Publicado por: DiarioTiempo21 | domingo 24 de noviembre de 2024 | Publicado a las: 21:32
La inmigración en Irlanda se enfrenta a una crisis significativa, impulsada por diversos factores, como el aumento de solicitudes de asilo y las limitaciones en recursos para alojamiento.
El jefe de la Oficina Nacional de Inmigración de la Garda, Aidan Minnock, destacó el incremento en cruces ilegales desde Irlanda del Norte, atribuyendo parte del fenómeno a las políticas más restrictivas del Reino Unido tras el Brexit, como la amenaza de deportación a Ruanda.
Desde enero, más de 200 personas han sido devueltas al Reino Unido tras controles fronterizos, aunque este número representa solo una fracción de quienes cruzan clandestinamente.
La capacidad de Irlanda para acoger a solicitantes de asilo está al límite. El sistema de recepción de refugiados se ha cuadruplicado en tres años, con más de 32.000 personas bajo el cuidado estatal, además de 100.000 ucranianos que han recibido refugio tras la invasión rusa.
Sin embargo, la crónica escasez de viviendas en Irlanda, agravada por décadas de falta de construcción, ha llevado a soluciones improvisadas como campamentos de tiendas de campaña. Esto ha generado tensiones en comunidades rurales, como Dundrum, donde los residentes temen que la llegada masiva de solicitantes de asilo desequilibre su entorno y afecte recursos como vivienda, salud y educación.
En medio de estas tensiones, algunas comunidades han mostrado apoyo, mientras que otros grupos organizan protestas motivadas por preocupaciones legítimas, pero también alimentadas por discursos extremistas en línea. Las autoridades irlandesas, por su parte, buscan equilibrar la integración de refugiados con las demandas de los residentes locales, endureciendo algunas políticas migratorias, como la introducción de visados para sudafricanos y el recorte de beneficios para solicitantes ucranianos.
A pesar de las tensiones, el populismo de extrema derecha no ha ganado un apoyo significativo en Irlanda, aunque las autoridades reconocen la necesidad de mejorar la comunicación con las comunidades y dotarlas de los recursos necesarios para gestionar la llegada de refugiados.
Este contexto refleja los desafíos globales de la migración, marcados por la inestabilidad y el conflicto en países de origen, y subraya la necesidad de políticas más inclusivas y sostenibles.