Publicado por: Claudio Nuñez | domingo 12 de diciembre de 2021 | Publicado a las: 12:18
“Hay que cambiar de actitud en la DC para recuperar la confianza ciudadana y poder cumplir nuestro rol de oposición democrática. Hay que aprender de los errores que casi nos hacen desaparecer del mapa político. Nuestra doctrina está vigente. Más del 50% de los chilenos espera un mensaje distinto. Dejemos de lado las pequeñeces y a recuperar el cuerpo nacional y el alma popular de la DC”.
Escribe: Ricardo Hormazábal, exsenador y expresidente DC.
Parto por señalar con cariño que discrepo de una opinión de mi gran amigo, Belisario Velasco, quién en un whatsApp privado, que fue filtrado al diario la Segunda dió su opinión sobre la elección presidencial.
Belisario contó que no votaría en la segunda vuelta, ya que no apoyaba los extremos y también recordó que no había votado por nadie en la última elección interna de la DC, pero concurrió y dibujó en el voto una flecha roja, el símbolo que nos une, que apunta al infinito, con fe en el futuro de una sociedad más justa, rechazando el materialismo liberal capitalista y el marxismo leninismo, que tanto daño han hecho en Chile y el mundo.
Es razonable la visión crítica de Belisario, ya que la derecha nos ha demostrado en el pasado dictatorial y ahora en democracia, su falta de sensibilidad para el dolor de la mayoría. Asimismo, conoce muy bien los riesgos que representa el candidato Kast. Belisario fue clave para que el gobierno de Patricio Aylwin le quitara la personalidad jurídica a Colonia Dignidad, defendida por la derecha y la familia Kast a brazo partido. Mi amigo sabe de eso.
Por su parte, la izquierda, formada por el PC y otras fuerzas del Frente Amplio han desconocido aportes notables de lo que la Concertación, especialmente y en la Nueva Mayoría hicieron para un Chile más justo. También mantuvieron un apoyo irresponsable e instaron movilizaciones violentas que se convirtieron en dañinas para las víctimas de la injusticia y que favorecieron la recuperación de la derecha.
Esa arrogancia, en parte típica de algunos jóvenes y por la otra, el desconocimiento consciente de los hechos históricos, los hace atacarnos por una supuesta transición pactada, entre cuatro paredes a espaldas del pueblo. Esta nueva clase política olvidó estudiar el pasado.
Los que arriesgamos nuestras vidas y nuestra libertad en dictadura, como Belisario Velasco, fuimos los que reconstruimos el tejido social chileno en los jóvenes, trabajadores, profesionales, en las poblaciones y en las calles. ¿La base de nuestro accionar? La más amplia unidad basada en los derechos humanos, la lucha pacífica y la resistencia civil al dictador.
Hicimos protestas multitudinarias y reuniones masivas, sin que hubiera una sola víctima entre los pequeños comerciantes, los bienes públicos que sirven a los más pobres ni en las fuerzas represivas, aunque sí, muchas de nuestro lado, tal como ahora.
Luego, reaccionaron los grandes líderes, cómo Patricio Aylwin, Renán Fuentealba, Gabriel Valdés, Clodomiro Almeyda, Aniceto Rodríguez, Enrique Silva Cimma y otros, conduciendo a la oposición a la inscripción en los registros electorales para derrotar al tirano en el No, en su propia cancha, pero con apoderados y franja electoral, que ganamos con las movilizaciones y el apoyo de países amigos.
Muchos del FA no nacían, pero el PC sí existía, con los cuadros de dirigentes actuales, entonces volcado a una lucha armada contra el especialista en armas, lo que no sólo favorecía el miedo a la democracia, sino que se negaba a la unidad por el NO. Afortunadamente, la presión de sus bases, como lo reconoció Luis Corvalán, el PC se sumó a la hora muy última. Y hace poco, qué triste espectáculo el del PC y partidos del FA al negarse a apoyar el acuerdo político de noviembre del 2019, con la excepción relevante de Gabriel Boric.
Se olvidaron que en 1989, el 92% de los ciudadanos concurrió a un plebiscito para apoyar las 54 reformas acordadas con la dictadura. Ignoran que el principal líder de ese movimiento (Patricio Aylwin) ganó las elecciones con más del 50% de los votos y entregó el mando a un sucesor obteniendo más votos aún (Eduardo Frei). ¿De que 4 paredes hablan? ¿De qué acuerdos a espaldas del pueblo nos acusan?
En estos días, los tribunales siguen enviando a la cárcel a los asesinos y torturadores de la época dictatorial, luego de juicios largos pero justos. ¿Dónde se afirman para acusarnos de pactar impunidad a cambio del poder?
Los que defienden la dictadura en Nicaragua, algunos que fueron militares en el Frente Sandinista, nada dijeron cuando Ortega pactó con los somocistas. Amnistía total para crímenes tan horribles como los de Pinochet, pero como era para acceder ellos al poder, siguen apoyando una dictadura familiar, al igual que Corea del Norte y Cuba, a la muerte de Fidel.
Yo entiendo la desconfianza de mi amigo Belisario y de otros camaradas, que constatan en las redes sociales o en contactos personales, que en esta coalición donde está Boric, hay sectores que nos ven con desprecio, y que parecen creer que la decisión de apoyarlos era casi obligatoria para nosotros. Me recuerda la posición de la UP que sólo buscaba nuestra división. Se lograron llevar una pequeña minoría, la Izquierda Cristiana, pero la DC, con ideas claras, líderes honorables logramos seguir existiendo, para después ser la oposición democrática a Allende y la fuerza que lideró la reconquista de la democracia durante la dictadura.
No hemos apoyado estas opciones por conveniencia partidaria ni ahora ni en 1970. Sólo tuvimos la madurez de examinar, primero, lo más relevante para Chile. Esperamos que, si el candidato Boric triunfa, no cometa los errores de entonces y su coalición madure.
Llamo a apoyar a Gabriel Boric, porque, aunque lidera una izquierda con errores, es distinta a de 1970. En esa época había partidos de izquierda que tenían la dictadura del proletariado como objetivo central y grupos armados con apoyo externo, para ganar hasta una guerra civil. Pinochet era uno de sus aliados militares, hasta que los traicionó.
Los DC, la primera fuerza de entonces en el Congreso, teníamos claro, al igual que analistas serios, que Allende tenía tres opciones: 1.- Avanzar en un programa de cambios democráticos, opción que tendría nuestro respaldo; 2.- Respaldar las fuerzas que estaban por la dictadura del proletariado o 3.- Mantener un gobierno sin optar. En los casos 2 y 3, su gobierno terminaría en un Golpe de Estado. Así consta en un documento de la JDC, redactado por un dirigente que llegó a ser ministro de Allende después.
Optamos por Allende porque la derecha estaba herida en sus intereses y buscaría derrocar a cualquier gobierno con el apoyo de la CIA. La derecha con la CIA apoyó un Golpe contra Eduardo Frei Montalva, en 1969, que fracasó por la unidad interna y el apoyo de países amigos. La izquierda, con vacilaciones, estuvieron con nuestro gobierno. Escogimos a Allende, para no fortalecer la vía armada de la izquierda y poder frenarla democráticamente. Los DC fuimos la oposición más madura y derrotamos a la UP en el mundo social. Intentamos durante 3 años evitar un golpe que estaba anunciado y que llegaría de todas maneras. La derecha tuvo éxito en 1973, pero la principal responsabilidad fue de la UP, cómo lo he descrito en libros y artículos.
Hoy la izquierda tiene posiciones equivocadas, pero no es un peligro para la democracia. Es un error abstenerse frente al peligro de una derecha fortalecida en el Congreso, por culpa de las debilidades de la DC, PS, PPD, PR, la conducta torpe del PC y los que alentaron y siguen alimentando actos violentos.
Estos sectores olvidaron una lección básica. «El miedo es la mejor anestesia para calmar los dolores de la injusticia». Tampoco me preocupa su mirada despreciativa. Me preocupa Chile y ellos, como nosotros somos pasajeros que debemos convertirnos en servidores.
Esta equivocación de mi amigo Belisario, me la explico, pero no la comparto. No me hace olvidar su valentía y testimonio en tiempos muy duros que los jóvenes del FA ni se imaginan. Firmó la declaración de los Trece DC a horas del Golpe, mantuvo la Radio Balmaceda como una bocanada de aire fresco en un medio corrompido por el horror, fue detenido, relegado, amenazado de muerte por los militares y se mantuvo firme en sus ideales.
Creo que no podemos vacilar en nuestra decisión de votar por Boric, ante el riesgo de una derecha fuerte en el Congreso, con apoyo empresarial y militar, debemos evitar que siga imponiendo un modelo injusto y usando la violencia para eliminar legítimas protestas pacíficas.
Hay que votar Boric, y, desde la oposición democrática, corregir sus excesos y errores.
Hay que cambiar de actitud en la DC para recuperar la confianza ciudadana y poder cumplir nuestro rol de oposición democrática. Hay que aprender de los errores que casi nos hacen desaparecer del mapa político. Nuestra doctrina está vigente. Más del 50% de los chilenos espera un mensaje distinto. Dejemos de lado las pequeñeces y a recuperar el cuerpo nacional y el alma popular de la DC.
Por Chile, a pesar de los gestos inamistosos, soberbios y algunas veces prepotentes, hay que votar por Boric, no abstenerse, ya que ello favorece a la derecha.
Ya nos encargaremos de los soberbios y prepotentes si no cambian, con una DC fortalecida.
En cambio, si no gana Boris, seremos todos Kastigados. Y Chile y los chilenos perderemos… (cambio21.cl).