Publicado por: Claudio Nuñez | martes 24 de enero de 2017 | Publicado a las: 16:44
Por Francisco Huenchumilla Jaramillo
Nuestro partido, en el actual espacio de la NM, debe tomar una serie de decisiones políticas en el marco de la próxima Junta Nacional a celebrarse el sábado 28 de este mes de enero del 2017.
En este escenario un grupo de camaradas ha lanzado un Manifiesto a las bases partidarias que abarca 3 aspectos, fundamentalmente tácticos, y 1 que es más bien estratégico:
2.-Las Primarias de la NM del 2 de julio.
3.-La primera vuelta presidencial
4.-El cumplimiento y el sentido del actual programa presidencial de la NM.
Para entender cabalmente el sentido de la proposición del manifiesto es necesario partir de ciertas bases de acuerdo que, hasta donde tengo conocimiento, nadie ha cuestionado ni ha solicitado su cambio por parte de la próxima Junta. Me refiero al acuerdo adoptado en la Junta anterior en orden a que a) La DC tendrá su candidato presidencial y b) y que nuestro domicilio político es una coalición de centroizquierda.
Si uno considera los temas a resolver con los 2 acuerdos ya adoptados por la Junta anterior me parece que las proposiciones del manifiesto introducen una discusión falsa y contradictoria que nos puede llevar a tomar decisiones equivocadas.
1.-Candidatura presidencial: el manifiesto estipula que sea la Junta que resuelva este tema y adelanta una proposición concreta al respecto como posibilidad, tomando como base el resultado de la reciente elección de la directiva nacional.
Sin perjuicio del respeto a las condiciones personales, en términos éticos y profesionales, convengamos que nunca en el proceso de la elección de la directiva nacional se planteó, como cuestión a decidir por las bases, que se estaba frente a una disyuntiva de naturaleza presidencial. Todos los integrantes de, a lo menos la lista A, supusimos que lo que estaba en cuestión era un acto eleccionario interno con vistas a la conducción partidaria, puesto que si hubiera tenido carácter con alcances presidenciales se tendría que haber producido un debate de ideas sobre los grandes temas del país, debate que, por lo demás, ni en este carácter ni en otro, nunca se produjo. Por lo tanto, no me parece que puede fundamentarse una proclamación presidencial en un proceso interno que tenía una naturaleza y objetivos diferentes.
Separar la elección del candidato o candidata presidencial de, a lo menos, los temas referidos a las primarias del 2 de julio o de la primera vuelta nos puede llevar a un salto al vacío en orden a que puede darse el escenario de elegir a alguien que piense distinto al resultado que puede arrojar el plebiscito propuesto. O sea podríamos tener a nuestro o nuestra líder pensando A respecto de las primarias y de la primera vuelta y a nuestras bases pensando B si el resultado del plebiscito va en esa dirección.¿ Cómo podríamos pedirle a nuestro o nuestra candidata presidencial que lidere un proceso en el cual él o ella no creen? Entonces, esta proposición requiere como mínimo que los potenciales candidatos o candidatas muestren sus cartas respecto de ambos puntos. Que yo sepa, solo Mariana ha sido explícita en esto. Más aún, pudiera darse el absurdo de que en esta Junta elijamos a una candidata o candidato que no sea partidaria de las primarias y que estime que debe irse a la primera vuelta ¿qué margen tendrían las bases partidarias, a que se refiere el manifiesto, de votar en el plebiscito contradiciendo a la persona de su líder?
Entonces, a mi juicio, caben dos posibilidades a) que todos los temas lo resuelva la Junta ,previa presentación del o los aspirantes presidenciales con las cartas sobre la mesa respecto de los temas propuestos y que los delegados sepan que piensa cada uno de sus aspirantes o b)que nuestro o nuestra candidata presidencial se elija en marzo en una consulta amplia abierta a los independientes, conociendo sus ideas y propuestas y paralelamente se plebisciten por la base partidaria los otros temas.
Ello permitiría un amplio debate respecto del Chile que queremos los democratacristianos, recorriendo el país y de cara a la ciudadanía.
Naturalmente que si solo hubiera uno o una sola postulante se procedería a su proclamación por el Tribunal Supremo.
Debo señalar que planteó esta disyuntiva solo para dejar de manifiesto la incoherencia del manifiesto en orden a separar cuestiones que son interdependientes y, sin perjuicio, de lo que plantearé en los otros puntos.
Tomar decisiones responsables supone una ética del discernimiento y ésta exige partir de la realidad y, a su vez, ésta nos dice que hoy la DC no tiene un liderazgo presidencial reconocido por el país, que marque en las encuestas y por ende sea fuerte y competitiva. Esa es la cruda realidad y frente a eso no podemos cerrar los ojos y caer en un subjetivismo y voluntarismo irresponsable. Eso no quiere decir que esa realidad no pueda ser revertida y por ende es perfectamente plausible que ese o esa candidata elegida pueda tener la oportunidad de cambiar ese escenario negativo por uno más promisorio que la haga más competitiva porque ¿qué sentido tendría que acordáramos participar en primarias o en primera vuelta con una candidatura de papel que no marque nada y comprometa por ende los resultados parlamentarios y de consejeros regionales?
Entonces, esa oportunidad es pertinente y posible políticamente. La pregunta es ¿cuánto deberá esperar el partido para ver si esa oportunidad da sus frutos y se transforma en un escenario positivo? La respuesta es : cuando los organismos competentes del partido, léase la Directiva y el Consejo Nacional, lleguen al convencimiento que ese escenario negativo no se revirtió y se están perjudicando los intereses del país y del partido. En ese momento político debería tomarse una decisión para buscar acuerdos políticos alternativos que resguardaran dichos intereses. Eso tiempos son políticos y no necesariamente de calendario; “in tempore opportuno” dirían los romanos.
2.-Primarias del 2 de julio. Reafirmemos que tenemos un acuerdo en Junta que nuestro domicilio es una coalición de centroizquierda. Pero esta es una definición estratégica respecto del Chile que queremos construir. Participar en primarias es una cuestión procedimental de orden tàctico.O sea el participar, en una coalición de centroizquierda, no nos obliga ni ética ni políticamente a los temas de procedimiento si, alguno de ellos, atenta contra nuestra propia sobrevivencia. Si vamos a participar en un proceso con “una crónica de una muerte anunciada “por no tener un candidato o candidata fuerte y competitiva, debe primar, en la relación con nuestros aliados, la comprensión de que lo importante es el acuerdo estratégico de conformar una coalición de centroizquierda y no se nos puede obligar, en virtud de ese “animus societatis “a infringirnos un autocastigo electoral.
Naturalmente que esto no nos impide, atendidas las circunstancias y las contingencias de nuestro o nuestra candidata a participar en las primarias buscando los respectivos acuerdos con otro candidato.-
En otras palabras para participar en las primarias del 2 de julio no solo es necesario sino que es un requisito indispensable contar con una candidatura presidencial fuerte y competitiva, de otra manera esta posibilidad no tiene viabilidad política porque nos lleva a una derrota segura, cuestión que nadie en el partido, con toda seguridad, desea.
De tal manera que, a mi juicio, la decisión de participar en las primarias, tomada ya sea por la Junta o en un plebiscito, debe llevar explícitamente la condición de la competitividad de la candidatura presidencial elegida; si ello no se lograra en los tiempos acordados, el Consejo Nacional debería quedar facultado para adoptar las medidas políticas que el interés del país y del partido lo requirieran.
3.-Primera vuelta. Esta hipótesis solo es posible bajo la premisa del acuerdo de una coalición de centroizquierda. No puede ser el sentido del camino propio que nunca ha estado formalmente en nuestros debates y al cual yo rechazo frontalmente por razones que no es del caso debatir ahora.
La hipotética posibilidad de ir directamente a la primera vuelta requiere, a mi juicio, de algunas condiciones: a) La reafirmación del “animus societatis” estratégico de una coalición de centro izquierda con nuestros aliados históricos, b) La certeza de que la participación en primera vuelta es solo una decisión táctica para reafirmar nuestras ideas y nuestra identidad, c) La concordancia con nuestros aliados históricos de una fórmula parlamentaria exitosa y d) la existencia de una candidatura DC fuerte y competitiva. Este es un requisito indispensable para que esta opción tenga viabilidad. Y esta competitividad debe manifestarse en el tiempo oportuno e indispensable como para que el partido pueda adoptar las decisiones pertinentes para participar de manera plena en todo el proceso electoral en su conjunto como son la presidencial, las parlamentarias y los consejeros regionales. Si estas condiciones no se dan, ir a primera vuelta significaría, lo más probable, un verdadero harakiri político.
4.-El cumplimiento y el sentido del programa presidencial de la NM.-
No quiero dejar pasar una afirmación que, de soslayo, hace el manifiesto respecto de la implementación, gestión, cumplimiento e interpretación del programa de la presidenta MB.
Digamos que en su historia larga nuestro partido ha transitado en la soledad, formando parte de gobiernos, en el camino propio durante el Gobierno del Presidente Frei Montalva atendidas las circunstancias históricas, y en coalición desde la dictadura hasta la fecha. Esta última coalición tiene números azules no obstante los déficits y errores que, como toda obra humana, hemos cometido.
Ahora el sentido de una coalición con la izquierda se aviene con la especial realidad de la historia de Chile-distinta a la que han vivido los camaradas alemanes por ejemplo-tendientes a construir una sociedad más justa de acuerdo con nuestra tradición y doctrina que nos sitúa en el marco de la persona, de la comunidad, de la solidaridad y por lo tanto pensando que hay un espacio más allá del mercado y del Estado. Sobre todo con el tipo de capitalismo que implantó la dictadura, en su versión neoliberal, basado en el individualismo, la competencia desenfrenada y donde todo se transa en el mercado, haciendo de la educación, la salud y la seguridad social una mercancía.
Digo esto porque la interpretación del programa de la NM se prestó por algunos de los nuestros para introducir algunas diferencias sustantivas con las necesarias reformas que el país necesita, bajo el argumento que el programa no había sido consensuado, reconociendo nuestro propio presidente de la época que ni siquiera lo había leído, cuestión, por lo demás, atribuible al conjunto de la dirigencia que firmó un verdadero contrato de adhesión con la entonces candidata presidencial.
Entonces, tengamos claro entre nosotros, que la posibilidad que se plantea hoy de ir a primera vuelta, no signifique un caballo de Troya, en orden a transitar hacia un camino propio que transforme esta discusión en una cuestión sustantiva respecto del tipo de reformas que se necesitan y del país que queremos construir conforme a nuestra historia, doctrina y tradición.
No soy miembro de la Junta por lo tanto no puedo asistir a ella. Estas ideas las hago a título personal y con el solo propósito de colocar elementos de juicio que contribuyan al debate.
Enero del 2017.