Por: Carlos Inostroza Carrasco

Periodista Patrimonial

Esta hermosa hacienda está ubicada en el límite de comunidades mapuche y de remates fiscales, el elemento de unión es la línea del ferrocarril. Es una construcción en madera con una amplia galería desde la cual se domina el parque con que cuenta la casa principal. A través de sus corredores rememora la arquitectura francesa con la presencia de un gran arco en la ventana del comedor, volutas en el coronamiento de pilares y la presencia de rejas de fierro forjado que

La hacienda Cullinco, continuadora del criadero del mismo nombre, sobresale dentro del conjunto la casa principal y las viviendas de los trabajadores que se ubican en punto de acceso bien definidos del predio. Los antecedentes del criadero se remontan hacia fines del siglo XIX, cuando recién estaba abriendo la espesa selva para los cultivos y la presencia de la ganadería.

El arquitecto y magister en historia, Cristián Rodriguez, nos comenta que un diploma obtenido en una feria en la ciudad de Quito en 1909, da cuenta del prestigio que tuvo en la crianza de ovejas Hampshire cuyas ventajas era la obtención de lana.

El profesional agrega demás, que la casa de la Hacienda Cullinco se fue modificando con el paso del tiempo. “La galería vidriada que daba al norte se cambió por un antepecho de albañilería y la salida con un porche que protegía del viento y la lluvia, a su vez, en el vértice nor-poniente se ubicó el estar, para de este modo la presencia del sol fuera durante todo el día, más al interior el comedor con una gran ventanal coronado por un arco, rememorando el estilo art Deco. El área de servicio que antiguamente se encontraba en un volumen adyacente a la casa principal se dispuso en el sector sur separado por un antiguo corredor transformado en pasillo”.

Cabe precisar que este fundo se extendía desde las cercanías de Púa hasta la localidad de Selva Oscura, con una distancia sobre los 30 kilómetros.