Con voto favorable del diputado Jorge Saffirio, la Cámara de Diputados despachó al Senado el proyecto que termina con las llamadas publicitarias no consentidas, hecho que fue valorado por el propio parlamentario, quien resaltó la necesidad de resguardar la privacidad de los usuarios en su vida cotidiana.

La iniciativa además exige hacer identificable las llamadas telefónicas publicitarias, promociones y de cobranzas extra judiciales y establece multas de hasta 1000 unidades tributarias mensuales para las empresas que no cumplan la norma.

Según datos del Sernac, las quejas provenientes de usuarios molestos por las llamadas publicitarias no consentidas se ha multiplicado considerablemente en los últimos años. Así, de 2020 a 2023, se pasó de más de 84 mil solicitudes de ingresar al sistema de “no molestar” a más de un millón 200 mil. Y el número sigue creciendo, con un importante nivel de incumplimiento de las empresas respecto de la norma.

En su intervención en la sala, el diputado Saffirio afirmó que “esta iniciativa viene a regular las llamadas telefónicas que pueda recibir una persona en su número personal, estableciendo que para que una empresa pueda comunicarse con el usuario de un número de teléfonos, este último deba previamente haber consentido tal situación de manera expresa. Permitiendo que las comunicaciones entre las empresas y los usuarios sean realmente fluidas y en los términos acordados, y mejorando la calidad de vida de las personas que en muchos casos se merma con la constante invasión de llamadas a un número determinado”.

Saffirio aseguró que “hay ocasiones que, bajo la modalidad de reutilización de números de teléfono que tienen las compañías, muchas personas reciben insistentes llamadas de cobranza de deudas que no son propias y sobre sujetos que jamás han conocido, pero que, aunque indiquen que el número es incorrecto, esta situación no se detiene; haciendo muy engorroso el estar incluso los fines de semana con el teléfono encendido”.

Finalmente, el diputado Saffirio señaló que “en muchos casos, estas llamadas de compañías telefónicas o de televisión, en su afán por entregar los productos ofertados, insisten tanto a los usuarios que terminan por obtener un consentimiento en la suscripción de planes o servicios de manera casi coactiva. Situación que se da sobre todo en zonas rurales, donde estas empresas ofrecen servicios de telefonía o internet presionando y, en muchos casos, mintiendo a la persona que por su necesidad de comunicación, acepta este ofrecimiento y pasa de prepago a plan, lo que luego se transforma en decepción”.