El lunes recién pasado los descendientes de don Juan Schleyer Brandt llegaron a la Moneda para hacer entrega a la Presidenta Michelle Bachelet de una carta en la que solicitan se concrete la construcción de un parque para Chillán en las tierras donadas para ese propósito por su visionario antepasado hace ya casi cien años.

El tiempo tiene sus bemoles. Para algunos, pasa lento, para otros, muy rápido. A veces, está a favor de uno, en otras, en contra. En relación al Parque Schleyer, esta dimensión de la existencia ha jugado el juego del gato con el ratón. Desde el año 1929, en que el Municipio recibió la onerosa donación de nueve hectáreas para un parque urbano, la familia Schleyer ha visto como el reloj jugaba con los minuteros para aturdir las mentes de los ingenuos que confiaban en la ética y principios de los que les representaban.
Pasaronn los años y ni un brote verde asomó en las tierras regaladas. En cambio, asomaron bosques enteros de decepción y melancolía en los familiares de Juan Schleyer e hijos. Año tras año, se echaba de menos el parque Schleyer, ese que según las escrituras, debía construirse en un plazo determinado, de lo contrario, las tierras debían devolverse a los herederos. Y, no debemos olvidar, que las tierras eran de exclusividad para un parque y exposiciones agroindustriales.
¿Qué veíamos los descendientes, asombrados de la osadía y poca vergüenza de los administradores de turno del Municipio? Las tierras fueron loteadas y vendidas a empleados del Municipio, a constructoras, a particulares, y últimamente, cedidas en comodato a políticos o familiares de ellos para proyectos culturales o sociales, incluida una cancha de cemento en la población El Esfuerzo para los que viven en la población Los Lagos.
Los descendientes de Juan Schleyer Brandt decidimos tomar el sartén por el mango. Era mucha la deshonra, demasiada la burla, y muy poca la vergüenza. Las excusas abundaban en los discursos, y las acciones permanecían invisibles a los resultados de las promesas y supuestas gestiones.
A conciencia de que a solas, los familiares lucharíamos con molinos de vientos, como había sucedido por décadas, esta vez, acudimos a personas que consideramos, están realmente focalizados en el bien de la ciudad y su gente. Es así que, generamos mayor conciencia apoyados por el diputado Carlos Abel Jarpa, el concejal Juan López Cruz y Herex Fuentes, presidente de Ñuble Región.
Se creó una solicitud a la presidente Bachelet para que considerara a Chillán dentro de las ciudades que se merecen un parque urbano y, otorgue los recursos para su construcción. Además, toda una campaña de sensibilizamos a los chillanejos para que despertaran del hechizo en que quedaron cautivos: “Chillán, la ciudad gris, rodeada de cemento”.
A la fecha, hemos alcanzado más de setecientas firmas, las que llevaremos el día lunes 06 de octubre a la oficina de partes de La Moneda. Antes, haremos una actividad en la Plaza de la Constitución para sensibilizar a los transeúntes santiaguinos sobre el mentado parque Schleyer.
Algunos familiares y partidarios de esta noble acción iremos con la camiseta del parque y portaremos pancartas y un lienzo alusivo a nuestra campaña.
Es de suma importancia dar a conocer esta actividad a toda la comunidad de Ñuble, puesto que, le compete en lo más esencial de la vida de su gente. Se trata del Parque Schleyer, una deuda histórica que la ciudad le debe a la familia Schleyer, pero más que a ellos, a todas las familias que viven en una de las ciudades más contaminadas de Latinoamérica y de Chile. Y Chillán no puede seguir siendo indiferente a esto. Menos el Municipio y quienes le administran.
Todo Chillán debe unirse a este sueño, para que se pronto una realidad tangible, compartida por todos y que les brinde bienestar y salud a todos los que puedan disfrutarlo: un parque en la ciudad, antes de que sigan llenándola de construcciones de cemento, plazoletas de cemento, jardineras de cemento.
FIRMEN CARTA A PRESIDENTE BACHELET en www.parquejuanschleyer.cl