejorar habilidades y talentos, o a detectar déficits en los niños a pie de aula que incapacitan o reducen su capacidad para leer, escribir, entre otras cosas.
Estrategias educativas
La docente Ximena Troncoso, nos comenta que aplicó distintas estrategias en su establecimiento educacional, comenzó con un cambio de modelo pedagógico, basado en la pedagogía social, materializado en el tipo de clase colaborativa, la que se caracteriza por los quiebres cognitivos, la motivación y la demostración del afecto entre los participantes del proceso educativo (aprendizaje proximal), el sistema de refuerzos, música en las aulas mientras se trabaja, logrando un ambiente más amable para los escolares.
En relación a los estudiantes se aplicó un cambio en el plan de estudios, incorporando asignaturas para el desarrollo personal, tales como, teatro, danza, composición musical, interpretación musical, pintura, talleres de cueca, modelaje, canto y hasta bandas musicales, todo esto con el fin de estimular a los jóvenes y así lograr un trabajo personalizado donde sean ellos los motivados por aprender cosas diferentes.
A su vez, se creó un sistema de capacitación y formación docente “Pasión Por Aprender” en el cual se realizan reuniones técnico pedagógicas en las que a lo menos una vez al mes se trabajan temáticas de neuroeducación que tengan relación con la realidad del establecimiento, por ejemplo, altas expectativas en el proceso de enseñanza, su efecto en los aprendizajes, estrategias basadas en algunos elementos de la neuroeducación, la motivación y su importancia en el proceso de enseñanza, la relación entre la emoción y el intelecto.
Con la implementación de las estrategias, se han logrado ver algunos cambios positivos, los que resalta la docente, para quien todo método que ayude al desarrollo educacional debe intentarse, ya que en la educación está el futuro de nuestro país.
“Sé que los resultados más visibles se verán al pasar de los años, lo proyecto como un trabajo sistemático que gesta cambios significativos, pero en la inmediatez los cambios se ven en algunas actitudes no medibles como que los estudiantes se ven más contentos y lo expresan abiertamente, participan en las dinámicas de grupo trabajadas en aula, hay menos estudiantes expulsados de las clases, menos situaciones de matonaje. Espero que con el tiempo se vea reflejado en los resultados de aprendizaje, en las evaluaciones estandarizadas y en la asistencia a clases”. Expresó Troncoso.
Neuromitos mal entendidos en la cultura popular
Según nos explica, la Mg. Verónica Pantoja, el mayor mito está relacionado con la creencia de que «sólo se utiliza el 10% del cerebro», pero en la actualidad mediante neuroimágenes se ha identificado que ninguna parte de la corteza cerebral permanece callada, y que aquella parte que está en reposo corresponde a la corteza de asociación, la cual juega un papel esencial en la integración de las percepciones de los sentidos, las emociones y los pensamientos. Si se ocupara solo el 10 % del cerebro la evolución no tendría significado, ya que esta indica que si no se usa se pierde y sabemos que no es así.
Otro mito muy común en las escuelas es pensar que los inteligentes siempre son buenos alumnos con altos rendimientos, se cree que la inteligencia solo es cuando los resultados son óptimos en actividades lingüísticas o matemáticas, pero estos tipos de inteligencia, si bien influyen en el rendimiento de muchas tareas, no lo hace en todas, ya que otros talentos como la capacidad de inferir sentimientos en otras personas, de inhibir impulsos y de mantener en mente los objetivos para lograr una conducta efectiva, son fundamentales para un buen rendimiento escolar y que por lo tanto no está asociado solo a memoria y responder bien una evaluación con preguntas cerradas como “ el año en que fue el combate naval de Iquique”.
Uno de los últimos mitos que han sido falsos es que se pensaba que menos glucosa equivale a menos capacidad atencional, ya que se sabe que el detonador de las actividades cerebrales es el azúcar ”glucosa” pero experimentos recientes han indicado que la glucosa solo influye en el comportamiento por lo que no tiene ninguna relación en la capacidad de concentrarse sino que hace tomar decisiones de maneras más rápida dirigida a aquella que se obtienen gratificaciones más rápidas.
El futuro de la neuroeducación
Si bien, en la actualidad aún existen profesores que enseñan un tema distinto cada clase, que se limitan a escribir en la pizarra estimulando sólo el copiar y hacer pruebas individuales de memoria, existen muchos más que hacen todo lo contrario, ya que se han dado cuenta de la importancia de la neurociencia para el desarrollo de sus estudiantes.
En el futuro se debe incitar a marcar el camino de la innovación pedagógica y es que los avances en el campo de la neurociencia y la comprensión de los procesos cognitivos humanos nos están proporcionando información muy valiosa para la mejora educativa.
Sin duda la neuroeducación es una ciencia que pretende romper con los viejos paradigmas de enseñanza, proponiendo modelos más respetuosos y amigables con los estudiantes. Finalmente sólo nos queda preguntarnos, si cada cerebro es único y diferente del resto, ¿por qué tratar de enseñar a todos por igual?.
La neurociencia demuestra que sólo puede ser verdaderamente aprendido aquello que nos genera una emoción, es por esto que es fundamental conocer el cerebro para así mejorar las estrategias y encender la curiosidad de los estudiantes.
Uno de los principales problemas que vive el sistema educacional es la falta de motivación en los jóvenes, por años han sido reiterados los debates y cuestionamientos en torno a resolver este conflicto que nos afecta directamente a todos como sociedad.
Las cifras de deserción escolar en Chile son preocupantes, según el informe del 2014 del Observatorio Niñez y Adolescencia (ONA) siete de cada 100 niños dejan la enseñanza básica y 11 de cada 100 adolescentes abandonan la educación media, números que adquieren mayor gravedad en estratos de menores ingresos.
Por esto es tan importante trabajar en nuevas estrategias, que ayuden a despertar el interés en los estudiantes, y es aquí donde nace la neurociencia; según afirma, la psicóloga Lessly Fritz Hormazábal, “la neurociencia nos demuestra claramente que cada ser humano puede aprender lo que llama su atención, todo lo que lo cautiva y que provoca una emoción en él, cuando eso sucede logra salir de la monotonía, de la rutina del día a día y desarrolla el proceso de aprendizaje, ya que siempre se aprende aquello que se ama”.
Por su parte, la Mg. Ximena Troncoso, quien actualmente cursa un diplomado en neuroeducación en el Instituto Latinoamericano CEREBRUM y se encarga de la Unidad Técnico Pedagógica del Complejo Educacional Martin Kleinknecht Palma de Toltén, nos comenta cómo a través de la neuroeducación ha logrado resultados magníficos en sus estudiantes. “Conocí sobre este tema formalmente cursando un magister, la profesora del ramo de educación social, mencionó la relación entre la neurociencia y la educación y nos mostro un video de Ken Robinson sobre escuelas creativas, me enamoré del tema y comencé a indagar sobre el en la web, fue así como llegue a Francisco Mora, y acuñé su frase “sólo se puede aprender aquello que se ama” (frase que tengo pegada en mi oficina en grande) desde ahí esto se ha transformado en una bella relación”.
Para la docente, la neurociencia nos permite dar indicios claros de cómo se establecen los aprendizajes en la persona, qué es lo que aprende, utilizando la emoción como vehículo para la instalación significativa de los conocimientos. Por ejemplo, es más efectiva una actividad que involucre una emoción (como contar un cuento, un chiste, una mirada, una declaración verbal de afecto, un juego) porque esta emoción será asociada al contenido.
Nuestro cerebro
Según afirma, la Mg. Verónica Pantoja Silva, Coordinadora de Asignaturas Comunes y docente de la Universidad Mayor,el cerebro está organizado en hemisferios que están llenos de neuronas y de células gliales, ellas le dan soporte y nutrición a las neuronas. En la etapa prenatal es el período en donde más rápido se desarrolla el cerebro, se estima que éste crece a una tasa de 250 mil neuronas por minuto y que en el nacimiento, el cerebro ya tiene entre 15 y 32 mil millones, estas neuronas forman redes al recibir diferentes estímulos que se trasforman en información para la sobrevivencia del cerebro, estas redes se van modificando para formar más de ellas o para debilitar otras que se terminan eliminando. Por lo tanto, las capacidades de aprendizaje no son impulsadas solo por el total de neuronas que tenga un organismo, sino por la riqueza de la conectividad entre ellas.
Antiguamente se pensaba que la mayor cantidad de conexiones se producían en la niñez, pero actualmente se ha evidenciado que el cerebro experimenta cambios significativos a lo largo de la vida, y que otras estructuras como el hipocampo desempeñan un rol crucial en el aprendizaje y la memoria, formando nuevas conexiones donde las conexiones más activas se refuerzan y las menos activas se debilitan, “si se enseñan contenidos en una sola clase y luego se evalúa en una prueba escrita memorística y no se refuerza durante el resto de los años o en otras asignaturas del mismo nivel, esa conexión se debilita y desaparece, prueba de ello es que a muchos estudiantes que llegan a la universidad y se le pregunta por algún concepto que vio en el colegio no lo recuerda, así sucede con la mayoría de los contenidos, esto conlleva a que el estudiante entre a la universidad solo con los contenidos que ha adquirido como producto de la emoción y la motivación”. Expresó, Pantoja.
El cerebro tiene sistemas naturales de aprendizaje, entre los que se prioriza el aspecto emocional, esto queda en evidencia cuando se aprende más y mejor al relacionar un contenido con una emoción positiva.
La motivación es otro aporte importante, es indispensable para que el aprendizaje sea significativo que el estudiante, al encontrar sentido y significado a la información, logre también el interés y la motivación para entender de mejor forma el mensaje, de esa forma lo aprendido logra ser almacenado en el cerebro en la memoria a largo plazo. Algo muy importante es que esta motivación debe partir por el docente, el cual debe enfrentar y evidenciar su propia motivación para lograr producir la estimulación en los estudiantes necesaria para querer aprender.
La neurociencia además nos indica que el cerebro nunca pierde del todo su plasticidad, ya que esta se refiere a la formación de aprendizajes y adaptaciones al entorno a través de modificaciones en las estructuras de las redes neuronales, donde la experiencia de aprendizaje puede alterar tanto la función del cerebro como la organización, es decir su anatomía, esta experiencia incluye no sólo las influencias externas sino también algunas internas , por tanto, la capacidad para aprender y modificar conductas en un estudiante debe ser tomada en cuenta a la hora de contemplar el proceso de enseñanza – aprendizaje.
“Nuestro cerebro es extraordinariamente plástico, pudiendo moldearse de acuerdo a sus actividades, la experiencia lo modifica continuamente, fortaleciendo o debilitando las sinapsis que conectan las neuronas, generando así el aprendizaje que es favorecido por el proceso de regeneración neuronal llamado neurogénesis” afirma, la Mg. Gabriela Alvear, psicóloga, quien recalca que cada cerebro es único, por lo que es fundamental trabajar en base a cada caso, existiendo diversos métodos que son utilizados de acuerdo a las necesidades educativas que tenga el niño o niña.
Importancia de las emociones
Los climas emocionales positivos en el aula facilitan el aprendizaje, ya que se ha demostrado que las emociones activan la memoria cuando son positivas, favoreciendo el aprendizaje y la toma de decisiones que logrará formar nuevas ideas.
La Mg. Verónica Pantoja, nos explica que todos somos curiosos y creativos de forma innata, queda en evidencia cuando se observa a un bebe que juega con su pie por curiosidad, para saber qué es y luego lo usa para entretenerse; también cuando un niño utiliza un lápiz labial para dibujar, pero entonces ¿por qué es tan difícil encontrar niños y adolescentes que se asombren, o que sean creativos ? esto se debe, primero a que una de las funciones del cerebro es poder sobrevivir y por ende crea ladrillos de información que tengan rápido acceso con el mínimo de energía usada, así cuando nos enfrentamos a un problema y lo resolvemos, al haber un nuevo problema se solucionara de forma similar al anterior y así sucesivamente, cuanto más veces resolvemos una situación de las misma manera más rígido y fuerte se vuelven estos ladrillos hasta que en un momento ya no cuestionamos su validez y si uso siempre la misma información en un momento pierdo la curiosidad para saber si puedo o no resolverlo de distinta manera.
“La creatividad consiste en desafiar o producir cambios en las estructuras lógicas de estas redes neurales, donde encontramos el ladrillo de información, mediante la estimulación de la curiosidad, he ahí la importancia de la neurociencia el romper con estos ladrillos, creando situaciones distintas, estimulando el uso de nuevos caminos, usando diferentes materiales y no limitarnos a que el estudiante resuelva todo usando lápiz y papel”. Recalcó, Pantoja.
La atención es un estado neurocognitivo de preparación de la percepción y de una acción, y el resultado de una red de conexiones que se encuentran principalmente en el hemisferio derecho del cerebro, la atención focaliza nuestra consciencia para seleccionar información sensorial para estimular las zonas del cerebro que sean efectivas para una respuesta; Esta atención que se reconoce como concentración dura aproximadamente 15 minutos, he ahí que cada 15 minutos se debe aplicar un distinto estímulo (hasta el silencio es un estimulo) y este estímulo solo será efectivo si se asocia a motivación y emoción, que finalmente lograra un aprendizaje.
Educación del siglo XXI
La educación moderna enfrenta desafíos pedagógicos que no pueden pasar desapercibidos asociado principalmente a una era cambiante , ya que los medios y el fácil acceso a la información hace que un estudiante reciba gran cantidad de estímulos; por ello fortalecer la creatividad para adaptarse a una vida profundamente cambiante, es una de las bases de toda planificación metodológica, junto con asumir un compromiso de repensar el sentido y la función de lo que significa aprender, esto no sólo es asimilar contenidos de memoria, sino que se debe saber asociar, distinguir, comparar y aprender a resolver problemas usando las herramientas en presencia de los estímulos externos y el desarrollo propio del nivel cognitivo del ser humano.
“La tarea principal del docente actual es educar a sus estudiantes y su gestión debe estar centrada en el desafío que conlleva transmitir un cúmulo de conocimientos empleando las diferentes clases de razonamiento, inductivo y deductivo, así como analizar cómo las partes de un todo interactúan entre sí en los sistemas complejos para producir resultados macros”. Recalcó, Pantoja.
Implicaciones educativas
La neurociencia aplicada a la educación lo que busca es adecuar los métodos de enseñanza a las necesidades neurobiológicas de los estudiantes, diseñando nuevas metodologías basadas en el desarrollo y maduración del niño o niña, pero también nos permite diseñar mejores escuelas y ambientes de aprendizaje compatibles con el cerebro, donde se consideren aspectos como la iluminación adecuada, temperatura, ruidos, etc. En otras palabras, nos permite asegurar y garantizar la eficacia del proceso educativo. Lo anterior influye no tan sólo en la adquisición de conocimientos, sino que además en la capacidad de los escolares para mantener la atención, motivarse por el aprendizaje y desarrollar las emociones. Por tanto, la neuroeducación ayuda a regular el aprendizaje de forma emocional para evitar personas desmotivadas y sin interés; también ayuda a mejorar el aprendizaje con herramientas que ofrezcan los contenidos de la mejor forma posible para que capten la atención del cerebro según su edad, creencias, ritmos biológicos. Según afirma la psicóloga Gabriela Alvear, si se aplican las herramientas correctamente podemos ayudar a potenciar, mejorar habilidades y talentos, o a detectar déficits en los niños a pie de aula que incapacitan o reducen su capacidad para leer, escribir, entre otras cosas.
Estrategias educativas
La docente Ximena Troncoso, nos comenta que aplicó distintas estrategias en su establecimiento educacional, comenzó con un cambio de modelo pedagógico, basado en la pedagogía social, materializado en el tipo de clase colaborativa, la que se caracteriza por los quiebres cognitivos, la motivación y la demostración del afecto entre los participantes del proceso educativo (aprendizaje proximal), el sistema de refuerzos, música en las aulas mientras se trabaja, logrando un ambiente más amable para los escolares.
En relación a los estudiantes se aplicó un cambio en el plan de estudios, incorporando asignaturas para el desarrollo personal, tales como, teatro, danza, composición musical, interpretación musical, pintura, talleres de cueca, modelaje, canto y hasta bandas musicales, todo esto con el fin de estimular a los jóvenes y así lograr un trabajo personalizado donde sean ellos los motivados por aprender cosas diferentes.
A su vez, se creó un sistema de capacitación y formación docente “Pasión Por Aprender” en el cual se realizan reuniones técnico pedagógicas en las que a lo menos una vez al mes se trabajan temáticas de neuroeducación que tengan relación con la realidad del establecimiento, por ejemplo, altas expectativas en el proceso de enseñanza, su efecto en los aprendizajes, estrategias basadas en algunos elementos de la neuroeducación, la motivación y su importancia en el proceso de enseñanza, la relación entre la emoción y el intelecto.
Con la implementación de las estrategias, se han logrado ver algunos cambios positivos, los que resalta la docente, para quien todo método que ayude al desarrollo educacional debe intentarse, ya que en la educación está el futuro de nuestro país.
“Sé que los resultados más visibles se verán al pasar de los años, lo proyecto como un trabajo sistemático que gesta cambios significativos, pero en la inmediatez los cambios se ven en algunas actitudes no medibles como que los estudiantes se ven más contentos y lo expresan abiertamente, participan en las dinámicas de grupo trabajadas en aula, hay menos estudiantes expulsados de las clases, menos situaciones de matonaje. Espero que con el tiempo se vea reflejado en los resultados de aprendizaje, en las evaluaciones estandarizadas y en la asistencia a clases”. Expresó Troncoso.
Neuromitos mal entendidos en la cultura popular
Según nos explica, la Mg. Verónica Pantoja, el mayor mito está relacionado con la creencia de que «sólo se utiliza el 10% del cerebro», pero en la actualidad mediante neuroimágenes se ha identificado que ninguna parte de la corteza cerebral permanece callada, y que aquella parte que está en reposo corresponde a la corteza de asociación, la cual juega un papel esencial en la integración de las percepciones de los sentidos, las emociones y los pensamientos. Si se ocupara solo el 10 % del cerebro la evolución no tendría significado, ya que esta indica que si no se usa se pierde y sabemos que no es así.
Otro mito muy común en las escuelas es pensar que los inteligentes siempre son buenos alumnos con altos rendimientos, se cree que la inteligencia solo es cuando los resultados son óptimos en actividades lingüísticas o matemáticas, pero estos tipos de inteligencia, si bien influyen en el rendimiento de muchas tareas, no lo hace en todas, ya que otros talentos como la capacidad de inferir sentimientos en otras personas, de inhibir impulsos y de mantener en mente los objetivos para lograr una conducta efectiva, son fundamentales para un buen rendimiento escolar y que por lo tanto no está asociado solo a memoria y responder bien una evaluación con preguntas cerradas como “ el año en que fue el combate naval de Iquique”.
Uno de los últimos mitos que han sido falsos es que se pensaba que menos glucosa equivale a menos capacidad atencional, ya que se sabe que el detonador de las actividades cerebrales es el azúcar ”glucosa” pero experimentos recientes han indicado que la glucosa solo influye en el comportamiento por lo que no tiene ninguna relación en la capacidad de concentrarse sino que hace tomar decisiones de maneras más rápida dirigida a aquella que se obtienen gratificaciones más rápidas.
El futuro de la neuroeducación
Si bien, en la actualidad aún existen profesores que enseñan un tema distinto cada clase, que se limitan a escribir en la pizarra estimulando sólo el copiar y hacer pruebas individuales de memoria, existen muchos más que hacen todo lo contrario, ya que se han dado cuenta de la importancia de la neurociencia para el desarrollo de sus estudiantes.
En el futuro se debe incitar a marcar el camino de la innovación pedagógica y es que los avances en el campo de la neurociencia y la comprensión de los procesos cognitivos humanos nos están proporcionando información muy valiosa para la mejora educativa.
Sin duda la neuroeducación es una ciencia que pretende romper con los viejos paradigmas de enseñanza, proponiendo modelos más respetuosos y amigables con los estudiantes. Finalmente sólo nos queda preguntarnos, si cada cerebro es único y diferente del resto, ¿por qué tratar de enseñar a todos por igual?.