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Opinión

Fijación de precios: el remedio peor que la enfermedad

Publicado por: Claudio Nuñez | sábado 30 de mayo de 2020 | Publicado a las: 14:50

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Por Patricio Ramírez

Coordinador

Observatorio Económico y Social

Universidad de La Frontera

Nuevamente han aparecido algunas voces que solicitan la fijación de precios para alimentos y productos básicos, aduciendo a que esta medida evitaría un alza desmedida y atacaría la especulación de precios en el contexto de la pandemia. El alcalde de Santiago Felipe Alessandri fue uno de los que alzó la voz en este sentido, pidiendo que el Gobierno fije precios de alimentos y productos de primera necesidad que formen parte de la canasta básica familiar como medida excepcional mientras duren las medidas restrictivas y los efectos del coronavirus.  La tentación a fijar precios aparece cada cierto tiempo, recordemos que al inicio de la pandemia se exigía también para insumos como el alcohol gel, mascarillas y productos de limpieza.  Si bien la idea puede parecer tentadora e intuitiva, en economía existe suficiente evidencia teórica y empírica de que este tipo de intervenciones estatales en los precios no tiene buen resultado, y al final el remedio resulta peor que la enfermedad.  La experiencia muestra que la fijación de precios produce justamente lo inverso a lo buscado que es mayor acceso a los bienes y menores precios; esto porque si el precio fijado no refleja el valor de los insumos, se genera el incentivo a una menor provisión de stock, con lo cual el bien se vuelve aún más escaso lo que da paso a un mercado negro donde termina transándose a precios mucho más altos, perjudicando a los consumidores con mayores precios y una menor cantidad. La fijación de precios no soluciona el problema de escasez relativa de un producto, es decir, habrá escasez con o sin fijación, incluso peor. Por otro lado, cuando hay más demanda y los precios suben, eso hace que las empresas estén dispuestas a ofrecer más y que se sumen otras empresas a ofertar el producto, pero la fijación de precios elimina el incentivo a que nuevos oferentes ingresen al mercado.

En países como Argentina, España y otros que intentaron la fijación de precios, se produjo entre sus efectos el quiebre de stock de productos por semanas y un mercado negro donde los productos subieron más del 40%. ¿Qué hacer entonces? Resulta más conveniente utilizar medidas para detectar y castigar a los especuladores, como lo hicieron algunas páginas de comercio online en Chile que no publicaban avisos de venta que mostraban precios excesivamente altos de los productos en cuestión. Otra sugerencia es contar con portales o aplicaciones que entreguen información que permita comparar precios de los productos, una mayor información incentiva más competencia de precios. Finalmente, se trata de un problema es escasez, por tanto, se debe dar incentivos y facilidades a emprendedores para que puedan incorporarse rápidamente sin burocracia a ofertar.

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