Publicado por: Claudio Nuñez | lunes 25 de mayo de 2020 | Publicado a las: 15:40
La angustia y esperanza del número 18
Por JORGE AGUIRRE HREPIC
Consultor en Inseguridad
CRIMINALISTA-CRIMINOLOGO
Para la mayoría de los chilenos, el dieciocho (18), es un guarismo, que tiene significado de alegría, fiesta, aguinaldo, asueto, feriado, comer y tomar licor hasta mas no poder, viajar a otras ciudades, encontrarse con parientes, pelear a combos, dar “jugo”, como dicen los jóvenes, bailar más cumbia que cueca, comer empanadas y anticuchos y confundir la chicha, con el vino y las piscolas. Es decir vivir en la “impostura”, financiada en lo posible por un tercero, durante tres a cinco días. Caso único en el mundo.
Todo, ocurre en el mes de septiembre de cada año, donde se construyen “ramadas”, en ciudades y zonas rurales, y la mayoría de las autoridades, para estar vigente, bailan cuasi cueca, para ser observados por el venerable pueblo, que aprovecha la oportunidad de codearse con todos, para asumir psicológicamente, que en la tarima de cholguan con aserrín, somos todos “iguales”, como lo dice la impugnada y cuestionada Constitución política, en el marco de pan y circo, faltan solo las fieras, ya que los gladiadores, gracias al “copete” (licor), sobran. Total, la independencia de Chile, bien lo vale.
Sin embargo, antes de llegar a septiembre, debemos considerar, que hubo, otro día “18”, esta vez de octubre de 2019, donde se concretó una indiscutible sublevación popular, digna de una película de Spielberg, donde la producción de tramoya, aporto todo tipo de insumos, mas allá de la ficción.
Aún se desconoce el protagonista principal de este film, ya que no aparece en los créditos formales, pero los actores secundarios abundan, incluso sin contrato como tal, todo sea por el rating.
Esta demás, relatar los diferentes hechos ocurridos, ya que el muro de los lamentos, está muy lejos de nuestro país, lo importante es buscar y lograr la solución para que esto no vuelva a suceder, ni siquiera con la velada sombra, de que se necesita un movimiento social, para cambiarlo todo.
En este contexto, cual cancha de obstáculos, y después de varios meses de estado de excepción constitucional por la pandemia del mentado “Corona virus”, llegamos al otro “18” pero esta vez del mes de mayo, es decir a los 6 meses, como si fuera el término de un semestre lectivo, se rindió el examen de efectuar otro “espontaneo”, esfuerzo social, generando desorden comprimido en determinadas calles de una determinada comuna, denominada “El Bosque”, en la región metropolitana.
El objetivo principal, demostrar al mundo a través de los medios de comunicación social, que la “Hambruna”, había llegado a chile y como dijo un “agitador profesional”, en plena refriega callejera, la locación cambio de la plaza de la dignidad a las calles de la dignidad, agregando académicamente “esta wea no la para nadien”.
Como na hay adversario pequeño, ni descolgado sin recursos logísticos, este personaje, identificado por las redes sociales, como Eduardo Leiva Atero, quien primero nos conmovió por la muerte de un sobrino ligado al narcotráfico en la frontera con Bolivia, luego lo vimos enarbolando banderas del “FPMR”, y por supuesto jactándose públicamente con alcalde y parlamentaria del Partido Comunista de Chile, en actual vigencia.
Las amistades nunca deben ser cuestionables, ni los familiares tampoco, pero las acciones premeditadas e incivilidades ejecutadas, más la comparsa que lo acompañaban, demostrarían un vaso comunicante, entre “drogas, política y movimiento de masas”, al más puro estilo de personajes de la esfera mediática de los míticos cárteles mexicanos y colombianos, al manipular a ciudadanos carenciados, que participen en base a sus necesidades insatisfechas, generando una suerte de protección popular encubierta de las otras bondades de las drogas de abuso. Su majestad el dinero.
Si no es así, quien financia el combustible para las molotov, neumáticos, traslado, colaciones, lienzos, etc.
Quien moviliza personas de una comuna a otra y en cuarentena sanitaria, quien paga teléfonos, y otros gastos logísticos.
Los objetivos están claros, pero cuál es la real meta de todo esto.
A estas alturas, da lo mismo si quieren bajar al presidente de la republica bajo cualquier método, pero no da los mismo, lo que están haciendo con Chile, ya que este mismo sujeto y otros utilizan la nueva versión de la bandera “Mapuche”, instrumentalizando otro movimiento, que no tiene, dogmáticamente nada que ver, por lo que abusan de los símbolos y tratan de demostrar que están todos de acuerdo en este desorden popular.
Si fuera así, estaríamos en presencia del “Etnonarcoterrorismo”, triangulo de sinuosas formas de expresión violenta, escindidas de la discusión política y por ende del camino lógico y democrático para arribar a una solución que vele por el bienestar de toda la población y no de algunos pocos.
Hay que deducir, que el detonador de esto, fue la difusión presidencial, dotado de buena intención más que de gestión de ejecución, de comprar y distribuir “millones de canastas familiares”, y como pasaron los minutos, los agitadores y activistas de siempre, visionaron la amenaza gubernamental y había que ganar el quien vive. Así de simple.
El atrofiado Estado, que le faltan horas en el día para satisfacer tanta demanda, no visualizó convenientemente, el nocivo efecto que vendría, quedando una vez más, a merced de la inoperancia política, y teniendo que recurrir por enésima vez, a Carabineros para que en la medida de lo posible y tirando agua, pero no mojando a nadie, pudiera convencer a los “humanos con derechos” que rompen todo, para que dejaran de protestar y volvieran a sus casas.
Es decir, la gente con hambre, que sacaba energía, solo del alimento ideológico, cual maná bíblico, pudiera enfrentar a los perversos represores de siempre, de los cuales muchos de ellos, nacieron en esas mismas poblaciones. Nada más alejado de la realidad, o no?
Para que, vamos a decir, que ojalá, la compra de alimentos para canastas familiares por parte del Estado, no se convierta en la trampa comercial, que siendo un lucrativo negocio para algunos, afecte finalmente a la mayoría con el alza de precios de los productos básicos de consumo masivo.
Para ordenar las ideas, para clarificar lo ocurrido y darle consistencia plausible, a todos los hechos, se concluye que algo está pasando, en algo hemos como fallado como sociedad, ya que pareciera que nadie está contento con nada. Cada uno vive egoístamente su realidad, sin empatizar con el destino de esta Patria, llego el momento de cambiar paradigmas ya que si algo ha enseñado esta pandemia, es que los individualismos no van a dar una solución ni a ella misma, ni a los problemas de la sociedad.
Ergo, solo resta, -conforme a los resultados-, abordar seriamente una “Reestructuración” de la vida de los chilenos, pasando por modificar Educación, salud, sistemas de pensiones, administraciones comunales, servicios públicos, y otros, para que efectivamente, se logre la paz social, y la efectiva participación de todos en los beneficios que trae el crecimiento del país, coronado con tranquilidad y seguridad, el diario vivir.
En síntesis, el día 18, ha sido instrumentalizado con fines espurios, ya que algunos estarán pensando que hacer el 18 de junio, otros trataran de forzar esta dinámica, hasta concretar un escenario propicio para afectar las fiestas patrias, próxima actividad natural que reúne a pesar de las diferencias étnicas, religiosas, políticas, sociales y humanas, a todo un país.
Este escenario, es de alto riesgo, en el sentido de involucrar y confundir a todos en un supuesta manifestación espontánea de descontento, que puede acabar con un quiebre institucional, de no estar preparados. Sobraran las explicaciones.