Publicado por: Claudio Nuñez | domingo 19 de junio de 2022 | Publicado a las: 00:44
Un estudio elaborado por el Observatorio de Ciudadanía, Convivencia y Bienestar Escolar (OCCBE) de la Universidad de La Frontera analizó la escolaridad de los últimos 30 años para La Araucanía y el país, con el objetivo de evaluar los avances de la región en este indicador y su comparativa con la evolución que ha mostrado el país en su conjunto, revisando la posición relativa y los desafíos a nivel regional que presenta La Araucanía.
La escolaridad es un indicador relevante a nivel país e impacta de manera directa en la vida de las familias, sus proyectos a futuro y en su bienestar. Asimismo, la escolaridad (junto a la asistencia escolar y el rezago escolar) conforman la dimensión educación en cuanto al indicador de pobreza multidimensional. El indicador de escolaridad mide los años de estudio de las personas de 15 años o más.
En este sentido, la última Encuesta de Caracterización Socioeconómica Nacional (CASEN 2020), reportó que la escolaridad promedio de la población en Chile llegó a 11,7 años, registrando un aumento de 0,5 años respecto al año 2017. Desde una mirada más amplia, Chile ha destacado por el avance en materia educacional con relación a los países latinoamericanos. No obstante, cuando ponemos el foco de análisis en lo que sucede al interior de las regiones de nuestro país, los hallazgos no son positivos.
El Mg. Patricio Ramírez, Coordinador del Observatorio Económico y Social de La Araucanía (OES) y participante en el estudio, indica que, en la región de La Araucanía, la escolaridad promedio para 2020 se ubicó en 10,6 años, mostrando un aumento de 0,4 años con relación a la medición anterior. La mirada en el contexto nacional nos indica que la escolaridad de La Araucanía se ubicó en el lugar 14 entre las 16 regiones del país, siendo la tercera región con menor escolaridad promedio del país. Esto ya evidencia un importante rezago en los años de escolaridad de La Araucanía con relación al resto de las regiones y al promedio país.
Al realizar una mirada longitudinal a través de un ranking regional, desde la CASEN de 1990 hasta 2020, se observa que la escolaridad promedio de los habitantes de la región se ha ubicado típicamente en los últimos 3-4 lugares, posicionando históricamente a La Araucanía entre las regiones de menor escolaridad del país. Este rezago se ha mantenido por al menos los últimos 30 años.
¿En todo este tiempo, ha habido alguna mejora? Sí, entre 1990 y 2020 La Araucanía aumentó su escolaridad en 2,8 años (versus el país que registró un incremento de 2,6 años), no obstante, esta mejora no ha sido suficiente para que La Araucanía avance en su posición relativa entre las regiones de Chile. Lo anterior denota un problema más bien estructural en los niveles de escolaridad de la región apunta Ramírez.
En este contexto, la Dra. Mónica Bravo Sanzana señala que la investigación educativa desde hace varias décadas, ha evidenciado que entre los principales factores que explican que las personas no finalicen su escolaridad se encuentran factores estructurales externos a la escuela como el nivel de ingresos de la familia, el género, la responsabilidad parental y la escolaridad de los padres. Y factores estructurales internos a la escuela, es decir,cuando se analizan aspectos vinculados a lo que sucede al interior de las escuelas, la investigación muestra que, entre los factores más importantes se encuentran el ambiente escolar negativo, inseguridad asociada a la violencia escolar y procesos de enseñanza-aprendizaje poco inclusivos y poco participativos, todo lo cual redunda en indicadores de bienestar bajos que reportan los diferentes actores de la comunidad escolar (estudiantes, profesores, personal general y familia).
Sumado a lo anterior, debemos considerar que la pandemia ha generado diferentes y profundos efectos en el sistema escolar. Uno de ellos está relacionado con la deserción escolar de miles de niños, niñas y adolescentes. En esta perspectiva, el Ministerio de Educación en 2020 señaló que habían más de 186 mil menores y jóvenes (entre 5 y 21 años) que abandonaron el sistema escolar. En 2021 el ministerio reportó que 39.498 niños, niñas y jóvenes no se habían matriculado en ningún establecimiento. Esta situación representa claramente una amenaza de deserción escolar y, con ello, un efecto negativo en la escolaridad.
Finalmente, Bravo y Ramírez concluyen que desde una mirada económica y social, el hecho que la región presente una baja escolaridad se asocia a un bajo capital humano, es decir, que las personas posean un bajo nivel de desarrollo en competencias, lo que tiene implicancias en su inserción laboral (acceso a encontrar trabajo) y condiciones de trabajo precarias, con una seguridad social también frágil. Lo anterior ha mostrado sus implicancias negativas en los niveles de bienestar y felicidad de las personas. Ante este panorama, queda clara evidencia de que la baja escolaridad presente en La Araucanía es un obstáculo a su desarrollo. Es necesario avanzar con urgencia en políticas económico-sociales que releven la educación como la vía al desarrollo del bienestar social.