Publicado por: Claudio Nuñez | sábado 26 de octubre de 2019 | Publicado a las: 11:07
Muchas veces, la transmisión en vivo indicando la ubicación de la masa humana, era una virtual propaganda a los eventos y permitía que la gente fuera a esos lugares. Para qué decir, cuando aparecía una cámara de filmación, lo protagonistas cual actores de cine comenzaban a realizar todo tipo de maniobras para atraer la atención y quedar registrados.
Otro error o debilidad garrafal, pero tal vez con un nuevo criterio para evitar un mal mayor, fue la forma como se ejecutó y materializó el Toque de Queda, donde la gente, lisa y llanamente, no lo respetó.
Jorge Aguirre
Es imposible soslayar el protagonismo de los medios de comunicación radial, televisivo y escrito, además de los reporteros part time, que transmiten todos los eventos conforme a sus editoriales, visiones particulares y preparación de los panelistas, tendencias políticas, afinidades, experiencias anteriores y dependiendo de la edad, evocan remembranzas del pasado respecto del gobierno militar o dictadura, como quieran.
Muchas veces, la transmisión en vivo indicando la ubicación de la masa humana, era una virtual propaganda a los eventos y permitía que la gente fuera a esos lugares. Para qué decir, cuando aparecía una cámara de filmación, lo protagonistas cual actores de cine comenzaban a realizar todo tipo de maniobras para atraer la atención y quedar registrados.
La vergüenza más grande, era cuando un periodista entrevistaba en vivo a determinadas personas, donde la mayoría, se expresaba en un mal vocabulario, mal castellano chilensis, y era incapaz de expresar el motivo de su participación.
Con gritos chillones, con rabia pulmonar, emitían comentarios inexactos, y de repente un sujeto cualquiera con un ojo a la cámara y otro ojo a un militar, de no más de 25 años, lo acusaba de “milico asesino y torturador, golpista y violador de derechos humanos del 73” (no pocos casos), ignorando, que para efectos prácticos, ese militar había nacido durante el gobierno de Eduardo Frei, es decir segundo gobierno de la Concertación.
El pueblo debe entender, que en las instituciones armadas, policiales y de Gendarmería de Chile, no queda ningún funcionario que haya participado en el Golpe o Pronunciamiento de 1973, pero como no hay cultura cívica no saben, que las fuerzas militares actuales, son de vocación democrática y quedó demostrado cabalmente con la reacción ante la turba, donde hicieron lo que quisieron, con absoluta impunidad.
Los medios de comunicación, cual CNN en Bagdad, en la guerra del Golfo, transmitieron minuto a minuto, los acontecimientos, informando o desinformando, acelerando procesos o retardándolos, pero no fueron imparciales del todo, especialmente en los matinales, donde sin tregua, hablaban de todo, sin investigar ni luego aclarar los errores. Cada cual, seguro hará su propio juicio moral, de reproche.
123 …. Momia…
Lejos de la ironía, este juego infantil donde se enuncia la frase “123…. Momia es” y nadie que esté caminando o corriendo, puede seguir avanzando.
En términos prácticos, eso es el denominado “Toque de Queda”, que de siempre, se ordenaba mediante un bando, que es la forma como se ejercita el poder en los estados de excepción y consiste en quedar restringido el desplazamiento de personas y vehículos en un periodo de tiempo y en un sector territorial delimitado, donde se restringe el ingreso y salida del lugar señalado.
Asimismo, para poder desplazarse se debe solicitar ante la autoridad competente un “salvoconducto”, que permite el desplazamiento controlado.
Otro error o debilidad garrafal, pero tal vez con un nuevo criterio para evitar un mal mayor, fue la forma como se ejecutó y materializó el Toque de Queda, donde la gente, lisa y llanamente, no lo respetó.
Es más, la gente procedió a desafiar a las fuerzas encargadas de hacer cumplir la ley, con gestos, ademanes, gritos, insultos, daños a la propiedad, robos y golpes.
Este acto inédito, da para reflexionar, ya que sin duda primó, la cordura de las fuerzas, en forma general, salvo excepciones, que constituyen minoría, por cierto.