Publicado por: Claudio Nuñez | domingo 23 de enero de 2022 | Publicado a las: 09:59
“En síntesis, (las dos personas asesinadas y un trabajador herido esta semana) son las nuevas “víctimas ideales”, personas desarmadas, de condición trabajadora, que no portan armas para defenderse, primero porque son civiles de bien, personas que laboran y cumplen con su servicio a la patria de otra forma y muy necesaria, como es en el área de producción y servicios”.
Escribe: Jorge A. Aguirre Hrepic, Profesor de Estado, consultor en Inseguridad, Criminalista-Criminólogo.
Cuando hace mucho tiempo se perdió la capacidad de asombro y se empieza normalizar las inconductas, es que algo no anda muy bien que digamos.
Eso está ocurriendo en Chile desde hace décadas y parece que a nadie le importa, especialmente cuando las estadísticas camuflan todo y las noticias nefastas no aparecen en los matinales de le república.
La victimología es una disciplina científica, que estudia y analiza las causas y efectos del por qué una persona o grupos de personas son blancos de acciones delictivas de diversa índole, asociándolas a una clasificación tipológica establecida en base a parámetros de medición conforme a la relación como afectados por un delito.
De ahí surge la víctima provocadora, víctima consentidora, víctima facilitadora, víctima tan culpable como el criminal hasta llegar a la víctima ideal, que es la que contiene todos los elementos para que le ocurran las cosas más increíbles y fáciles de acontecer, como son generalmente los menores de edad y de la tercera edad, por razones obvias.
Lo que rompe toda regla, son las condiciones de territorialidad, tiempo, espacio y ocasión.
En este sentido, la clasificación puede mutar y ampliarse el concepto más allá de lo meramente teórico.
Esto ocurre y a diario en La Araucanía, donde un grupo de personas han sufrido, sufren y seguirán sufriendo un flagelo denominado “terrorismo”, donde no hay remedio visible para esta suerte de pandemia que afecta a miles de personas. Sea por la vía directa o indirecta.
Nos referimos a las víctimas de lo que el Estado califica como “violencia rural”, así de simple, porque es más fácil, barato y lleva a bajarle el perfil a esta situación sin control.
El reciente martes 18 fueron asesinados en Cañete el trabajador forestal César Millahual, mientras trabajaba, por un impacto balístico que ingreso por su espalda y salió por el tórax, ósea una herida transfixiante, como resultado de la acción homicida de diez encapuchados que, en horas de la mañana, ingresaron a un predio forestal y luego se dieron a la fuga.
En horas de la tarde del mismo día, esta vez cerca de Angol, mientras conducía su camioneta el parcelero y dirigente social Joel Ovalle, miembro de las juntas de vigilancia y desarrollo, fue seguido por otro vehículo, desde donde individuos le dispararon en seis oportunidades impactándolo en la cabeza, por lo que falleció también.
Como si fuera poco, al día siguiente, en el sector de Lumaco, atacaron a un camionero identificado como Mauro Aguilar y lo dejaron herido, también por proyectil balístico.
En síntesis, estas son las nuevas “víctimas ideales”, personas desarmadas, de condición trabajadora, que no portan armas para defenderse, primero porque son civiles de bien, personas que laboran y cumplen con su servicio a la patria de otra forma y muy necesaria, como es en el área de producción y servicios.
Al observar los resultados, muy lamentables, por cierto, no deja de molestar es escaso interés de las autoridades, medios de comunicación y porque no decirlo de la ciudadanía que en esta fecha se encuentra de vacaciones.
Por la muerte de estas víctimas ideales, no hubo marchas, protestas, quema de ciudades, escándalo televisivo ni guardia de honor, para que decir de salvas al viento.
Solo han pasado a engrosar las filas silentes de cientos de víctimas del mal denominado “conflicto indígena o mapuche”, bueno para los que creen que esto existe, ya que el regimiento de incrédulos tiene exceso de dotación.
La sensación de impotencia parece que se perdió, de la rabia ni hablar, la verdad ya no habita en la región y la justicia aún se hace esperar como novia antes de su matrimonio.
El gran efecto y novedoso, porque así fue, es la reacción del jefe de la Fuerza de la Defensa Nacional en La Araucanía, general de Brigada Felipe Cuéllar, quien se refirió en una conferencia de prensa sobre el tema, señalando a grandes rasgos que las fuerzas armadas no son como las policías, que no usan munición a fogueo y sentencia que los cobardes atacan a civiles desarmados y que es mejor que se enfrenten al ejército de Chile. Así de claro.
Estas palabras causaron todo tipo de reacciones, lo que es inevitable, ya que ninguno de los anteriores jefes de fuerzas lo habían dicho públicamente.
Para algunos fue valiente, para otros irresponsable y algunos lo tildaron de sedicioso e incitador a la violencia, pero esos mismos, no condenan los graves delitos donde murieron personas a todas luces inocentes, previamente.
Quien fue más lejos, es el líder histórico y representante internacional de la temática mapuche, Aucán Huilcaman, quien sostuvo que el ejército debe dejar sus cuarteles en La Araucanía y sus generales pedir perdón, por la pacificación de la misma, hace más de cien años.
Para estos efectos, estos comentarios no resisten análisis, ya que hay que profundizar sobre las verdaderas causas de los conflictos y esta no es la ocasión.
Cada uno tiene derecho a pensar y expresar lo que quiera mientras sea con respeto y alturas de miras.
La respuesta principal, aun no aparece, ni de la Moneda grande ni la Moneda chica, a excepción, cuando de esta última, su líder natural, señaló que no extenderá el estado de excepción constitucional en la macro zona sur.
Hay que dejar de jugar al gato y al ratón, y talvez involucrar a un perro en este juego, para que se adopten soluciones reales que lleven a prevenir de forma urgente estos delitos graves que ocurren al igual que otros, prácticamente todos los días.
Demasiada verborrea nos desprestigia como país más aún de lo que estamos. Hoy por hoy, hasta las repúblicas bananeras se molestan cuando nos comparamos con ellos.
La esperanza que puede ser el Congreso Nacional, no da luces de acuerdos para enfrentar esta problemática, veremos qué pasa cuando haya que ampliar el plazo de este estado de excepción.
Como sea, ciudadanos del Chile olvidado que es la macro zona, avocarse sólo a preocuparse de no ser “víctimas ideales”, ya que mañana puedo ser yo o Ud. y será muy tarde para ocuparse de este conflicto.