Publicado por: Claudio Nuñez | sábado 5 de octubre de 2019 | Publicado a las: 09:45
Juan Carlos Moraga dice que habría que preguntarse porque Chile tiene una embajada acreditada en Caracas que se entiende con el gobierno real, el de Maduro y no un embajador en una plaza o en la puerta del parlamento donde atiende Guaidó.
Se declara simpatizante de los movimientos sociales, es secretario general de la Fundación Clotario Blest y asume con fervor la defensa de los derechos humanos que, en su caso, lo vivió directamente al sufrir prisión política y tortura, como consta en el informe Valech.
Por Carolina Fuentes P.
Juan Carlos Moraga Duque no pasa desapercibido. Fue el funcionario de confianza más joven del Presidente Allende. Como vice presidente de Chile Films participo en festivales de cine, la producción de películas y actor en algunas del laureado Raoul Ruiz. Exiliado en Alemania trabajó de obrero y profesor. En 1979 vuelve clandestinamente a Chile. Es detenido en 1982 y condenado por tribunales militares a 16 años de cárcel por ingreso ilegal al país. El año 2003 habla a nombre de los presos políticos en homenaje a Monseñor Valech que organiza la UNIACC y hoy, alejado de la política, coordina rehabilitación de drogadictos.
Se declara simpatizante de los movimientos sociales, es secretario general de la Fundación Clotario Blest y asume con fervor la defensa de los derechos humanos que, en su caso, lo vivió directamente al sufrir prisión política y tortura, como consta en el informe Valech. Moraga sabe que tiene amigos y detractores y de eso habla ahora, haciendo el trabajo periodístico más interesante. Esta entrevista la buscamos al enterarnos que ha sido propuesto para ocupar el cargo de director ejecutivo de Derechos Humanos Sin Fronteras. Esta organización elegirá a sus representantes el próximo 25 de octubre en Buenos Aires y surge como alternativa a Human Right Wach y Amnesti que, según sus detractores, no cumplen fielmente el cometido para el cual fueron creadas.
Señor Moraga, ¿qué es Derechos Humanos Sin Fronteras? De donde surge y porque se declara alternativa a HRW y Amnesti?
-Lo primero es decir que esta corporación surge inspirada en la declaración de naciones unidas sobre derechos humanos firmada en 1948, la misma que dijeron respetar Human Rights wach y Amnesti, pero que, en los hechos y por influencias políticas externas que la alejan de este mandato, reflejado en los informes anuales, su objeto se ha visto desnaturalizado. Ante esto un grupo transversal de personas, provenientes de distintas organizaciones de la sociedad civil, preocupados por defender los derechos humanos, nos hemos coordinado para dar forma a derechos humanos sin fronteras que, en su propuesta, señala: “14 organizaciones de la sociedad civil de Latinoamérica, preocupadas por un correcto cumplimiento de la carta de Naciones Unidas firmada en 1948, han resuelto constituir Derechos Humanos Sin Fronteras que, sin limitaciones de ningún tipo, se preocupe de proteger estos derechos con un trabajo de campo real, que escuche a los involucrados y otorgue garantía de objetividad a todas las partes en sus informes”.
¿Esto significa, según usted, que HRW y Amnesti no dan garantías de objetividad y tampoco escuchan? ¿Tiene pruebas de lo que dice?
-Creo que un buen ejemplo es lo que se conoce como conflicto del Sahara, situación en que se emiten informes sin consultar a todas las partes del conflicto…
Pero, ¿hay casos concretos de lo que afirma?
-Un caso concreto se refleja en carta enviada al director de HRW por el observatorio del Sahara para la paz, la democracia y los derechos humanos donde denuncian toda clase de violaciones en el Sahara occidental, específicamente en campamentos dentro de territorio argelino pero que no se les ha escuchado. A pesar de lo anterior aplaudieron la anunciada “nueva política de HRW para elaborar informes con visitas de campo e informaciones procedentes de los defensores de los derechos humanos en la zona”, lo que nunca se cumplió y por lo cual, después de una anunciada que no consideró entrevistas con ninguna organización similar en la región, señalan que, “con tristeza deben expresar su preocupación por ser excluidos, ellos y otras organizaciones, al no ser escuchados ni recibidos por los enviados de HRW”.
Pero entonces, ¿qué piensa de atropellos a derechos humanos en Venezuela, donde hay dos presidentes; Marruecos, con una guerra en sus fronteras o La Araucanía?
-Como le dije antes, no podemos meter a todos en un mismo saco. Sobre Venezuela comparto la opinión y el trabajo de la ex Presidenta Bachelet que, junto con denunciar atropellos al interior del país, también establece que la ONU reconoce a Nicolás Maduro como presidente, dejando claro que este es un tema de estado y resulta peligroso reconocer a quien, como Guaido, se para en una plaza y se proclama presidente. Quienes lo reconocen como tal dejan la puerta abierta al separatismo para que alguien, en La Araucanía o el Sahara, se autoproclame presidente y, de inmediato, sea reconocido por algunos países. Es un arma de doble filo donde hay que tener cuidado porque la escena se puede repetir en cualquier parte y, si todos reconocemos a la ONU como la institución mundial que regula estas situaciones, debemos reconocer a quienes gobiernan los países, como ocurre con Maduro en Venezuela, Piñera en Chile y Marruecos en el Sahara. La apología subliminal del separatismo conduce a que minorías, en cualquier parte del mundo, digan representar a mayorías y, con ese discurso, autoproclamar “repúblicas independientes” que son más virtuales que reales.
Pero Chile reconoce a Guaidó y el presidente lo confirmó en la ONU…
-Todos lo hemos visto, entonces habría que preguntarse porque Chile tiene una embajada acreditada en Caracas que se entiende con el gobierno real, el de Maduro y no un embajador en una plaza o en la puerta del parlamento donde atiende Guaidó. Creo que esto pasa por entender de mejor forma el tema de las relaciones internacionales y las instituciones, como la ONU, que lo reglamentan.
En la Araucanía Aucán Huilcaman también ha propuesto un gobierno paralelo…
Si, hace dos años, con invitados extranjeros interesados en fomentar el separatismo. Cada cierto tiempo lo dice, pero quienes respetamos al mundo mapuche y conocemos los abusos cometidos en contra de ellos, tenemos claro que esto llega hasta ahí no más, pues las demandas de este pueblo nunca se han planteado como separadas del estado chileno, sino un reconocimiento a sus demandas de tierras, historia y cultura. Lo serio es encontrar propuestas para resolver el conflicto de La Araucanía, con su gente y las organizaciones que lo representan, de lo que estamos preocupados, buscando la forma de aportar a una solución pacifica y política de este conflicto, lo que estamos viendo con la secretaría de asuntos indígenas de seamos Chile que encabeza Freddy Antilef. Como Derechos Humanos Sin Fronteras nos preocupa que, a pesar de los escándalos y abusos policiales, las autoridades no comprendan lo que realmente ocurre en su territorio, lo que no se resuelve con más represión, sino con inclusión, reconocimiento y dialogo, escenario donde las propuestas del senador Huenchumilla, o de Diego Ancalao, nos parece que deben ser escuchadas. La solución al conflicto no es intentando dividir desde el poder al pueblo mapuche, sino trabajando con ellos, escuchando sus demandas y respetando sus derechos y cultura.